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NARRA MIA

Me dirigí a la estación de metro con la esperanza de que todavía no hubiese pasado el que tenía que haber cogido hace cinco minutos. Bajé las escaleras corriendo y cuando llegué a mi andén vi como se marchaba delante de mis narices.

Solté un suspiro de fastidio y dirigí mi mirada al panel de información. El próximo llegaría en diez minutos. Saqué el teléfono del bolsillo de mi chaqueta y lo desbloqueé para mirar la hora. Iba a llegar tarde.

Los diez minutos se me pasaron más rápido de lo que esperaba. Ahora solo quedaban unos quince minutos de trayecto y ya por fin habría llegado. Cuando llegué a mi destino, acomodé la funda de mi instrumento al hombro y empecé a correr. Solo tenía que recorrer dos calles más y llegaría al edificio donde quedábamos todos los días para ensayar. La funda impactaba sobre mi espalda al ritmo de mis pisadas, por suerte era lo suficiente acolchada como para no hacerme daño.

—Ya era hora —Se quejó William al verme aparecer—. Hemos perdido cuarenta minutos de ensayo.

—Lo siento —Mi voz salió entrecortada. Traté de recobrar la respiración antes de seguir hablando—. Mi jefe decidió que tenía que hablar conmigo justo cuando terminaba mi turno.

—No pasa nada —Noah cogió su mochila del suelo y la colocó sobre su hombro para empezar a caminar hacia el interior del edificio—. Vamos a intentar no perder más tiempo.

Me acerqué a Jack para depositar un beso sobre sus labios a modo de saludo y empezamos a caminar unos pasos por detrás de William y Noah.

—¿Qué tal tú día? —Pregunté y dirigí una mirada rápida para observar su perfil definido a la perfección.

—Bastante bien —Guardó sus manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero. Como siempre iba vestido de negro y lo único que destallaba eran los colgantes plateados que descansaban por encima de su camiseta—. No he hecho nada en especial.

Subimos por las escaleras hasta llegar al segundo piso, donde se encontraba la sala que siempre reservábamos. Dejé mi funda sobre el suelo y con cuidado saqué mi bajo del interior de esta. Pasé la banda entre mi cabeza y tras acomodarla en mi hombro toqué un par de acordes para asegurarme de que no se había desafinado.

—¿Listos? —Preguntó Noah cuando ya estábamos todos en posición. Nos limitamos a asentir y él empezó con la cuenta atrás.

Comenzamos a tocar la canción que habíamos estado ensayando estas últimas semanas. La había compuesto William hacía unos meses y tras hacerle unos cuantos retoques habíamos quedado bastante contentos con el resultado.

—Perdón —Se disculpó Jack. Se había equivocado en un par de acordes justo antes de llegar al estribillo—. Otra vez desde el principio, por favor.

Noah volvió a contar y una vez más empezamos a tocar. Todo iba perfecto hasta que de nuevo, Jack se volvió a equivocar, esta vez en el propio estribillo, la parte más fácil de toda la canción.

—Lo siento —Volvió a disculparse.

—¿Qué te pasa hoy? —Preguntó William—. Que se equivoque Mia es normal, pero tú nunca te equivocas.

—Oye —Protesté—. Que estoy aquí.

Tras eso, seguimos ensayando media hora más. Jack siguió equivocándose en varias ocasiones. Eso era raro, muy raro. Parecía que hoy había algo que le rondaba por la cabeza y, por eso, no era capaz de concentrarse.

Cuando terminamos, Noah y William se despidieron de nosotros. Ellos se iban en dirección contraria a la nuestra. Mis ojos azules se dirigieron hacia Jack.

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