Capítulo 18

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-Te han pedido esto varias veces?-Caminé hacia el escritorio y me senté.

-Solo dos, -Dijo mirándome.

-Ves? Se aprovechan de ti. -Negué con la cabeza. -Pero, si tú lo quieres. No puedo decirte nada. -Alce los hombros.

-No podría negarme, sería descortés.

- te gusta hacerlo?

-No lo sé, normal.

-Entonces, le diré a alguien más que me lleve a casa, es que me duelen las piernas.

Me levanté del escritorio.

-¡No! Espera, -Exclamo.

-;Si?-La mire atentamente.

-Te dije que puedo pagarte el taxi a casa.

-No necesito que me pagues el taxi.

-Sí, porque de una u otra manera te hice un desplante.

-Bueno, eso sí es verdad.

-Lo siento, créeme que de no ser por eso ya estuviéramos camino a casa, sabes lo mucho que me gusta estar contigo, lo mucho que me gusta verte.

-No sé qué decirte. Ya sé que no quieres quedar mal con el colegio, así que no importa. Sonreí

-¿Estas molesta?

-No. -Negué con la cabeza. Ya dejemos de darle tantas vueltas a esto, no tiene sentido.

Alejandra caminó lentamente hacía mí, parecía insegura, nerviosa. Lo mismo de siempre.

-Yo...quería... quería, pe...yo..-Tartamudeo. -Quería. -Suspiró.– Bueno... es que tenia una sorpresa para ti.

-¿Una sorpresa?Sonreí. -Qué sorpresa?

-La dejé en el auto de papá, pensaba dártela cuando saliéramos de clases,pero se presentó esto.

-¿Qué clase de sorpresa? -Me acerqué a su oído. -¿Cómo la que querías darme ayer en la noche? -Susurre, y me alejé nuevamente.

-Oh... No., -Río nerviosa. -Otra clase de sorpresa, no tiene que ver con.. Con...

-¿Con besos y caricias? -Interrumpí.

-Sí, no tiene nada que ver con eso.

Entonces esto ya me estaba emocionando. ¡Una sorpresa!

-Después me la darás, ¿no?-Sonrei.

-Claro. -Sonrió.

-;Por ahora sabes que puedes darme?-Enredé las manos en su cuello.

-¿Si?-Me miró ilusionada.

-Un besito. -Acaricie su largo cabello con una de mis manos.

Ella sonrió, y se acercó para besarme. Tímidamente como siempre, como si tuviera miedo. Típico de Alejandra Rocha. ¿Tenía miedo a sobrepasarse o me tenía miedo a mí?

Los niños estaban en recreo, y no había profesores en el lugar, así que nadie podia vernos.

Alejandra puso sus manos alrededor de mi cintura, y me pegó más a ella, mientras el beso se ponía más intenso. Ahora sus labios devoraban los míos sin piedad, y sin miedo. Me gustaba eso.

Nos alejamos un poco para tomar suficiente aire, y entonces aproveché para besar su cuello. Está vez si iba a dejarle un gran chupetón, oh sí.

-Oh.. -Alejandra gimió cuando me sintió succionando la piel de su cuello.

Enamorada De Mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora