NARRA MIA
El sol apenas se insinuaba en la habitación cuando me desperté. Mark seguía completamente dormido a mi lado y entre sus brazos tenía uno de los cojines que abrazaba contra su pecho. Me incorporé al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse con suavidad. El corazón me comenzó a latir con fuerza. Noah había vuelto. No esperaba que fuese a llegar tan temprano, no le esperaba hasta la tarde o noche.
—Despiértate —dije en un susurro urgente—. Noah acaba de llegar. Tienes que irte.
Mark, aún somnoliento, parpadeó y asintió, aunque volvió a girarse para acomodarse de nuevo entre las sábanas. Cerró de nuevo los ojos como si no hubiese comprendido nada de lo que acababa de decirle
Tenía el pulso acelerado. Comencé a recuperar mi ropa de entre las sábanas para vestirme. Tras esto, me miré al espejo. Tenía toda la máscara de pestañas emborronada haciendo que mis ojeras todavía fuesen más pronunciadas. La noche anterior me había dormido antes de siquiera poder hacer el amago de ir a desmaquillarme.
—Mark, por favor, levántate —insistí mientras recogía su ropa del suelo y se la lanzaba sobre la cama para que empezase a vestirse—. Tienes que irte antes de que Noah se entere de que has pasado la noche conmigo.
—No entiendo cuál es el problema —respondió en un tono casi inaudible mientras se frotaba los ojos y se estiraba tratando de desperezarse.
—Me da vergüenza que nos vea. —Me recogí mi cabello en una coleta—. Voy a ir a hablar con él para distraerle y que puedas salir sin problemas, date prisa.
Abandoné mi cuarto. Noah estaba en su habitación. Había dejado la puerta abierta y estaba empezando a deshacer su maleta. Admiraba que fuese capaz de recoger su equipaje nada más llegar a casa, yo siempre lo posponía durante semanas.
—Buenos días —saludé con una sonrisa y me apoyé en el marco de la puerta—. ¿Qué tal las vacaciones con tu familia?
—Bastante bien, como todos los años. —Volvió a doblar una camiseta que había sacado de la maleta pero se había arrugado un poco—. Mi hermana te manda saludos. ¿Tú qué tal? —Su mirada se dirigió hacia mí y rápidamente la desvió para mirar hacia fuera de su habitación. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y esperaba que no hubiese visto a Mark. Una sonrisa se escapó de entre los labios de Noah—. Buenos días, Mark.
Maravilloso. Nos había pillado.
Me giré para mirar a Mark, quien se estaba poniendo la chaqueta. Sentía mis mejillas arder y Mark se acercó hacia nosotros.
—Buenos días. —Levantó su mano a modo de saludo—. Yo me tengo que ir, ya me contarás qué tal tus vacaciones. —Sonrió y sus ojos azules se dirigieron hacia mí. Se agachó para depositar un beso sobre mis labios y sin decir nada más, abandonó nuestro apartamento.
La próxima vez que le viese le iba a matar.
Noah esperó a escuchar el sonido de la puerta.
—Veo que tú tampoco te has aburrido estas navidades, tienes muchas cosas que explicarme.
—No hay nada que explicar, ha sido cosa de una noche, nada más. —Abandoné su habitación antes de que pudiese decir algo más y me encerré en la mía.
Me dejé caer sobre la cama y hundí mi cara entre las almohadas. Las mejillas todavía me ardían. Estaba tan avergonzada.
(...)
Esta semana me tocaba turno de tardes en el bar. Hoy no estaba habiendo demasiados clientes, por lo que estaba aprovechando para ir limpiando las baldas donde dejamos las botellas entre cliente y cliente que iba atendiendo.
—Buenas tardes —saludó un hombre de mediana edad.
—Buenas tardes, ¿qué va a tomar?
El señor se había sentado en uno de los taburetes que estaban frente a la barra. Se quitó las gafas de sol y sus ojos marrones quedaron al descubierto.
—Un café solo, por favor.
—Ahora mismo. —Preparé su café y cuando lo tuve, lo dejé encima de la barra—. Aquí tiene.
—¿Puedo hablar un minuto contigo? No te quitaré mucho tiempo.
—Claro —respondí, aunque aquello me había pillado por sorpresa.
—Creo que lo mejor será que primero me presente. —Sacó la cartera del bolsillo de la chaqueta, la cual ni siquiera se había quitado—. Soy Richard Smith y soy representante de artistas. El otro día os vi actuar y me gusta como sonáis, me gustaría poder trabajar con vosotros. —No sabía que decir, ¿era esto una broma de mal gusto?—. Mi oferta es conseguir grabar vuestro primer sencillo, con algunas canciones y ver qué tal funciona a nivel nacional.
—Me acabó de quedar impresionada, no sé muy bien qué decir —respondí tratando de salir de mi asombro—. No me esperaba esto.
—No necesito una respuesta ahora mismo, entiendo que tienes que comentarlo con el resto de integrantes de la banda —contestó con tono calmado—. Aquí tienes mi tarjeta, cuando tengáis una respuesta, llamadme. —Se bebió el café casi de un trago y se levantó—. Ahora tengo que irme, muchas gracias por el café. —Dejó un billete al lado de la taza—. Quédate con el cambio. Hasta pronto.
—Adiós —respondí mientras miraba la tarjeta que me acababa de entregar.
Richard abandonó el local y yo guardé la tarjeta en el bolsillo de mi pantalón. Todavía no me podía creer lo que acababa de pasar. ¿De verdad íbamos a tener la oportunidad de grabar nuestro primer disco?
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Rockstar
General FictionLlevaban años tocando todos juntos y su sueño era llegar a tocar en grandes escenarios sus canciones frente miles de personas. Sin embargo, un día, la banda se deshace, pero eso no impide a Mia abandonar su sueño y hacer todo lo posible por consegui...