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NARRA NOAH

Hoy era mi día libre y Mia se había ido a trabajar hacía rato, por lo que cogí mi guitarra y me senté en el sofá para seguir componiendo una canción que había dejado a medias hacía un par de semanas.

Me gustaba componer cuando estaba solo porque me daba vergüenza que me escucharan, sobre todo cuando todavía no estaba seguro si la canción era lo suficientemente buena como para utilizarse, lo cual me ocurría con prácticamente todas las canciones que escribía. Aunque siempre me decían que estaban bien, mi lado perfeccionista siempre me decía que no eran lo suficiente buenas.

Pasé las páginas de mi viejo cuaderno y llegué a la hoja donde tenía las anotaciones. La libreta lucía horrible. Estaba arrugada después de tantos años de uso y cada una de las páginas tenían multitud de tachones.

Releí lo que había escrito para refrescarme la memoria y empecé a tocar la guitarra. Cuando llevaba tanto tiempo sin componer, al principio se me hacía raro, pero no tardaba demasiado en volver a coger el ritmo y todo fluía mucho más fácil.

Estaba totalmente concentrado en la canción cuando mi teléfono comenzó a sonar. Solté un suspiro un poco molesto. Si alguien iba a intentar venderme algo, no había escogido el mejor momento para llamarme.

Recuperé mi móvil de la mesa y cuando vi su nombre en la pantalla, sentí como mi corazón daba un vuelco ante aquella sorpresa. De todas las personas que me podían haber llamado, aquella hubiera sido la última en quien hubiese pensado.

—Hola, ha pasado mucho tiempo —saludó Jack cuando descolgué y todavía no podía creerme que realmente fuera él.

—Hola —respondí. Una parte de mí estaba esperando que me dijesen que era una cámara oculta y que la persona que estaba al otro lado del teléfono era tan solo un imitador.

—Parece que no te alegras mucho de hablar conmigo —bromeó y yo negué con la cabeza como si pudiese verme.

—Es solo que no me esperaba esta llamada —dije mientras mi asombro se iba difuminando poco a poco.

—Pensaba que estarías enfadado conmigo y que no me ibas a responder —admitió—. Estaba bastante nervioso antes de llamarte. Llevaba media hora mirando la pantalla del teléfono tratando de decidir si era buena idea o no.

—Al principio sí que estaba enfadado por como te fuiste, pero me alegro de poder hablar contigo.

—Sé que no sirve de nada, pero quería disculparme por la manera en que me fui. —Por su tono de voz podía saber que realmente se arrepentía—. Es solo que no sabía cómo sacar el tema. Lo intenté varias veces, pero tenía miedo de vuestra reacción y al final me quedé sin tiempo.

—Disculpas aceptadas. —Dirigí mi mirada hacia la ventana. Los rayos de sol entraban por la ventana iluminando todo el salón y me tuve que levantar a cerrar la cortina para que no me dieran directamente en la cara—. Me alegro ver que estás teniendo mucho éxito en algo que te gustaba tanto. Al final estás cumpliendo tu sueño.

—Gracias —murmuró—. Pero no llamaba solo para esto. Vi que os habéis mudado a Sídney y justo estoy por aquí, ¿te gustaría quedar esta tarde?

—A Mia le va a hacer mucha ilusión cuando se lo...

—A Mia no le digas nada, por favor —me interrumpió y percibí como su tono de voz se apagaba—. No estoy preparado todavía para verla.

—Pero yo creo que a ella le vendría bien verte y saber que te has puesto en contacto con nosotros.

—De verdad que todavía no puedo —repitió—. Por favor, Noah, prométeme que no le dirás que te he llamado.

RockstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora