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NARRA MIA

Llevaba toda la tarde tumbada en el sofá viendo comedias románticas navideñas. Si algo adoraba de la Navidad, eran este tipo de películas. Ni siquiera me había quitado el pijama en todo el día y estaba envuelta en una suave manta.

Estaba llegando al clímax de la película cuando llamaron al timbre. La pausé y me acerqué a la puerta para ver de quién se trataba, aunque ya me hacía una ligera idea.

—¡Feliz Navidad! —saludó Mark, que iba completamente vestido de negro, como siempre.

Me aparté hacia a un lado para dejarle pasar y cerré la puerta.

—¿Qué haces aquí? —pregunté confundida y fui de nuevo al salón para taparme de nuevo con la manta, la cual me pasé por encima de los hombros.

—¿Qué planes tienes para hoy?

—¿No es evidente?

—No te vas a quedar todo el día en casa viendo películas. —Se sentó a mi lado—. Te vienes a cenar con mi familia y tengo una pequeña sorpresa para ti.

—No creo que sea muy buena idea. —La presencia de su padre no me hacía demasiada ilusión—. Además, no hace falta que te tomes tantas molestias conmigo. No me va a pasar nada por quedarme en Navidad sola en casa viendo películas.

—Mi hermano también va a venir a cenar, así que no tienes que preocuparte por mi padre. Se va a comportar.

—¿No vas a aceptar un no por respuesta?

Él negó con la cabeza mientras me dedicaba una cálida sonrisa.

(...)

Nos bajamos de la moto y dirigí una rápida mirada a la enorme casa que se encontraba justo enfrente. Me quité el casco y Mark abrió la puerta. Recorrimos todo el jardín hasta llegar a la entrada principal. Llamó al timbre y para mi sorpresa, fue su padre quien nos abrió la puerta.

—Hola —saludé.

—Feliz Navidad, Mei. —Me hizo un gesto para que pasase—. Mark ya me dijo que tu madre está de viaje. Espero que te lo pases bien con nosotros.

Tanta amabilidad era algo nuevo, aunque el detalle de aprenderse mi nombre parecía que ya era demasiado. Solo son tres letras, no tengo un nombre tan complicado.

—¿Axel todavía no ha llegado? —preguntó Mark por quien suponía que sería su hermano.

—¿Alguien está preguntando por mí?

Un chico alto y de cabello oscuro salió del salón con una sonrisa de oreja a oreja, dejando a la vista un par de hoyuelos a cada lado de su boca.

Mark se acercó a él y ambos se fundieron en un cálido abrazo.

—¿No nos vas a presentar? —dijo Axel cuando se separaron y sus ojos marrones se dirigieron hacia mí.

—Ella es Mia. —Noté como la mano de Mark se apoyaba sobre mi espalda con suavidad.

—Encantado, yo soy Axel. —Extendió su mano y yo la estreché—. Me gusta el color de tu pelo.

—Gracias. —Sonreí tímidamente.

La verdad es que para ser hermanos eran como la noche y el día. No se parecían en nada.

—Ven conmigo, quiero enseñarte algo. —Mark comenzó a subir las escaleras que estaban enfrente nuestra—. Ahora bajamos a cenar —avisó mientras seguía avanzando y yo fui tras él.

La segunda planta era tan espaciosa como la primera. Fui recorriendo el enorme pasillo mientras seguía los pasos de Mark hasta que abrió la puerta de su habitación.

RockstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora