NARRA MIA
Cuando llegué del trabajo, no había rastro de Mark por ningún lado, lo único que indicaba que había estado allí eran las maletas del salón.
Noah salió del cuarto de baño mientras se iba secando el pelo con una toalla tratando de evitar, en vano, que gotas de agua cayeran sobre la camiseta de su pijama.
—Hola —saludé y dejé mi mochila encima de mi cama.
Me senté en esta para empezar a descalzarme y Noah se apoyó en el marco de mi puerta.
—¿Por qué hay maletas de Mark en el salón? —preguntó sin comprender qué estaba pasando—. Cuando llegué de trabajar no había nadie en casa y me encontré el salón invadido con sus cosas.
—Va a vivir con nosotros, pero solo de manera temporal. —Cuando me quité las botas solté un suspiro de alivio. Tenía los pies doloridos de llevar todo el rato de pie en el bar—. Solo hasta que encuentre otro piso donde vivir. —Me levanté de la cama y empecé a quitarme los anillos y los pendientes para dejarlos sobre la cómoda—. ¿No le has visto en toda la tarde?
Él negó.
—Llevo toda la tarde en casa y por aquí no ha aparecido nadie. —Se secó con la toalla un par de gotas que caían por su frente—. Cambiando de tema, iba a pedir comida china, ¿quieres? —informó mientras se dirigía a su habitación a coger su teléfono.
—Sabes que siempre quiero comida china —dije emocionada y cuando iba a obtener su respuesta, el timbre nos interrumpió.
—Creo que ese será Mark —dijo mientras se acercaba a abrir la puerta.
—Lo he conseguido —soltó el rubio emocionado mientras entraba y Noah cerraba de nuevo la puerta—. He conseguido trabajo —sonrió satisfecho.
—¿Tan pronto?
Había estado ese mismo mediodía escribiendo su currículum, no me podía creer que ya hubiese encontrado un trabajo decente. ¿Cómo lo había hecho?
Él asintió y me enseñó el contrato.
—Me han contratado en una discoteca —contestó. Noah y yo nos miramos y me dio la sensación de que ambos estábamos pensando lo mismo. Aquel trabajo sin duda estaba hecho para él—. No creo que mi padre esté muy contento cuando se entere, pero me da igual. —Se dirigió al salón a abrir una de sus maletas y sacó una camiseta blanca de manga corta y unos vaqueros negros.
—Por cierto, yo necesito contexto de por qué ahora vives en nuestro salón —preguntó el pelinegro mientras entraba en el salón y se sentaba en el reposabrazos del sofá.
Mark seguía sacando objetos de su maleta. Esta vez se hizo con un neceser del que sacó un perfume y un par de objetos de higiene personal.
—Por nada en especial. —Se puso en pie mientras cogía todo lo que acababa de sacar de su maleta entre sus brazos—. Mi casero me ha echado, así que tengo que buscar piso —añadió mientras se dirigía al cuarto de baño—. Y vosotros poneros guapos, que os venís conmigo a mi primer día de trabajo. Os invito a una copa o lo que queráis. —La puerta se cerró antes de que pudiéramos llevarle la contraria y se escuchó como el agua comenzaba a caer.
(...)
Por mucho que intentamos quedarnos en casa, Noah y yo fuimos arrastrados hasta la discoteca donde iba a empezar a trabajar Mark hoy. Nos estábamos haciendo paso entre la gente para intentar llegar a la barra. Tras un recorrido que parecía no llegar nunca a su fin, por fin llegamos donde se encontraba Mark.
Estaba atendiendo a un par de chicas, las cuales parecían estar ligando con él. Una de ellas le dijo algo y tras eso, Mark sacó otro vaso de chupito para él. Lo llenó y tras brindar con ellas se lo bebió de un trago.
La verdad es que este trabajo le pegaba demasiado. Parecía estar en su salsa. Sin duda alguna, era el más fiestero de toda la banda.
Tras despedirse de las chicas se acercó hacia nosotros con una gran sonrisa.
—¿Qué os pongo? —Elevó su tono de voz para intentar sobresalir sobre la música—. A esta os invito yo.
—Una cerveza está bien —respondió Noah.
—Para mí también.
Mark se alejó para coger nuestras cervezas y segundos más tarde las dejó enfrente nuestra. A continuación, sacó un abridor para quitar la chapa.
—No me puedo creer que ese sea James —dijo Noah sorprendido mientras cogía su botellín—. Qué casualidad. Voy a saludar, ahora vengo. —Tras eso se alejó en dirección a su compañero de trabajo y vi como chocaban sus manos.
Yo no veía el momento de irme de allí. Aquellos ambientes me agobiaban y nunca sabía como actuar.
—Alegra un poco esa cara. —Mark llamó mi atención—. Así nadie va a querer ligar contigo. —Tenía ambos brazos apoyados sobre la barra para quedar más cerca mío y así poder oírle mejor.
—Pues mejor porque no quiero ligar con nadie. —Di un trago a mi bebida e hice una mueca. No sabía porque había pedido una cerveza, ni siquiera me gustaban.
—¿A mí también me vas a rechazar?
—A ti él primero.
—Mark —gritó una chica de larga cabellera negra a unos metros de donde nos encontrábamos nosotros. Le saludó con la mano eufórica y Mark dirigió sus ojos azules hacia ella y sonrió.
—Algún día acabarás cayendo en mis encantos. —Me guiñó un ojo y se fue hacia donde se encontraba la chica.
(...)
Vacié mi cerveza en un árbol y tiré la botella en el contenedor. Tras eso, me senté en un banco enfrente de la puerta de la discoteca y solté un suspiro aliviada, por fin un poco de aire fresco.
Saqué mi teléfono y aproveché para responder algunos mensajes que tenía acumulados. Había estado tan entretenida respondiendo los mensajes que no me había dado cuenta de que había estado casi una hora contestando y escuchando audios.
—Por fin te encuentro —murmuró Noah mientras aparecía a través de la puerta del local y se dirigía a mí—. Me tenías preocupado, llevo media hora buscándote por todos lados.
—Perdón, es que no aguantaba más tiempo ahí dentro.
—¿Volvemos a casa entonces?
Yo asentí y ambos empezamos a caminar de nuevo a casa. Tenía el cuerpo congelado de haber estado tanto rato allí sentada, se notaba que quedaba poco para la llegada del invierno, mi estación favorita.
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Rockstar
General FictionLlevaban años tocando todos juntos y su sueño era llegar a tocar en grandes escenarios sus canciones frente miles de personas. Sin embargo, un día, la banda se deshace, pero eso no impide a Mia abandonar su sueño y hacer todo lo posible por consegui...