NARRA MIA
Estábamos esperando sentados en un banco a que la chica del otro día nos viniese a enseñar el piso de sus padres. Esperaba con todas mis fuerzas que no fuese otra decepción y que fuese nuestro. Una casa con vistas al mar superaba todas mis expectativas.
—Estoy deseando verlo —Jugaba con mis anillos para tratar de calmar mis nervios—. Espero que sea la definitiva, no quiero tener que ver más pisos, no me gusta.
—La idea de mudarte fue tuya —Los ojos verdes de Noah estaban escondidos tras sus gafas de sol—. Ahí viene.
Nos pusimos en pie y nos quedamos mirando como la muchacha se acercaba hacia nosotros. Tenía la piel ligeramente bronceada por el sol y llevaba su cabello castaño recogido en una larga trenza, dejando a la vista varios piercings que decoraban sus orejas. No pude evitar pensar que tenía un montón de pendientes, pero yo tampoco era la persona más indicada para hablar. Mis orejas eran más metal que piel.
—Buenos días, chicos —Saludó con una sonrisa y se quitó las gafas de sol para colocarlas en su cabeza a modo de diadema—. ¿Vamos?
Nosotros asentimos y la seguimos hasta el portal, el cual se encontraba al otro lado de la carretera. Esperamos a que el semáforo se pusiera en verde y cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos dentro del edificio.
—¿Lleváis mucho tiempo buscando casa? —Preguntó mientras esperábamos a que las puertas del ascensor se abrieran ante nosotros.
—No —Respondió Noah—. Llevamos aquí solo dos días.
—Así que sois nuevos en la ciudad —Entramos en el ascensor y pulsó el botón para subir hasta el tercero—. Bienvenidos a Sídney, seguro que os encanta. Siempre hay un montón de cosas para hacer.
Las puertas se abrieron para dejarnos salir en un rellano bastante amplio del que salía un pequeño pasillo tanto hacia la derecha como a la izquierda. La joven nos guió hasta la puerta del apartamento y tras abrir nos hizo un gesto para que pasasemos.
La seguimos hasta el salón y me quedé impresionada ante la enorme cristalera que había en él, permitiendo la entrada de luz natural y ofreciendo unas vistas privilegiadas del mar. Toda la estancia estaba decorada con muebles bastante modernos y ambas habitaciones eran lo suficiente amplias como para que tanto Noah como yo nos sintiesemos a gusto. Estas estaban conectadas por una enorme terraza que tenía un par de sillas y una mesa de madera.
—¿Qué os parece? —Preguntó la chica cuando estuvimos de nuevo en el salón—. Se me había olvidado mencionaros que los muebles también están incluidos en el precio, pero si queréis quitar alguno nos avisáis y nos lo llevamos.
—¿Cuándo podemos mudarnos aquí? —Pregunté y ella sonrió.
—Veo que te ha gustado —Pasó la mano a lo largo de su trenza—. Mañana mismo podéis firmar el contrato si queréis y ya sería todo vuestro.
—Genial —Respondí y volví a dirigir mi mirada hacia la ventana. Todavía no me podía creer que aquella fuese a ser nuestro nuevo hogar.
(...)
No tardamos demasiado en guardar nuestras pertenencias en el que iba a ser nuestro nuevo hogar. Al fin y al cabo, solo nos habíamos traído una maleta llena de ropa y nuestros objetos personales más importantes.
—Por la tarde deberíamos ir a comprar —Dijo Noah cuando entró al salón.
—He hecho una lista con cosas esenciales de limpieza y para comer estos días —Le entregué el trozo de papel sobre el que había estado escribiendo unos minutos antes.
Lo primero que hicimos después de comer fue ir a buscar algún supermercado que no quedase demasiado lejos. Por suerte, había uno a tan solo un par de manzanas de allí. Tras terminar, subimos todas las bolsas al piso y guardamos todo lo que tenía que ir en la nevera. Después de eso, volvimos a salir a comprar otros objetos que necesitábamos para la casa: toallas, sábanas, utensilios de cocina... Todo eso nos llevó más tiempo del que esperábamos y cuando estuvimos de vuelta en el apartamento nos dejamos caer en el sofá.
—No puedo más —Solté un suspiro—. Estoy agotada.
—Creo que mejor recogemos todo mañana —La voz de Noah sonó apagada debido al cansancio.
Encendimos la televisión y dejamos puesto el primer canal que apareció. Se estaba emitiendo una película que ya seguía teniendo en mi lista de pendientes, pero ambos caímos entre los brazos de Morfeo antes de poder averiguar cómo terminaba.
(...)
Me encontraba sentada en el sofá buscando ofertas de trabajo. Llevaba varios días probando diferentes sitios, pero de momento no había tenido suerte. Pensaba que encontrar trabajo me resultaría mucho más fácil. Estaba tan concentrada leyendo que no me había dado cuenta de que Noah ya había vuelto a casa.
—Mira —Dejó caer un folio sobre la mesa que se encontraba enfrente del sofá.
Lo cogí y me puse a leer. Era un contrato para trabajar en una tienda de música.
—Enhorabuena —Le dediqué una sonrisa—. ¿Cuándo empiezas?
—Mañana —Respondió mi amigo bastante animado—. ¿Tú todavía no has tenido suerte?
Negué con la cabeza y solté un suspiro.
Una pequeña parte de mí era consciente que no todo iba a salir sobre ruedas al habernos mudado a una nueva ciudad sin tener nada planeado. Estaba claro que no iba a encontrar trabajo de un día para otro. Ya bastante suerte habíamos tenido encontrando un sitio donde vivir tan rápido.
Cogí mi portátil y abrí la página donde había estado diseñando el cartel para buscar nuevos miembros para formar una banda. Aunque mi principal objetivo ahora mismo fuese encontrar trabajo, tampoco podía olvidar el motivo por el que había venido hasta Sidney, teníamos que encontrar dos nuevos miembros para volver a formar una banda.
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Rockstar
General FictionLlevaban años tocando todos juntos y su sueño era llegar a tocar en grandes escenarios sus canciones frente miles de personas. Sin embargo, un día, la banda se deshace, pero eso no impide a Mia abandonar su sueño y hacer todo lo posible por consegui...