Vino

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Faltaba, aproximadamente, un mes y medio para que las grabaciones de la película terminaran por completo. De igual modo, las siguientes dos semanas grabarían las últimas escenas en el estudio de California y, posteriormente, ciertos integrantes del equipo técnico y los actores y extras, viajarían a las locaciones de Alemania, Francia y Reino Unido. Por lo que los planes de logística y ubicación debían de ponerse en marcha cuanto antes, pues no querían tener problemas debido a los imprevistos. Durante el transcurso del martes, Tom se acercó a Ann para conversar con ella acerca de algunos asuntos que tenían pendientes por resolver. La actriz estaba sentada en una de las sillas altas, sus piernas se encontraban cruzadas y recitaba en voz baja las líneas del libreto que sostenía en las manos.

—¿Cómo te va con eso? —preguntó Tom, con discreción, sentándose en una de las sillas que estaban desocupadas.

Ann bajó el guión y llevó la vista hacia Tom, quien le dedicó una sonrisa, al mismo tiempo que estudió cuidadosamente su rostro, pues ella estaba caracterizada tal y como lo indicaba la escena de esa tarde. Por suerte, a su alrededor no se encontraba ninguna persona, debido a que los demás estaban ocupados revisando los pendientes de la escenografía o probando el sistema de sonido.

—Lo intento, intento recordar las líneas, pero no puedo dejar de pensar en ti. —Ann arrugó las páginas del guión, debido a la desesperación. Tom soltó una risa.

—Tranquila. El guión no tiene la culpa. —pidió Tom, quitándole las hojas de las manos.

—Eso es lo que tú piensas, pero cuando trato de concentrarme veo tu rostro en las páginas. Es desesperante.

—Bueno, ya no tienes que imaginarme, estoy justo enfrente de ti.

—Ese es el problema porque parece que tú no estás seguro de lo que quieres. —Ann se cruzó de brazos, al parecer estaba enojadísima con Tom por cómo estaba llevando el concepto de la relación que comenzaban.

—No te entiendo. ¿Qué tratas de decir? —Tom frunció el ceño.

—Tom, parece que no quieres que las personas se den cuenta de que tú y yo tenemos algo o estamos iniciando algo. —Ann frunció el ceño y giró la cabeza hacia la izquierda, como si estuviera dándole la espalda.

—Tenemos un contrato y lo estamos violando. ¿Te imaginas cuáles serían las consecuencias si nos llegan a descubrir? Podrían sancionarnos.

—Es por eso que le pedí a mi abogada que revisara el contrato y me dijo que en la semana tendría una respuesta.

—Yo también le dije a Luke que me hiciera el favor.

—¿Y de verdad lo crees capaz? —el tono voz de Ann demostró la poca fe que le tenía al pobre hombre.

—Ann. Luke es mi mánager, él dirige mi carrera. Si no hiciera bien su trabajo, no confiaría en él. En parte es mi amigo, pero eso no quita que le pago un sueldo.

—En cuanto mi abogada tenga la respuesta, espero que ahora sí quieras estar conmigo en público.

—Ann... yo quiero estar contigo. Te lo he dicho, pero me sentiré más seguro si lo que hacemos no tendrá consecuencias legales.

—Estamos fuera de peligro, no deberías preocuparte por nada. Yo no sería capaz de meterte en un lío. —Ann llevó su vista hacia Tom. Ella mostraba un semblante relajado.

—Quiero hablarte de Bradley. —Tom habló en voz baja, girando la cabeza de un lado a otro, como si revisara que el área se encontrara despejada.

—Hazlo.

—Él me confesó que le gustas... —Tom iba a continuar hablando, pero fue interrumpido abruptamente por Ann, quien soltó una carcajada sonora.

—Ya lo sabía, él no me lo ha dicho directamente, pero es muy obvio. —respondió Ann, secándose una lágrima del rabillo del ojo.

𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora