NARRA MIA
Cuando me levanté a la mañana siguiente, Noah ya estaba en la cocina tomándose una infusión. Sujetaba la taza con ambas manos como si estuviese tratando de entrar en calor.
—Buenos días —saludé y me dirigí a coger una taza del armario para prepararme un café—. ¿Qué tal has dormido?
—Bien, ¿y tú?
—También —respondí mientras sacaba la leche de la nevera.
—Tengo algo que enseñarte —añadió Noah mientras cogía su teléfono, el cual llevaba sobre la mesa todo este rato.
Lo desbloqueó y tras unos segundos me mostró el móvil. Antes de fijarme pensaba que se trataba de una cuenta random de instagram, pero segundos más tarde me di cuenta que éramos nosotros.
—¿Ya hemos conseguido veinte seguidores? —pregunté sin ser capaz de contener la emoción. No era mucho, pero bastante para ser un inicio.
—La creé ayer antes de la actuación —explicó—. Y también aproveché para subir alguna publicación, así si en el concierto le llamábamos la atención a alguien, podría encontrarnos.
—Tan efectivo como siempre. —Le dediqué una sonrisa y le devolví el teléfono—. Yo me tengo que ir —dije al mirar la hora en el reloj que colgaba de la pared de la cocina.
Se me había hecho tarde y yo tenía que irme a trabajar. Me bebí el café a carrera y fui casi corriendo a mi habitación para vestirme. Cogí lo primero que encontré por el armario y tras acomodarme un poco el pelo, me dirigí al baño para cepillarme los dientes.
Minutos más tarde ya me estaba encontrando saliendo por la puerta de casa. Bajé las escaleras hasta llegar al portal y cuando iba a salir por la puerta casi me choco contra alguien.
—¿Adónde vas con tanta prisa? —preguntó Mark.
—Llego tarde a trabajar —contesté—. Si vienes a ver qué tal está Noah, está desayunando.
—Venía a verte a ti. —Se encogió de hombros y empezó a caminar a mi lado. No podía pararme a charlar con él, tenía el tiempo justo para llegar al trabajo—. Espero que esta noche no tengas planes.
—En principio no —respondí sin detenerme—. ¿Vienes a invitarme a una cita? —pregunté en tono burlón.
Iba caminando lo más rápido que mis piernas me lo permitían. Mientras que parecía que yo iba casi corriendo, Mark parecía que no le costaba nada seguirme el ritmo, era como si fuese paseando.
—Ya te gustaría —Empujó la puerta del bar y me hizo un gesto para que pasase—. Mi padre quiere que cenemos con él esta noche.
Yo fui directa al cuarto donde dejábamos nuestras cosas y una vez estuve lista, salí de nuevo al local. Mark se había sentado en la barra y tenía su barbilla apoyada sobre la palma de su mano.
—¿Perdón?
—Lo que oyes. —Se levantó del taburete—. La buena noticia, es que no hace falta que vayas elegante.
No era la ropa lo que me preocupaba, sino su padre. El día que lo conocí no dio la impresión de que hubiese sido de su agrado. Además, ese señor me imponía demasiado. No me apetecía tener que ir a cenar con él, sentía que iba a ser una cena demasiado incómoda.
—¿Es totalmente necesario? —pregunté deseando que Mark me dijese que no pasaba nada si no quería ir.
—Obviamente no te voy a obligar a ir —respondió—, pero conozco a mi padre y sé que seguirá insistiendo.
—Está bien. —Solté un suspiro.
—Si no quieres, no hace falta que...
—Acepté fingir ser tu novia, así que esto es lo que me toca —le interrumpí.
—¿Segura? —insistió y yo me limité a asentir con la cabeza—. En ese caso, pasaré a buscarte, la casa de mi padre queda a las afueras y no está muy bien comunicada. —Guardó las manos en los bolsillos de su cazadora de cuero—. Tengo que irme ya, nos vemos.
—Hasta luego.
Me quedé mirando como Mark avanzaba entre las mesas, abrió la puerta con delicadeza y lo vi desaparecer cuando salió del pequeño campo de visión que me aportaba la cristalera.
(...)
Tras salir de la ducha me puse la ropa que iba a llevar a la cena con el padre de Mark. Él me había mencionado que no hacía falta que fuese demasiado arreglada, pero no sabía si unos vaqueros y una camiseta era demasiado informal. Me miré al espejo y, al final, decidí no cambiarme. Tampoco sabía qué otra cosa podría ponerme.
El pelo me goteaba sobre la camiseta y volví al cuarto de baño para secarlo un poco con la toalla. Estaba terminando de maquillarme cuando la pantalla de mi teléfono se encendió. Me acababa de llegar un mensaje de Mark diciéndome que ya estaba abajo esperando.
Fui una vez más a mi cuarto y cogí mi chaqueta de cuero, las llaves de casa y guardé mi teléfono en el bolsillo trasero del pantalón.
—Me voy —grité mientras abría la puerta de la entrada para irme—. Nos vemos luego —añadí, aunque no obtuve respuesta de Noah. Estaba encerrado en su habitación con la música puesta, por lo que no parecía haberme oído.
Como siempre, bajé por las escaleras y cuando salí a la calle vi a Mark sentado sobre la moto con el casco sobre una de sus piernas mientras aprovechaba para mirar su teléfono. Estaba tan concentrado escribiendo que no se dio cuenta de que había llegado a su lado.
—¿Vamos?
—Perdona, no me había enterado —dijo sorprendido mientras me entregaba el casco que había traído a mayores.
Me lo puse y a continuación, me subí a la moto. Rodeé con mis brazos a Mark para no caerme y pocos segundos más tarde ya estaba conduciendo por las calles de la ciudad.
No había exagerado cuando había mencionado que su padre vivía a las afueras. Estábamos dejando ya los edificios atrás y nos estábamos adentrando en los barrios residenciales que quedaban bastante más alejados. Sin embargo, Mark todavía no se detuvo en esas casas, sino que siguió conduciendo unos cuantos minutos más.
A lo lejos empecé a ver otra urbanización más apartada en la que las casas parecían ser de mayor tamaño. A medida que nos fuimos acercando no pude evitar sorprenderme. De aquellas casas se podían sacar unos cuantos pisos para varias familias.
Mark giró a la derecha en una de las calles de esa organización y finalmente se detuvo ante una enorme casa moderna. El muro del exterior y la enorme puerta impedían ver gran cosa del interior.
—Vamos —dijo Mark mientras se quitaba el casco. Me bajé de la moto y segundos más tarde él hizo lo mismo, Se acercó a mí y sacó unas llaves de su bolsillo del pantalón—. ¿Estás preparada? Si no estás segura, todavía estamos a tiempo de irnos.
—Ya que me he hecho todo el camino hasta aquí, no me voy a ir ahora.
Tras esto, Mark se acercó para abrir la puerta pequeña que había al lado de la puerta de mayor tamaño que suponía que era para los coches y entramos al interior del enorme terreno.
La casa todavía era más grande de lo que parecía desde fuera y estaba rodeada de enormes jardines. Atravesamos el jardín por un pequeño pasillo que había por el medio que dirigía justo hasta la entrada principal de la casa. Subimos el par de escalones del porche y una vez frente a la puerta tragué saliva con dificultad. Estaba más nerviosa de lo que debería, al fin y al cabo, todo esto no significaba nada, no es como si el padre de Mark fuese realmente mi suegro.
El muchacho abrió la puerta y yo seguí sus pasos para entrar al interior de la mansión. Ya no había vuelta atrás.
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Rockstar
General FictionLlevaban años tocando todos juntos y su sueño era llegar a tocar en grandes escenarios sus canciones frente miles de personas. Sin embargo, un día, la banda se deshace, pero eso no impide a Mia abandonar su sueño y hacer todo lo posible por consegui...