Todo iba bien

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Las charlas familiares siempre son un tema complicado, al menos así lo eran para Bruno.

Sus cuñados, hermanas, y hasta su madre, le habían hablado acerca de comenzar a salir más de su habitación.
A Bruno le causaba gracia que usarán esa expresión, ya que salía más que nunca en su vida, mientras ellas solo veían una puerta cerrada.
Aún así Bruno entendía.

Ahora iba día por medio a la casa Madrigal.

Ágata solo acepto, sabiendo que era lo mejor para poder vivir en paz, o al menos para que su esposo viviera con tranquilidad.
Aún así Bruno aprovecha aunque fuese solo una hora libre, para ir a ver a su familia en los días que debía estar en Casita.

—Mírate — Bruno levantaba a su hija de algunos meses en el aire—¿Serás tan hermosa como tú mamá verdad?

La pequeña solo reía mientras su padre la levantaba alto.
Cada vez que volvía a subir era una nueva carcajada.
Mientras que Ágata cargaba con Laurens en su espalda, dormido.

Era el más tranquilo de los dos sin dudas.

No sabían a quien había salido.
Seguramente a Ágata, si era así tendría un carácter fuerte.
Además de tener sus rasgos, Laurens tenía los ojos y rizos de su padre, con ese color negro tan característico de ambos.

Y la pequeña Saraí... Era una guerrera, llena de energía y alegría como su padre.
Había heredado sus enormes ojos llenos de amor y el color claro de su madre.

La puerta resonó.

—¡Hola Familia!— Decía Baltazar.

Él y Molly se habían mudando del barrio gitano, al ya no pertenecer a la familia debieron marcharse.
Habían encontrado un agradable lugar, claro que... Ahora debían ganar dinero limpiamente para pagarlo, y gracias a Ágata tenían un trabajo, la ayudaban a crear mantas y de más para vender.
Era como un negoció familiar.

—¡Bruno! ¡Que bueno verte!— Dijo abrazando de sorpresa a Bruno.

—Baltazar... Suelta a mi esposo y a mi bebé— dijo Ágata con una mano en su cadera y una ceja alzada.

Baltazar rio

—Lo siento.— Libero a Bruno con una risa apenada— Creí que vendrías mañana— le dijo a Bruno.

—Uso cada momento que tengo en el día para venir—Dijo Bruno arrullando a su hija.

—En fin nena, trajimos algunas cosas para los bebés— Molly acercaba una caja con lo que parecían juguetes.

—Ay tía Molly— suspiro Ágata

—Ay nena, me parecía buena idea que jugarán con los mismos juguetes que su mamá— Molly acercó un pequeño muñeco de trapo a la pequeña Saraí y está rio.

Bruno miro este muñeco de trapo como si fuera un viejo amigo.
Le parecía peligrosamente familiar....
Recordó la visión de había tenido hacia décadas.
Era el mismo muñeco de trapo.

—¿Ves? Sí le gusta— decía Molly con un tono de victoria a su sobrina.

—¿Al menos está limpio?— cuestionó suplicante Ágata.

—Ay nena, claro que sí

—Bien. gracias.

El pequeño Laurens comenzó a llorar.

—Ay... Ven mi niño— Molly retiro a Laurens de la manta en la que dormía cargado en la espalda de su mamá.

Molly lo arrullaba

—Esto debería estar al frente querida— Dijo refiriéndose a la manta.

—Laurens no duerme en el frente, no le gusta, llora todo el día—Dijo

°•Vida a doble tiempo•° (Bruno Madrigal X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora