Necesidad

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Tom se retiró más allá de las cuatro de la tarde, alegando que quería dormir un poco antes de iniciar otra semana de grabaciones, además de que el recorrido de la casa de Ann al hotel donde se hospedaba, equivalía a una hora de viaje. Por su parte, Ann se mantuvo reflexionando durante el resto de la tarde sobre sus sentimientos relacionados con Hiddleston. Se dio cuenta de que era justo lo que necesitaba, un hombre tremendamente hermoso, que estaba dispuesto a escucharla atentamente y no ponía en duda sus palabras, un sujeto agradable, que irradiaba seguridad, un actor que buscaba su propio nombre en las carteleras donde se exhibían las películas, un chico inglés que perseguía la fama, y fundamentalmente, él no se atrevía a cuestionarla acerca de su pasado turbulento. ¡Bingo! Lo tenía atrapado, igual que un pájaro que habita en una jaula de oro, pero no lo dejaría ir tan fácilmente.

A lo largo del transcurso de la semana, Ann se pasó las horas ensayando aquellas líneas que debía interpretar, afanosamente. Además, durante las horas del almuerzo planeó encuentros "casuales" con Tom. A veces compartían espacio cuando sus personajes lo requerían, hablaban acerca de trivialidades mientras esperaban a que Waidemann estuviera listo para dirigir su actuación. Por las mañanas, antes de empezar a trabajar, se llegaban a cruzar en los pasillos, se detenían unos segundos para saludarse con un beso en la mejilla, intercambiaban unas cuantas oraciones, se sonreían mutuamente y continuaban con su trayecto, a donde sea que fuesen.

Desde el punto de vista de Ann esa era su parte favorita del día, los encuentros que tenía con Tom, aunque fuesen escasos los minutos, se sentía sumamente jubilosa, su estado de ánimo daba un giro repentinamente y se volvía afable con las personas que la rodeaban, incluso llegó a contar chistes estúpidos y de escaso sentido del humor, pero que provocaban una carcajada en los demás por lo absurdo que eran. Ella nunca fue una profesional contado chistes, empero hacía el intento con tal de hacer reír a Tom y cuando lo lograba, se sentía una triunfadora.

Ann le agradeció al universo por tener la posibilidad de compartir su tiempo con Tom, ya que, cada vez que lo hacía, algo dentro de ella cambiaba, se sentía desemejante, más enérgica, más pasional, más valiosa, más simpática y más interesante, incluso le entusiasmaba asistir al set de grabación.

Escasas eran las veces que Ann se mostraba realmente interesada en alguien, puesto que las personas que la pretendían no lograban causarle una buena impresión y siempre desistía de aceptar sus invitaciones. Al parecer, no existía nadie digno de ella, excepto Tom Hiddleston.

Era demasiada la responsabilidad emocional que colocó en Tom, pero ella no se daba cuenta, o al menos no quería notarlo. La primera persona que descubrió un cambio en la actriz fue Kathy, quien pasaba la mayor parte del día con ella y como era de esperarse, supuso que este comportamiento se debía a alguien en específico. No le tomó mucho tiempo a la asistente averiguar quién era el causante de dicha conducta, pues cuando Ann platicaba con Tom, sonreía con tal emoción que demostraba la bonita dentadura que tenía, sin olvidar que, inconscientemente, elevaba la voz con tal de llamar la atención de los demás.

Kathy estaba contenta y a la vez intranquila, pues sabía que Ann no actuaba a partir del amor sano, sino más bien desde la necesidad, y esto era peligroso, tanto para la misma actriz, como para Tom, porque él no era consciente de que, lentamente, se metía en la boca del lobo y uno muy hambriento.

Kathy se sentía contenta debido a que el buen humor de Ann la beneficiaba, puesto que, recientemente, la dejó salir dos horas antes de que terminasen los ensayos, además de que el ambiente era menos tenso y estresante. No había llamadas de atención, ni órdenes. ¡Bendito seas Tom Hiddleston, pero pobre de ti porque estás a punto de conocer al diablo americano, disfrazado en piel de borrego! Pensaba Kathy cada vez que veía al actor cerca de Ann.

𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora