El reencuentro

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Tom regresa al departamento a la una de la mañana, aunque la fiesta todavía no ha terminado, ya que se quedaron varios invitados que entraron en ambiente con facilidad. Algunos trataron de convencerlo para que se quedara un par de horas, él hubiera aceptado si tan solo aquella desconocida de cabello rojo también se hubiera quedado, pero Tom está seguro de que ella se marchó temprano, debido a que estuvo dando vueltas, buscándola de manera disimulada. Sin embargo, Luke se fue mucho antes acompañado de una mujer con la que compartió algunas cosas en común.

Al día siguiente Tom se levanta bastante tarde, pues el reloj marca las doce, lo cual no es frecuente en él. Durante el transcurso de la mañana, Tom se alista para asistir a la cena con Ann y de igual modo se dedica a darle de comer a Bobby. En un momento dado, escucha que alguien toca la puerta del departamento, por lo que supone que es Luke. Tom sale de la recámara al mismo tiempo que se acomoda la corbata, aunque no está seguro de vestir de manera formal a la reunión.

—¿Cómo estuvo tu noche? —pregunta Tom al darse cuenta de que Luke lleva el mismo traje que la noche anterior.

—Ya sabes. Fue solo un revolcón y vaya que la pasé increíble. ¿Tú vas a salir? —responde Luke, quien pasa de largo a Tom para sentarse en el sillón, quitándose la corbata.

—Ah... sí, saldré con Ann. —Tom asiente con la cabeza.

—Con Ann. ¡¿Perdiste la cabeza?! —pregunta Luke, frunciendo el ceño y cruzando los brazos.

—No. Ella me lo pidió.

—¿Entonces ahora estás a su disposición?

—Vamos, Luke. Trabajaré con ella durante los siguientes meses. Quiero estar en paz con ella.

—Exacto y no sabías que ella es la productora ejecutiva, yo tampoco lo sabía. No sé qué está tramando, pero ella nunca me ha dado confianza.

—No creo qué esté tramando algo. Ella solo quiere hablar conmigo.

—De acuerdo. Ve y habla con ella, si necesitas mi ayuda, solo llámame. Iré a darme otra ducha. Odio el jabón de motel. —Luke se levanta del sillón para dirigirse a su habitación.

Tom frunce el ceño, tratando de entender el comportamiento de Luke. Cuando el reloj indica que faltan quince minutos para las siete, Tom baja del edificio y toma un taxi que lo traslada al restaurante que está situado en la esquina de la manzana 31, dándose cuenta de que llegó justo a tiempo. Tom se adentra al restaurante donde es recibido inmediatamente por la recepcionista, una mujer de edad mediana.

—Buenas noches, caballero, bienvenido a Sweet Victory's. —saluda la mujer con una sonrisa cálida.

—Buenas noches. Estoy esperando a la señorita Ann Bellamy.

—Entiendo. —ella asiente educadamente con la cabeza y busca el nombre de Ann en la lista de reservaciones—. Déjeme conducirlo a su mesa, la señorita Bellamy llegará en cualquier momento.

—¿Ella tiene reservación?

—En realidad ella reservó el restaurante hasta la media noche. Mesa para dos personas.

Tom levanta las cejas al escuchar aquella aclaración, pues no cree que Ann haya reservado el restaurante únicamente para ellos dos, pero recuerda que a ella siempre le gustaron las excentricidades. Al poco rato, llega una joven mesera, quien acompaña a Tom a la mesa número doce, la cual está situada cerca de la cocina, por lo que se puede escuchar de fondo el sonido de los platos chocando y el murmullo de los cocineros.

Tom se sienta con la esperanza de que Ann no se demore y que la charla no termine en una discusión o una oportunidad para reclamar cosas del pasado, aunque él considera que es una persona tranquila y reservada, incapaz de discutir con Ann. Sin embargo, él observa a su alrededor y se da cuenta de que el restaurante tiene un efecto elegante, pero al mismo tiempo moderno, de igual manera se deja invadir por la música bossa nova que se escucha a través de las bocinas de alta definición, por lo que relaja sus músculos.

𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora