Dejar el presente

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Cómo todos los días de su vida comenzaba sus labores en el pueblo, algunos eran con su don de por medio, otros solo eran recados de los pobladores, y como todos los días recibía sus críticas, silenciosas o en voz alta... La única diferencia que hacía a este día perfecto en el punto de vista del Madrigal, era que sabía que desde el día anterior, tendría a alguien que lo esperaría con amor incondicional, y con paciencia en otra parte.

Casita parecía ser su complice, todos los días avisándole cuando debía volver a la ciudad.

—¿Otravez?

—Sí lo siento, me siento mal— fingir un fuerte dolor de estómago era lo típico.

—Lastima que Julieta no haya dejado de su comida—dijo volviendo a casa

No era buen mentiroso pero al menos sus hermanas lo dejaban pasar.
Los prejuicios hacia él por parte de su familia aumentaban, pero era lo que menos le importaba en estos momentos.
Su puerta ya había dejado de alejarse con esa escalera.
Talvez porque ya no le importaba tanto como su familia lo excluía ahora, sabiendo que tenía su vida en otra parte.

Casita lo recibió con sus tejas moviéndose.

Cuando entro a casita y supo que ya nadie podía verlo, corrió hasta su habitación, su pie se resbaló con un escalón y casi termina callendo de boca en el proceso.

Lo mismo con las escaleras de su habitación y así hasta llegas a esa grita enorme que se extendía por una pared en su habitación.
Se adentro sin pensarlo y el sentir la brisa del otro lado, estando ya a la mitad del túnel, lo emocionó.

Corrió por esa llanura hasta llegar a la ciudad que se veía no tan lejana.

Corrió hasta que llego dónde estaba Ágata.
Ya más tranquilo por haber llegado, y sintiéndose bien por haberlo hecho temprano, noto los avances que su Ági ya había hecho en la casa.

Las grietas ya no se veían gracias a una fina capa de pintura color crema, las ventanas estaban limpias y la entrada estaba barrida.

Tocó como es de costumbre, ya que había llegado temprano, a Ágata le sorprendería si entraba sin más.

Ágata abrió la puerta dejando solo ver un tercio de su cara, al percatarse de quién era la abrió por completo.
Una sonrisa lo recibió al estar la puerta completamente abierta.

—Llegaste temprano— dijo feliz por verlo ahí.

—Tuve que fingir que estaba enfermo— dijo sin más.

Miro al piso y se percató de algo nuevo en ella.

—¿Estas usando zapatos?— cuestionó con tono burlón

Ágata rodo los ojos con fastidio y sonrió.

—Admito que sí, sí necesitaba comenzar a usar zapatos— río

Al darse cuenta de que estaban teniendo la conversación en la entrada, Ágata salió de la puerta para que Bruno pasará.

—Wow, esto es genial

—Humilde pero... Es lo que se pudo hacer

La casa ya estaba arreglada de manera decente, como para poder vivir el ella.
Las tablas rotas ya estaban clavadas en su lugar, estaba lleno de muebles viejos de que se veían bastante bien, y la escalera ya no tenía un barandal.

—Oh eso... Tuve que usar la madera del barandal para arreglar algunas cosas— dijo notando la curiosidad del pelinegro

—Esto es increíble, quedó todo fantástico

—Lo sé— dijo con falso ego

—Por cierto, ¿qué te parece si hoy vamos al barrio gitano?

Ágata casi se ahoga con su propio aire.

°•Vida a doble tiempo•° (Bruno Madrigal X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora