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-Te han pedido esto varias veces?-Caminé hacia el escritorio y me senté.
-Solo dos, -Dijo mirándome.
-Ves? Se aprovechan de ti. -Negué con la cabeza. -Pero, si tú lo quieres. No puedo decirte nada. -Alce los hombros.
-No podría negarme, sería descortés.
- te gusta hacerlo?
-No lo sé, normal.
-Entonces, le diré a alguien más que me lleve a casa, es que me duelen las piernas.
Me levanté del escritorio.
-¡No! Espera, -Exclamo.
-;Si?-La mire atentamente.
-Te dije que puedo pagarte el taxi a casa.
-No necesito que me pagues el taxi.
-Sí, porque de una u otra manera te hice un desplante.
-Bueno, eso sí es verdad.
-Lo siento, créeme que de no ser por eso ya estuviéramos camino a casa, sabes lo mucho que me gusta estar contigo, lo mucho que me gusta verte.
-No sé qué decirte. Ya sé que no quieres quedar mal con el colegio, así que no importa. Sonreí
-¿Estas molesta?
-No. -Negué con la cabeza. Ya dejemos de darle tantas vueltas a esto, no tiene sentido.
Alejandra caminó lentamente hacía mí, parecía insegura, nerviosa. Lo mismo de siempre.
-Yo...quería... quería, pe...yo..-Tartamudeo. -Quería. -Suspiró.– Bueno... es que tenia una sorpresa para ti.
-¿Una sorpresa?Sonreí. -Qué sorpresa?
-La dejé en el auto de papá, pensaba dártela cuando saliéramos de clases,pero se presentó esto.
-¿Qué clase de sorpresa? -Me acerqué a su oído. -¿Cómo la que querías darme ayer en la noche? -Susurre, y me alejé nuevamente.
-Oh... No., -Río nerviosa. -Otra clase de sorpresa, no tiene que ver con.. Con...
-¿Con besos y caricias? -Interrumpí.
-Sí, no tiene nada que ver con eso.
Entonces esto ya me estaba emocionando. ¡Una sorpresa!
-Después me la darás, ¿no?-Sonrei.
-Claro. -Sonrió.
-;Por ahora sabes que puedes darme?-Enredé las manos en su cuello.
-¿Si?-Me miró ilusionada.
-Un besito. -Acaricie su largo cabello con una de mis manos.
Ella sonrió, y se acercó para besarme. Tímidamente como siempre, como si tuviera miedo. Típico de Alejandra Rocha. ¿Tenía miedo a sobrepasarse o me tenía miedo a mí?
Los niños estaban en recreo, y no había profesores en el lugar, así que nadie podia vernos.
Alejandra puso sus manos alrededor de mi cintura, y me pegó más a ella, mientras el beso se ponía más intenso. Ahora sus labios devoraban los míos sin piedad, y sin miedo. Me gustaba eso.
Nos alejamos un poco para tomar suficiente aire, y entonces aproveché para besar su cuello. Está vez si iba a dejarle un gran chupetón, oh sí.
-Oh.. -Alejandra gimió cuando me sintió succionando la piel de su cuello.
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Enamorada De Mi Vecina
RomanceElla es única, ella es sensual, ella es provocativa, ella hubiera podido tener cualquiera a sus pies, pero la escogió a ella, a la más inocente, a la menos indicada. Ana Melgar es una chica hermosa de 17 años, la nueva vecina de Alejandra Rocha, aqu...