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NARRA MIA

Un mes más tarde...

Cuando llegué a casa, vi que Noah estaba sentado en la terraza escribiendo en un cuaderno. En este último mes habíamos estado intentando componer nuevas canciones para tener repertorio en caso de poder tocar en algún sitio. Además, habíamos conseguido encontrar un nombre para la banda, Ultraviolet, el cual había sido idea de Alaska.

Me dirigí a mi habitación para dejar mi mochila sobre la cama y salir a la terraza.

—Hola —saludé al asomarme y me senté a su lado—. Tenga una noticia increíble. —Noah me miró para prestarme atención. Su cabello estaba desordenado a causa de la brisa—. En dos semanas vamos a poder tocar en el bar donde trabajo —informé emocionada.

—¿Estás de broma?

Negué.

—El grupo al que le tocaba tocar dentro de dos semanas, no va a poder venir porque al cantante le ha surgido un problema familiar —empecé a explicar—, y yo le he ofrecido a mi jefe que nosotros toquemos. Estoy deseando darles la noticia a Alaska y Mark.

—No me puedo creer que vayamos a tener nuestra primera actuación.

Iba a contestar cuando el timbre nos interrumpió.

—¿Esperas a alguien? —pregunté y mi amigo negó con la cabeza.

—Ya voy yo. —Me levanté para dirigirme a la entrada a ver de quién se trataba.

Abrí la puerta y al otro lado me encontré a Mark, quien llevaba el casco de la moto en su mano y me dedicó una sonrisa fugaz al verme.

—¿Un día sin verme y ya me echas de menos? —Me aparté para dejarle pasar y él dejó el casco encima de la mesa pequeña del salón.

—No te hagas ilusiones —respondió mientras guardaba las manos en sus bolsillos—. Tengo que hablar contigo.

—Pues tú dirás.

—Necesito pedirte un favor, aunque sé que puede sonar un poco raro —empezó a hablar de nuevo—. Necesito que te hagas pasar por mi novia.

Yo no pude evitar empezar a reír tras escuchar sus últimas palabras, pero al ver que estaba hablando totalmente en serio, traté de contenerme.

—¿Resulta que tienes problemas para ligar?

—El problema es no tener problemas para ligar —contestó—. Es una historia muy larga, pero el caso es que le dije a mi padre que tenía novia para que me dejara en paz y ahora quiere conocerla pasado mañana. Solo será durante un rato, hacer el paripé durante el evento.

—¿Y qué gano yo con esto?

—Disfrutar de mi maravillosa compañía, ¿no te parece suficiente? —Me guiñó un ojo.

—Eso más bien me parece un castigo —bromeé y me dejé caer en el sofá, estaba agotada de haber pasado casi todo el día en el trabajo—. ¿Por qué no se lo pides a otra persona? Estoy segura de que habrá un montón de chicas que quieran acompañarte.

—Sin ofender, pero es que eres la clase de persona que sé que decepcionará a mi padre. —Se acercó para sentarse a mi lado.

—Pues claro que me ofendo —protesté—. Además, ¿no deberías de querer que tu padre acepte a tu supuesta novia?

—Repito, es todo una larga historia. —Empezó a jugar con uno de sus anillos—. Por favor, Mia. Solo será durante un par de horas. —Sus ojos azules se encontraron de nuevo con los míos.

No entedía nada de aquella situación, pero para él parecía ser algo importante.

—Está bien.

—Sabía que podía contar contigo. —Me dedicó una sonrisa y se levantó de nuevo del sofá—. Bueno, yo ahora tengo que irme que he quedado con Agatha —dijo mientras miraba su teléfono.

—¿Ni un minuto llevo saliendo contigo y ya me vas a poner los cuernos?

—Lo superarás. —Cogió el casco y se dirigió hasta la puerta—. De verdad, muchas gracias por hacerme este favor. —Apoyó su mano en el pomo de la puerta—. Hasta mañana —se despidió y desapareció por el pasillo de mi edificio.

Cerré la puerta sin entender muy bien por qué Mark quiere que alguien se haga pasar por su novia. Igual es que sus padres eran una familia muy tradicional y no les gustaba que su hijo estuviese cada semana con una chica diferente. 

(...)

A la mañana siguiente, me despertó el sonido del timbre. Me giré para coger mi teléfono. Miré la hora y solté un suspiro de fastidio. Era mi día libre y no tenía pensado levantarme hasta tarde. Además, habíamos suspendido el ensayo porque Alaska tenía bastante trabajo estos días.

Me levanté de la cama y como un zombie me dirigí a abrir la puerta. Supuse que se trataría de Noah, que a lo mejor se habría olvidado las llaves al irse a trabajar, pero mi sorpresa fue encontrarme una vez más con Mark.

—¿Tú has visto la hora que es? —me quejé mientras me dirigía a la cocina a coger un vaso de agua.

—Son las diez de la mañana —respondió mientras cerraba la puerta y, a continuación, entró en la cocina para sentarse en una de las sillas—. Si estás libre, nos vamos de compras.

—¿Perdón?

—No puedes ir con tu ropa mañana.

Apoyé la parte baja de mi espalda contra la encimera y tras terminar de beber, volví a hablar:

—¿Has venido a despertarme para meterte también con mi forma de vestir? —Me coloqué un mechón de mi cabello rosado tras la oreja.

—A tu forma de vestir no le pasa nada, pero el evento es elegante, así que tenemos que comprarte algo apropiado para la ocasión.

—Nunca pensé que acabaría yendo de compras contigo —murmuré y cogí un yogur de la nevera para desayunar algo rápido—. Dame media hora y estaré lista para irme. 

RockstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora