Pasado

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                                 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨

Tom Hiddleston estaba sentado en un sillón de piel color chocolate oscuro, su pie derecho golpeaba el piso mostrando una clara señal de impaciencia al mismo tiempo que doblaba las hojas de papel que sus manos sostenían con fuerza para formar una especie de caleidoscopio, de igual modo escuchaba el sonido de la manecilla de su reloj de mano indicando los minutos que transcurrían en aquella habitación. A su lado se encontraba su manager y amigo Luke Porter, quién revisaba la bandeja de correos desde su laptop, mientras masticaba un chicle de menta para inhibir el olor a café americano que bebió una hora antes.

—Debes relajarte un poco. Tu nerviosismo es contagioso.

—Lo siento, pero no puedo evitarlo. —contestó Tom, tratando de serenar sus nervios, al mismo tiempo que frotó sus manos en el pantalón.

—Tranquilo, esto es América, no son tan exigentes como los viejos teatros de Londres.

—Pero eso no significa que no tenga que dar lo mejor de mí.

—Eres un buen actor, no hay duda de eso, conseguirás el papel.

Tom Hiddleston y Luke Porter viajaron desde Londres, Reino Unido a la calurosa ciudad de Los Ángeles, California, con el objetivo de conseguir un papel coprotagonista en una película de gran presupuesto denominada «Traidor», la cinta contaba con un elenco de renombre, pues entre los principales actores se encontraba Bradley Cooper, Mia Wasikowska, quién en ese entonces su nombre comenzaba a ser familiar en el mundo del cine y la tan encantadora actriz Ann Bellamy. Así que ese día Tom estaba esperando su llamado para poder realizar la audición, ya que el actor que fue tomado en cuenta para el papel lo rechazó a último momento porque se fracturó la pierna derecha y no podría caminar los siguientes meses. Sin embargo, a pesar de que Tom aprendió todas sus líneas al pie de la letra y trabajó en sus expresiones faciales con anterioridad, no podía controlar su nerviosismo. Cerró los ojos y respiró profundamente con la intención de relajar sus músculos. Tom no era tan conocido en América, pues a penas comenzaba a construir su carrera en Hollywood.

Un joven se asomó por la puerta y llamó a Tom para indicarle que ya podía pasar a la sala donde esperaba el director de la película, el productor y el director de casting y algunos cuantos asistentes más. Hiddleston se levantó, le entregó el guión a Luke, quien le regaló una mirada llena de confianza y caminó con pasos a ritmo normal hacia la puerta. La cámara de video estaba encendida y colocada en un ángulo previamente elegido por el director, los hombres a cargo del proyecto observaron a Tom en silencio, quién se detuvo en medio de la habitación y saludó a todos con cortesía.

—Bienvenido, Tom Hiddleston, vas a adicionar para el papel de «Max Clifton», ¿okay? Quiero que esto sea rápido porque estamos al límite de tiempo, así que vamos a la página 68, en el momento en que «Mary», le pide a «Max» que cuente la verdad al general del escuadrón del ejército de Reino Unido. —pidió el director de casting, simultáneamente bajó la vista al guión.

Tom asintió con la cabeza, se sintió confiado de sí mismo porque esa escena la ensayó varias veces, sin olvidar que era la más dramática de «Max». Una mujer comenzó a leer la primera línea, ella no utilizó ningún ritmo o tomo de voz adecuado, de modo que parecía que estaba leyendo una receta de cocina. Sin embargo, Tom hizo lo contrario. Como solía suceder, cuando se metía bajo la piel de algún personaje, dejaba de ser él mismo y su cuerpo y mente tomaban otras características.

—¡No puedo hacerlo! No puedo decirles que soy yo quien ha estado enviado los mensajes clasificados a los nazis, ¿sabes lo que pasaría si lo hago? Me enviarían a la horca.

𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora