NARRA MARK
Mientras conducía hasta casa no paraba de pensar qué es lo que podría haber pasado para que Mia me pidiese que volviera con tanta urgencia. Cuando llegué tuve que dar varias vueltas a la manzana hasta que finalmente conseguí encontrar un aparcamiento. Me bajé de la moto y cuando llegué a la puerta del portal supe qué es lo que ocurría. El coche de mi padre estaba allí aparcado y su chófer estaba en el interior leyendo el periódico.
Llamé al timbre y me abrieron la puerta casi al momento, como si hubiesen estado esperando impacientes a su lado para que apareciese en casa de una vez.
Subí por las escaleras y cuando llamé a la puerta, fue Mia quien me abrió con cara preocupada. Me imaginaba que no debía haberle hecho mucha gracia tener que pasar tiempo con mi padre después de todo lo que había pasado entre ellos dos.
Ella se hizo a un lado para dejarme pasar.
—Hola —saludé mientras me acercaba a ella para depositar un beso sobre su frente—. Hola a ti también, papá. —Dirigí mi mirada hacia él, que estaba de pie en la entrada con las manos guardadas en los pantalones de su traje negro.
Noah también estaba allí. Se podía ver que estaba sorprendido ante toda aquella situación. Sabía que habría reconocido a mi padre. Tenías que vivir debajo de una piedra para no saber quién es. Sin duda, tendría que tener una conversación más tarde con él para explicarle las cosas.
—Buenos días, Mark —saludó y se colocó la corbata—. ¿Podemos hablar?
Hice un gesto para que entrase en el salón y él se sentó en el sofá. Desabrochó el botón de la chaqueta del traje y dejó el periódico que llevaba sosteniendo todo este rato sobre la mesa.
—Tú dirás. —Me crucé de brazos y apoyé mi hombro contra el mueble del salón.
Mi padre abrió el periódico y me enseñó un reportaje que habían hecho sobre mí. Seguían todos mis pasos. Mencionaban hasta mi nuevo trabajo.
—Si has venido hasta aquí a decirme cómo esto daña la imagen de la empresa y me vas a amenazar, ya puedes irte.
—He venido a firmar la paz contigo —respondió y aquellas palabras me pillaron por sorpresa. Nunca hubiese esperado escuchar aquello venir de él—. Claramente esto tiene una mala imagen para la empresa y es por eso que quiero que lleguemos a un acuerdo. —No dije nada, solo esperé a que él me explicase cuál era su propuesta porque era obvio que ya tenía todo pensado. Ahora solo estaba en mis manos aceptarlo o no—. Aceptaré que estés tocando en este grupo aunque no me guste y que salgas con la chica esta...
—Mia —contesté un poco molesto de que ni siquiera hubiese hecho el esfuerzo de aprenderse su nombre.
—Mia —repitió como en un intento de recordarlo—. Me comprometo a apoyarte y a respetar más tus decisiones siempre y cuando cumplas unos mínimos en la empresa y mantengas tu imagen mediática impoluta. No te estoy pidiendo demasiado, solo que te comportes.
—¿Vas a dejar de estar controlando todo lo que haga?
Él solo asintió.
—De acuerdo —accedí—. pero te aviso de que a la mínima que infrinjas este acuerdo, el trato se ha acabado.
—Te doy mi palabra. —Se puso en pie y se acercó a mí. Tendió su mano y yo la estreché a modo de firmar nuestro contrato—. Ahora tengo que irme, tengo una reunión importante. Espero que mañana te pases por la oficina, tengo algunas cosas importantes con las que ponerte al día.
—Allí estaré.
Mi padre se dirigió a la puerta de la entrada y Mia y Noah salieron de la cocina para despedirse.
—Espero que a partir de ahora nos llevemos bien, Mei —dijo mientras abría la puerta—. Podéis venir un día a cenar a casa para empezar de nuevo, pero esta vez con buen pie. Hasta luego —se despidió y cerró la puerta a su espalda.
—Mia —murmuró ella molesta—. No tengo un nombre tan complicado.
Entré a la cocina a coger un vaso de agua y Mia y Noah siguieron mis pasos. Ella se sentó en una de las sillas y él se quedó apoyado en el marco de la puerta.
—Creo que tienes muchas cosas que contarme —dijo Noah—. Y tú también. —Miro esta vez a Mia.
—Le pedí yo que no te dijese nada —intervine—. Perdona, pero bueno, tampoco hay mucho que contar, como puedes ver, soy el hijo de una de las personas más ricas del país.
(...)
Al terminar de comer, Noah se esfumó dejándonos a Mia y a mí solos. Ella me miró y se encogió de hombros una vez la puerta de la entrada se cerró tras la fuga de Noah.
—Entonces... —empezó a decir mientras metía su plato y su vaso en el lavavajillas—. Haber hecho las paces con tu padre significa que has recuperado tu piso.
—Supongo que sí. —Guardé mi botella de agua de nuevo en la nevera—. Pero puedes venir a visitarme siempre que me eches de menos.
—Tranquilo, estaré bien. —Salió de la cocina y se dirigió a su habitación.
Había dejado la puerta abierta así que me acerqué hasta allí y me apoyé en el marco de esta, mientras miraba como ella iba guardando un par de camisetas en el armario.
—Por cierto, quería enseñarte un canción que compuse a ver qué te parece. —Ella me miró y asintió—. Es la primera que escribo, así que no me juzgues demasiado.
—Dame un momento y ahora estoy contigo.
Asentí y me dirigí al salón, donde estaba mi guitarra apoyada contra el sofá. La saqué de la funda y me senté para empezar a afinarla. Cuando estuve conforme con el sonido, saqué la libreta en la que había estado escribiendo la canción y esperé a que Mia viniese.
Sentía un nudo en el estómago a causa de los nervios. Eso era raro en mí. Yo nunca estaba nervioso.
Al poco, Mia entró en el salón y se sentó a mi lado.
—Enséñame qué es lo que tienes.
Empecé a tocar la canción y a cantar la letra que me había llevado más tiempo del que debería en componer, pero al fin y al cabo, yo no tenía experiencia en esto. Durante lo que duró la canción no miré ni una sola vez a mi amiga. Tenía miedo de su reacción o que se notase que no le estaba gustando. Al fin y al cabo, me hacía ilusión y había invertido muchas horas en ello.
—Tienes una voz preciosa, Mark —dijo Mia con una sonrisa—. ¿Cuándo nos ibas a decir que cantabas tan bien? Noah y tú podrías tener algunas canciones juntos, creo que sería genial. —Al ver que su reacción había sido buena sentí como poco a poco el alivio iba recorriendo mi cuerpo—. En cuanto a la letra, me gusta, aunque creo que quedaría bien haciéndole algunos cambios. ¿En qué te has inspirado para escribirla?
—En nadie en concreto, solo en varias chicas que conocí cuando estuve de viaje por diferentes países de Europa —mentí. Claramente no podía decirle que la canción se me ocurrió mientras pensaba en ella.
—Pues parece que te lo pasaste muy bien con ellas.
—Yo siempre me lo paso muy bien.
Ella se echó un poco hacia delante para coger el bolígrafo que había sobre mi libreta. El aroma de su champú llegó hacia mí, olía realmente bien. Mia empezó a garabatear en la hoja y tras unos minutos me enseñó algunos pequeños cambios.
—¿Qué te parece así?
—Creo que está bastante mejor.
—Deberías enseñársela a Noah, él sabrá mejor ayudarte a sacarle más potencial a la letra —respondió mientras se levantaba del sofá—. Tengo que irme a hacer unos recados antes de la actuación, nos vemos —se despidió y poco más tarde se fue de casa dejándome allí completamente solo.
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Rockstar
General FictionLlevaban años tocando todos juntos y su sueño era llegar a tocar en grandes escenarios sus canciones frente miles de personas. Sin embargo, un día, la banda se deshace, pero eso no impide a Mia abandonar su sueño y hacer todo lo posible por consegui...