Cuando llegué al trabajo, mi jefe estaba en su pequeño despacho atendiendo una llamada. Entré en el cuarto de empleados y dejé mi mochila. Recogí la mitad de mi cabello con una pinza para que no se me metiesen mechones de pelo en la cara mientras trabajaba y cuando estuve lista salí de nuevo.
Iba a dirigirme al almacén para empezar a reponer los refrescos cuando el jefe me llamó.
—¿Puedes venir un momento? Quiero hablar contigo —dijo y me hizo un gesto para que me sentase en una de las sillas que estaba enfrente de su vieja mesa.
—¿Qué ocurre? —pregunté tratando de contener mis nervios.
Tenía miedo de que igual fuese a despedirme, necesitaba aquel trabajo.
—Es sobre tu banda —contestó—. A mis clientes les gustó mucho vuestra música y me estaba preguntando si os interesaría volver a actuar la semana que viene —informó y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Estas eran muy buenas noticias—. Si volvéis a tener tan buena aceptación, he estado pensando que igual podríais actuar una vez al mes aquí.
—Eso sería increíble —respondí emocionada—. Muchas gracias por la oportunidad que nos estás dando.
—No tienes que darme las gracias. —El teléfono volvió a empezar a sonar—. Ahora a atender a los clientes y yo a seguir peleando con los proveedores.
Cerré la puerta a mi paso para ponerme manos a la obra.
La mañana se me pasó volando. Estaba de tan buen humor que el trabajo no se me hizo cuesta arriba, pero solo estaba deseando ir a darle la buena noticia a Noah, sabía que le haría ilusión.
(...)
Cuando salí de trabajar me puse rumbo a la tienda de música donde trabajaba Noah. No podía esperar a que volviese a casa para contarle lo de nuestra nueva actuación y mucho menos quería decírselo por mensaje. Era algo para comunicar en persona.
Aceleré el paso sin darme cuenta y en nada llegué al lugar de trabajo de mi amigo.
—Hola —saludé al entrar al chico que estaba en el mostrador y empecé a caminar por los pasillos de la enorme tienda en busca de Noah.
Todavía me seguía impresionando la envergadura de aquella tienda de música, en nuestra ciudad no había ningún local tan grande ni con tantos CDs y vinilos donde elegir.
Tras pasear por varios pasillos, por fin encontré a Noah en uno de ellos con una caja llena de vinilos, los cuales estaba colocando en las estanterías.
—Noah —lo llamé y él dejó de prestar atención a su trabajo para mirarme.
—¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendido ante mi visita mientras dejaba la caja en el suelo.
—Tengo muy buenas noticias. —Saqué mis manos de los bolsillos de la chaqueta y empecé a pasar mis dedos sobre los vinilos—. Mi jefe ha dicho que le gustaría que volviésemos a actuar la semana que viene, al parecer a los clientes les gustamos mucho. —Volví a mirar a mi amigo—. Y si todo va bien, puede que nos garantice una actuación al mes.
—Eso es increíble —Noah sonrió y se acercó para darme un abrazo, Por unos instantes me levantó del suelo y cuando volvimos a separarnos no pude evitar reír—. ¿Se lo has contado a Alaska y a Mark?
—Todavía no, pero estoy deseando ya que se enteren. —Noah volvió a coger la caja para seguir colocando los vinilos—. ¿Hoy sales muy tarde de trabajar?
—Que va, sobre las seis ya estaré en casa.
—Bueno, pues te dejo seguir trabajando, nos vemos luego —me despedí y empecé a avanzar por los eternos pasillos para abandonar la tienda.
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Rockstar
General FictionLlevaban años tocando todos juntos y su sueño era llegar a tocar en grandes escenarios sus canciones frente miles de personas. Sin embargo, un día, la banda se deshace, pero eso no impide a Mia abandonar su sueño y hacer todo lo posible por consegui...