Cronometro

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Aún era de noche.
Los mellizos Madrigal ya estaban en su habitación, intentando conciliar el sueño.

—¿Prefieres tener cabeza de perro o cuerpo de perro?—Saraí preguntaba a su hermano, quien intentaba conciliar el sueño en la cama de abajo.

—Las dos suenas horribles— respondió— ya duérmete

Saraí, al contrario de hacer caso a su hermano, bajo su cabeza para ver a su hermano en la parte inferior.

—¿Encerio puedes dormir tranquilo después de lo que descubrimos hoy?— preguntaba mientras su largo pelo suelto colgaba de cabeza.

—Tu no, yo si— su hermano la miro con una sonrisa y ojos cansados.

—Ahora tenemos una familia más grande— dijo volviendo a levantar la cabeza— ay...— se quejo ante el dolor de cabeza que tenía

—...No son nuestra familia Saraí—Dijo con con tono indiferente.

—Claro que si — decía su hermana con una sonrisa— al igual que ellos— Saraí señaló al estante donde tenía a todos sus muñecos de trapo.

Eran menos de veinte pero más de quince.

—Ellos sí son tu familia

—Nuestra— canturreó Saraí

—Bien... Nuestra familia— rio— pero ellos sí estuvieron, tú y mamá los hicieron, y los amas como amigos, pero ellos no saben de nuestra existencia, y mucho menos estuvieron con nosotros

Saraí sabía que tenía que entenderlo, era lógico, pero se sentía extasiada al pensar que tenía más familia.
Suspiro

—Bien— dijo rendida— no son nuestra familia, pero te guste o no, tenemos la misma sangre.— sonrió

—Y tienes razón; No son nuestra familia— dijo ignorando lo último con una sonrisa fastidiosa.

Saraí rio al entender que su hermano quería fastidiarla

—Descansa Ratón de biblioteca

—Descansa loca de las muñecas

Ágata no había podido dormir bien.
Despertaba a cada hora de la noche, y se quedaba mirando a un punto fijo en la pared, mientras sentía los caminos secos de aquellas lágrimas sobre sus mejillas.
Había tenido otro recuerdo.
Esos que a ella le dolían.
Muchas, por no decir cada noche, ella soñaba con él, y lloraba por él.

Respiro profundo dejando que su pecho se elevará hasta el máximo y bajara con calma.
Intentando llamar al sueño de nuevo cerraba los ojos, sin eficacia.

Volteo su cuerpo a la derecha, acomodándose en su colchón...y vio otravez el lado vacío en su cama, aquel que se había vaciado hacia 10 años.

Sus cejas de dejaron caer con sufrimiento, y estirando su brazo tocó las sábanas junto a ella.
Sí, se sentían frías y vacías, tal como ella.

Cerrando los ojos otravez, logro concebir el sueño y despertar al día siguiente.

—Mamá

—Mamá

Los mellizos se turnaban para llamar a su madre.

—¿Durmió mal?

Su hermano elevo los hombros en señal de no tener idea.

—¡Mamá!— exclamaron al unisono

Ágata se despertó de un sobresaltó.
Al ver a los mellizos resoplo.

—Buenos días—Canturrearón ambos.

—¿Qué horas es?— pregunto Ágata acomodándose el cabello

°•Vida a doble tiempo•° (Bruno Madrigal X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora