xvi. pancakes

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✶ 🎸 ⋆。˚ ⁞ CAPÍTULO DIECISÉIS ˚.*ೃ
panqueques
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Por un momento pensé que todos los sucesos de la noche anterior habían sido parte de un sueño

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Por un momento pensé que todos los sucesos de la noche anterior habían sido parte de un sueño... Uno muy realista si me lo preguntas. Así que al despertar con una resaca más grande que mi amor por George Harrison (el cual era mucho), pude respirar realmente tranquila.

Todo había sido producto de mi dulce y estúpida imaginación.

Brian no había engañado a Elena conmigo y yo no era una decepción para las madrinas de boda.

¡Todo increíblemente fabuloso!

Pero... ¿Cuándo lo que he planeado ha salido de manera correcta?

Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en la habitación de Roger y no tirada en algún lugar de su departamento.

Ahí comencé a asustarme.

Lo peor de todo era que no estaba en el suelo, no, estaba en la cama.

—Santa Virgen de la papaya, dime que por favor estoy con ropa —susurré casi con un hilo de voz.

Comencé a mover mi mano para tantear mis piernas, torso y trasero, y sí, estaba con la ropa puesta.

Suspiré tranquilamente mientras subía por mis piernas, hasta que llegué al estómago y toqué una parte del cuerpo que no me pertenecía.

Bien, esa mano no era mía, a no ser que haya crecido en medio de la noche y ahora no la sintiera en absoluto.

Giré lentamente para ver al dueño de aquel brazo que me aprisionaba, viendo así unas facciones largas, nariz media aguileña, una mata de pelo rizado desordenado y una media sonrisa en el rostro del hombre.

—Roger de... —mordí mi labio para contener una grosería — Dijiste que lo ibas a alejar.

Traté de salir de la cama lentamente para no despertarlo, pero al parecer en él se activó el modo Koala y apretó más fuerte mi cintura y me acercó a su pecho, enredando sus piernas con las mías.

¿Era la primera vez que dormíamos juntos? Nop, de hecho, me quedé en su casa a dormir varias veces. La diferencia es que Brian ponía como tres almohadas entre nosotros y yo terminaba durmiendo en el suelo o con la pierna de Brimi encima de mi estomago impidiendo que respirara de manera adecuada.

Pero ahora las cosas cambiaban y no era su pie el que bruscamente estaba sobre mí, sino que eran sus brazos.

Intenté moverme nuevamente, sacando lentamente mi pie derecho de su agarre.

—5 minutos más —murmuró el astrofísico abrazándome más (por si aquello era posible).

En ese momento me di cuenta de que sería imposible salir de ahí, por lo que me quedé mirando al techo, pensando en qué hacer después, cuando la Jirafa con rasgos de Koala me soltara y tuviéramos que hablar.

space boy ♡ brian may ❜ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora