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NARRA MIA

Cuando salí de trabajar puse rumbo a la casa de Mark. Mi orientación no era demasiado buena, así que esperaba no perderme. Las calles por donde vivía me parecían todas iguales y siempre acababa teniendo que utilizar el Google Maps para ubicarme y conseguir llegar a mi destino.

Tras equivocarme varias veces de calle, por fin había encontrado el edificio donde vivía Mark. La puerta del portal estaba abierta, así que entré para empezar a subir escaleras hasta llegar a la tercera planta. Recorrí el pasillo y cuando estuve frente a su puerta llamé al timbre.

Esperé unos instantes, pero nadie salía a abrir. Estaba a punto de irme, cuando Mark apareció al otro lado de la puerta vistiendo solo unos pantalones de chándal.

—¿Vengo en mal momento? —pregunté esperando no haber roto su momento romántico con alguno de sus ligues.

Él negó con la cabeza y se hizo a un lado para dejarme pasar. Yo cerré la puerta y vi como Mark se metía al que supuse que sería su cuarto y minutos después volvía a salir mientras se ponía una camiseta de manga corta blanca.

—¿A qué se debe tu agradable visita? —Pasó la mano por su cabello para acomodar un par de mechones que se habían despeinado al ponerse la camiseta.

—Vengo a devolverte esto. —Le iba a entregar la bolsa que llevaba sosteniendo todo este rato, pero él se negó a cogerla.

—Sé que todo me queda bien, pero los vestidos no son mi estilo. —Miró la hora en su teléfono y entró en la cocina—. ¿Quieres quedarte a cenar?

—No puedo aceptar esto, igual puedes regalarselo a alguien o algo. —Dejé la bolsa en uno de los taburetes que estaban enfrente de la isla de la cocina—. Y no hace falta, solo venía a traerte esto.

—Mia, quiero que te lo quedes tú, ¿vale? —respondió mientras cerraba la nevera—. Te lo regalo a ti por ayudarme con lo de mi padre y te quedas a cenar, así pruebas mi plato estrella ya que has venido hasta aquí. —Me guiñó un ojo y encendió la vitro.

—¿Estás seguro? —Me sentía mal por quedarme aquel vestido y sus complementos, me parecía demasiado, pero Mark se limitó a asentir y parecía que daba igual lo que le dijera, que no iba a cambiar de opinión—. ¿Y cuál es tu plato estrella?

—Sorpresa —respondió y se acercó a mí para echarme de la cocina—. Ahora fuera de aquí, puedes ver la televisión si quieres mientras hago la cena.

—Sí, señor —reí y me fui al salón.

Me acerqué a la ventana para ver las vistas. Su piso daba a una de las calles más concurridas de la ciudad. Todo el rato estaban pasando coches y diferentes personas iban de un lado hacia otro por la acera sin detenerse ni un segundo a mirar su alrededor. La verdad, prefería las vistas del piso donde vivíamos Noah y yo, era todo mucho más tranquilo.

—Cena lista. —Mark me sacó de mis pensamientos y me giré para ver cuál era su plato estrella.

Él estaba dejando los platos sobre la mesa y cuando vi los macarrones con tomate no pude evitar soltar una carcajada.

—¿Los macarrones son tu plato estrella?

—Son macarrones especiales —respondió mientras volvía de la cocina con los cubiertos.

—¿Y qué es lo que tienen de especial?

—Que los he cocinado yo —respondió con total normalidad y yo me acerqué a él para coger uno de los tenedores que estaba sosteniendo en sus manos.

—Espero no intoxicarme.

—Te aseguro que vas a querer repetir.

Me senté en el sofá y él hizo lo mismo para empezar a cenar.

—No están mal —respondí tras el primer bocado—, aunque si haces mal unos macarrones con tomate es para matarte.

—No serías capaz, soy muy valioso como guitarrista —contestó antes de llevarse otro bocado a la boca—. ¿Estás nerviosa por la actuación?

—Un poco, pero sobre todo estoy emocionada, tengo muchas ganas de que llegué ya. —Me llevé un mechón de pelo detrás de la oreja—. El que creo que está bastante nervioso es Noah, aunque él insiste en que no.

—Yo le he notado un poco raro estos días, pero pensaba que igual era otra cosa.

Yo negué con la cabeza.

—Creo que le preocupa demasiado que la actuación no vaya bien o que a la gente no le gustemos.

—Estoy seguro de que nos irá bien.

Me levanté para recoger los platos cuando terminamos de cenar y me dirigí a la cocina para fregarlos, ya que él había hecho la comida, lo mínimo que podía hacer era dejarlo todo limpio.

—No hace falta que los laves, ya lo haré yo —dijo mientras entraba en la cocina y abría la nevera para sacar una cerveza—. ¿Quieres una?

Yo me limité a negar con la cabeza mientras abría el grifo para comenzar a fregar. Ya se estaba empezando a hacer tarde, por lo que, cuando terminase sería mejor ir volviendo a casa. Además, seguro que Noah estaba preocupado porque no le había avisado de que llegaría más tarde.

Cuando terminé, me sequé las manos un trapo que tenía colocado en la manilla del horno. Tras eso, me dirigí al salón, donde se había vuelto Mark para tomar su cerveza mientras veía la televisión.

—Yo me voy ya —informé mientras mi mirada se dirigía hacia la pantalla del televisor.

Noté como el corazón me daba un vuelco. El grupo de Jack estaba siendo entrevistado porque iban a lanzar una nueva canción y todo el mundo estaba expectante.

Mark iba a coger el mando para apagarla, pero yo negué.

—No hace falta que lo quites, estoy bien —mentí—. Nos vemos mañana —me despedí y tras coger de nuevo la bolsa que contenía el vestido que le iba a devolver a Mark, salí del apartamento.

Todavía me seguía doliendo recordar a Jack por cómo se había ido y cómo no se había puesto en contacto con ninguno de nosotros. Sin embargo, estarlo evitando no iba a hacer que me sintiera mejor, solo iba a servirme para ignorar que me seguía molestando. De esta forma, poco a poco dejaría de doler, o eso esperaba. 

RockstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora