Capítulo 48

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La abracé.

La abracé con fuerza. No quería soltarla. Quería sentirla.

Me había dado cuenta de que estaba locamente enamorada de ella. Nunca, jamás me había enamorado de alguien y por eso fue tan difícil distingir mis sentimientos. Pero ahora lo sabía, y no estaba dispuesta a dejarla ir. No quería verla con otra chica o chico que no fuese yo. Era mía.

-¿Me amas? -preguntó, sosteniendo mi cintura con fuerza.

Encontré su mirada, y sonreí.

-Sí, te amo, te amo y te amo. -susurré.

Ella sonrió ampliamente.

-Eso significa que me has perdonado? -preguntó.

-Sí, pero antes que nada, ¿me perdonas tú a mí? -pregunté, aun teniendo presente la apuesta de la que Alejandra no sabía

-No tengo nada que perdonarte. -negó

Miré hacia otro lado, necesitaba ver a Verónica, pero ella estaba hablando con unas amigas, se veía bastante concentrada.

-Vámonos de aquí. -propuse.

Asintió sin decir nada, y me tomó de la mano. Caminamos hacia la puerta, y salimos. Al parecer nadie se dio cuenta.

-iHacia dónde vamos? -preguntó Alejandra.

La miré. Estaba haciendo un frío aterrador.

-¿Quieres ir a comer? -preguntó.

-Mmm, Ilévame a dónde tú quieras. -susurré.

Se quedó mirándome por un momento. No había dejado su timidez.Pero rayos, se veía condenadamente sexy.

-peque! le reclamé, cuando se había quedado perdida en sus pensamientos.

-Es que... -dudó. -No lo sé.

-Ah, ¿no?

-¿Y qué tal que no te guste?

-Deja de pensar eso y llévame a dónde tú quieras.

-V-Vale. -asintió, y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.

La miré y sonreí.

Me sentía feliz.

Caminamos por la calle, Alejandra no hablaba en lo absoluto,simplemente me miraba y sonreía.

Paramos en un semáforo,y esperamos a que la luz cambiara de color. Estábamos al frente de un hotel cinco estrellas. Cruzamos la calle cuando el semáforo cambió de colo, y nos acercamos a aquel hotel.

Ya sabía lo que Alejandra quería.

Antes de entrar, Ale se detuvo y me miró con timidez. Se pasó la mano por el cabello, y dudó para hablar.

-Quieres entrar? -pregunté.

-Qué? Yo.. -miró hacia otro lugar. -Estamos aquí porque pensé que sería más fácil tomar un taxi desde este lugar. -tragó saliva.

-i Alejandra! -le di un golpecito en el pecho y me acerqué un poco. -Yo también quiero. -susurré.

Me miró inmediatamente.

-Ah... ¿Sí?

Asentí.

Sin dudar ni un solo segundo, volvió a caminar y entramos al hotel.Nos acercamos a la recepción, y Alejandra habló con la chica de ojos azules. Nos dieron la tarjeta, caminamos hacia el ascensor, y esperamos a que llegara.

Ya sentía cosquillitas en el estómago.

Las puertas se abrieron, Alejandra y yo entramos. Nos bajamos en el piso correspondiente y entramos a la habitación.

Me volteé, y la mire. Ella cerró la puerta, y se volteó para verme.

-¿Quieres ser mi novia? -preguntó, sorprendiéndome por completo.Eso sí que no me lo esperaba.

-Sí, sí, sí. -me acerqué rápidamente a ella, y rodeé su cuello con mis brazos.

-Sé que no es la mejor manera, pero no quiero que pase más tiempo, quiero saber que eres solamente mía, que soy tu novia, la única chica a la que besas y amas. Me hace tan feliz tenerte a mí lado. -susurró.

-No importa la manera, Alejandra. Simplemente te amo y eso es lo que importa. -presioné mis labios contra los suyos suavemente.

Era increíble la sensación que sentía. Ya no me importaba lo que dijeran los demás. Estoy con Alejandra porque así lo quiero.

El beso era cálido. Alejandra recorría mi espalda con sus manos,mientras yo pasaba las mías por su cabello. Bajó la cremallera de mi vestido, y lo fue quitando lentamente. Cuando se despojó de él,lo tiró a un lado de la habitación. Miró mis pechos directamente, ya que no me había puesto sostén. Devolvió la vista a mis ojos y se dirigió a mis labios. Ahora, el beso era intenso y apasionado.

Habíamos comenzado una guerra de lenguas, mientras yo quitaba su suéter blanco.

Lo tire lejos, y luego me concentre en el cierre de su vestido negro.

Bajé mis labios a su cuello, y fui depositando pequeños besitos en él, aprovechando para quitar con delicadeza su collar y colocarlo sobre la mesita de noche, a un lado de la cama. Sus manos bajaron a mi trasero y lo apretaron. Gemí.

-Quiero verte desnuda. -susurré, y deslice lentamente el vestido por el moreno cuerpo de mi novia.

Lo baje hasta el suelo, despojándola completamente de él. Ella ayudó quitándose las zapatillas. Quité su sostén negro sin tirantes,y luego su ropa interior con encaje. Estaba muy mojada. Mordí mi labio y me levanté.

-Estás tan sexy con tu nuevo look. -sonreí.

Me devolvió la sonrisa, y volvió a llevar sus manos a mi trasero, me levantó del suelo y yo envolví mis piernas alrededor de su cintura y comenzó a caminar conmigo hacia la cama. Me recostó en ella suavemente, y se montó encima de mí.

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Enamorada De Mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora