Tom Hiddleston pasó las siguientes horas observando las películas que Luke le sugirió con la intención de que pudiera entrar en personaje y que conociera más acerca del contexto en el que se desarrollaba la trama. Durante la noche vio el documental de National Geographic titulado Apocalipsis, Segunda Guerra Mundial, el cual contenía escenas bastante gráficas y muchas de ellas era muy fuertes, sin embargo, no pudo detenerse, continuó viendo un episodio tras otro y cuando menos se dio cuenta ya eran las tres de la madrugada, así que decidió que era un buen momento para llamar a su madre, pues en Londres el reloj marcaba las once de la mañana.
Tomó su teléfono celular y buscó el número en la lista de contactos. A los pocos segundos su madre estaba del otro lado de la línea.
—Hola, madre. —Tom sonrió.
—Hola, Thomas, ¿cómo estás, hijo? —contestó ella con felicidad en su tono de voz.
—Muy bien, fui seleccionado en la película de «traidor», seré coprotagonista.
—Lo sé, hijo, lo sé, Luke me ha mantenido al tanto estos días, me alegro mucho por ti.
—Luke es un buen amigo. Perdón por no haberte llamado estos días, pero se me complica hacerlo por los horarios, de hecho no he podido dormir en la madrugada y por las tardes tengo demasiado sueño. —confesó Tom, quien en ese instante se sentía activo.
—Eso es completamente normal, intenta relajarte antes de irte a acostar, toma una taza de té y cierra las cortinas para que la luz no te moleste. ¿Cómo va la película?
—El proyecto avanza de la manera adecuada, pero... será un poco difícil estar fuera de casa durante los próximos meses.
—Es difícil para todos, hijo, tus hermanas también te extrañan, pero entendemos que es por una buena causa, estás persiguiendo tus sueños y estamos orgullosas de ti.
Tom no pudo evitar sonrojarse.
—Gracias, madre. Yo también las extraño, a veces le envío mensajes a Sarah, pero creo que ella se molesta porque tardo horas o días en contestar sus mensajes.
—Ella no se molesta, solamente le gusta que le respondan inmediatamente, lo cual a veces resulta difícil.
—Espero verlas pronto. —exclamó Tom, deseando que así fuera.
—Y nosotras esperamos verte en la pantalla grande.
La charla continuó por al menos veinte minutos, tiempo durante el cual se mantuvieron al tanto de las situaciones que ocurrían en sus vidas cotidianas. Como por ejemplo, la vecina de a lado, la señora Libra, adoptó a otro gato que de vez en cuando se pasea por los jardines de la casa de la madre de Tom. Sin embargo, Hiddleston no pudo evitar sentirse nostálgico al recordar su vieja ciudad. El tiempo volaba tan rápido que era imposible pensar que hace dos semanas Tom abordó un avión con destino a California.
Tom llevaba sus ahorros de toda la vida y la disposición de dar lo mejor de sí para triunfar en el mundo del cine Americano, pues era donde había más inversión en cuanto a las producciones cinematográficas, pero eso no dejaba de lado que echara de menos a su familia.
Al final de la llamada, Tom no pudo dormir, pues estuvo pensando en aquellas personas, soldados, mujeres, niños y ancianos que murieron durante la Segunda Guerra Mundial. No podía sacar de su mente las imágenes de los cuerpos tirados en el fango o algunos que estaba adornando los arroyos, tampoco ignoró el sonido de los aviones que atravesaban el territorio enemigo y las bombas que caían con la única intención de asesinar a miles de inocentes y lo peor era pensar que fue un hecho que ocurrió en la vida real.
Pasaron algunas horas, desde que Tom terminó de ver la serie/documental. A la una de la tarde, como era costumbre, Luke tocó la puerta de la habitación de hotel, sin embargo no obtuvo ninguna respuesta, pues Tom estaba dormido, ya que se había quedado despierto hasta las siete de la mañana. Así que el manager decidió llamar a Hiddleston por teléfono, quien al escuchar el sonido se despertó, inmediatamente. En resumen, Tom había roto con su rutina de ejercicio.
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𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛
FanfictionA lo largo de nuestra vida creamos a un personaje con base en nuestras carencias, de igual modo, escondemos un pasado que no queremos que sea descubierto, ya sea por miedo o vergüenza. Por las mañanas queremos ser como las joyas relucientes cuando e...