El vidente y la gitana

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Podría decir que ver el futuro me quedaba como anillo al dedo...
Al día siguiente, temprano en la mañana, antes de salir a hacer mis tareas, fui a la ciudad a través de la grieta enorme que había en una pared en mi habitación.

Cuando le preopuse mi idea de pasar un día solo para divertirnos, tardó unos segundos más de lo que esperaba en regañarme.
Se quedó un momento como si lo pensara, pero solo fueron unos dos segundos.

Arrugó su nariz como lo hacía siempre y me dió toda una plática.

—Bruno, no podemos hacer eso— su voz era de quejumbrosa y yo no podía evitar dejar salir una risita al no poder tomarla en serio—¡Bruno!— me golpeó suavemente el brazo

—Lo siento— dije todavía sonriendo

—Tenemos que usar el tiempo y el dinero para terminar de reparar la casa— me explico con cansancio mientras arrugaba más su nariz— Eso no crece de los árboles, tenemos que aprovecharlo.

—El dinero es pasajera Ági— dije riendo.

Intentaba que pareciera más una risa casual que una de no poder tomarla en serio.

—Tiempo tenemos

Otra Vez,no sé en qué momento me quito mi reloj.

—Aja. Te queda media hora— dijo ladeando una sonrisa de fastidio.

—Escúchame, ganaremos algo ahora y cuando pueda venir otra vez hacemos eso.

Si se negaba era porque no quería.

—¿Y la casa?

—¿Se va a ir a algún lado?

—Con suerte no será al suelo— manipuló finalmente una sonrisa.

Sentí una inmensa calidez en el corazón al verla.

Respiro ondo.

—Esta bien, cuando vuelvas haremos eso—Le sonreí—Pero— Me señaló con su dedo índice— Ni se te ocurra que vamos a gastar mucho—coloco sus manos en su cintura y me miró esperando respuesta.

—De acuerdo— aceptó finalmente.

Ella suspiro sacudiendo la cabeza y hablo

—Bueno, vamos antes de que tu madre te diga que tienes que ir a hacer recados— Me devolvió el reloj lanzandolo directo a mis manos.

Camine junto a ella hasta llegar a un lugar que se viera prometedor.

—Ági, ¿y tus zapatos?— dije con seriedad

—Se me perdieron— dijo simple

Era tan infantil en ciertos sentidos, no usaba zapatos. No sabía si era porque así le gustaba, o porque sí los perdía,o porque era una tradición de su cultura, no sé nada de los gitanos.

—¿Ah sí? ¿dónde, en el contenedor de basura?— dije sarcástico

—Mas o menos— Ladeó una sonrisa.

Voltee mis ojos y comenzamos a dar nuestra mini show, cómo siempre después de eso, yo me tenía que ir.

—Nos vemos en la noche—Le dije antes de irme

—¿Porque habías dicho que querías hacer esto?— me preguntó

—No lo dije— sonreí.

Comencé a marcharme.
Por alguna razón seguía teniendo la sonrisa más grande del mundo en mi cara, sabía porque era, pero no sabía porque no podía quitarla.
Que alegraba tanto poder pasar tiempo de calidad con Ágata, esperaba que ella también.
Ese pensamiento hizo que me diera un escalofrío en mi espalda.

°•Vida a doble tiempo•° (Bruno Madrigal X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora