Capítulo 36

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Mis mejilas se tornaron rojas, mientras mí mirada estaba quieta en ella, esperando su reacción, la cual, estaba segura sería la peor. Se agachó rápidamente, dándome vista de sus senos, y tomó la ropa que se había quitado. Volvió a mirarme, y se volteó, para luego caminar hacia la puerta de su habitación y salir.

Bien. Soy una estúpida.

-Eres una estúpida. -dijo Salma, como si hubiese leído mis pensamientos.

La miré.

-Ya lo sé. -contesté.

-Maravilloso. -asintió. -Ahora quedaremos cómo unas enfermas lesbianas delante de todo el colegio ¿ acaso crees que Ana no se lo dirá a todo el mundo? -susurró, miró por un lado y luego suspiró. -Ya no está. -dio un paso adelante, y cerró la cortina. -Uf, está tan buena.

-¿Qué has dicho?-pregunté molesta.

-Que esto no es bueno. -se alejó, y prendió la luz. -Estás enferma. -se tiró a la cama cruzando las piernas.

Abrí mi boca para responder, pero el timbre me interrumpió.

-Es Ana. -hablé nerviosa.

-Sí algo Alejandra... yo no estoy. se levantó de la cama, corrió al baño y cerró la puerta.

Fruncí el ceño, y caminé hacia la puerta, pensando en que explicación le iba a dar a Ana. Ninguna me parecía lógica, o creíble. Es que en definitivas cuentas ella sabía que yo la estaba espiando.

Abrí la puerta, y la vi parada en frente, tenía los brazos cruzados.

-E..Y...Yo..Pued....tartamudeé. -H-Hola. -dije al fin.

Me miró por un momento, me observaba de pies a cabeza sin decir una sola palabra.

-¿Puedo pasar? -preguntó, luego de unos segundos.

-A-Adelante. -me hice a un lado para darle paso a mi habitación.

Entró por completó, y se volteó para mirarme. Cerré la puerta, y llevé mis manos atrás de mi espalda.

-¿Te gustó lo que viste?-preguntó curiosa.

Mi mirada fue a Ana rápidamente, mis mejillas seguían rojas y no sabía que decir.

Rápidamente a mi cabeza vinieron esas imágenes que había presenciado minutos atrás, acompañadas de ideas eróticas, que no sabía de dónde venían o cómo podía imaginarme semejantes cosas.Solo una palabra podría definirme en ese momento: Pervertida.

-Y.. Yo... Bu-Bue... Bueno, tu... tu sab... bes que e.. eres... i.. irre... irresistible. -estaba tartamudeando más de lo normal.

Mordió su labio inferior, haciéndome desear que no lo hubiera hecho.Sus actitudes me confundían bastante. No sabía ni lo que quería, ni lo que pensaba.

-Rayos Ale, eso es tan excitante. -exclamó, caminando hacia mí.

-Ah, ¿si? -pregunté sorprendida.

-Sí, y tú también lo eres. -se detuvo, antes que pudiera besarme o hacer algo que implicara tocarme.

Pareció insegura por un instante.

-¿Puedo besarte?pregunto en un susurró.

La miré por un momento. Yo también quería besarla y tocarla.

Lo de Lucy vino a mi cabeza, pero el deseo que sentía hacia ella, podía ganarle a cualquier cosa. Ya no podía soportar más tiempo metida en esta situación. La perdonaría, y ya está.

-N-No tienes que preguntarlo. -mi tartamudees seguía presente.

Sonrió y se abalanzó sobre mí, colocando sus brazos alrededor de mi cuello, mientras sus labios presionaban contra los míos.

La había extrañado.

La apreté con mis brazos fuertemente contra mí, olvidándome de que podía sentir mi desespero y pensar lo peor. Tal vez no lo había notado,o tal vez sí.

El beso se tornó apasionado, su lengua entró en mi boca y acarició la mía lentamente. Y sin saber cómo, ya nos encontrábamos sobre mi cama, yo apoyando mis brazos sobre esta para poder besarla más.

(Wey la Salma viendo el espectáculo de su vida 👁👄👁 🍟)

Dejó mis labios para tomar respiración, y me miró a los ojos, en su rostro había una sonrisa traviesa.

Bajó sus manos por mi cuerpo acariciándolo, hasta llegar a mis shorts para desabrochar el botón de este. Lo quitó, y bajó el cierre rápidamente.

-Alejandra -me miró. -¿Pensaste en mí en los últimos días? -preguntó,metiendo las manos por debajo de mi suelta blusa y acariciando mis pechos por arriba del sostén.

-Si, siempre lo hago. -confesé sin aliento.

Mordió su labio, y metió una de sus manos adentro de mi braga, para empezar a estimular mi clítoris. Gemí.

Ana se puso entre mis piernas, y bajó mi ropa interior lentamente.

-Te prometí hace unos días que iba a hacerlo. -susurró.

La miré con el ceño fruncido.

-Oh...recordé. -La vez pasada me dijiste que no. -susurré nerviosa.

-Pero ahora quiero hacerlo. -me miró seductoramente, seguía acariciando mi centro.

-A mí... no me molestaría que lo hicie...-.paré de hablar en seco

Cuando recordé que Salma estaba en el baño.

Miré rápidamente hacía este, y vi la puerta medio abierta, pude ver a Salma espiándonos.

Maldita lesbiana loca.

Oh por dios, tenía las bragas abajo. Y Ana estaba entre mis piernas apunto de...

Mierda.

Enamorada De Mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora