Cargas secretas

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Jimin se sorprendió, abrió los ojos y se hizo hacia atrás en la silla -Yo... no, eso no. Ya dije que soy Park Jimin- pero toda la confianza con la que siempre se desenvolvía, se había esfumado y se notaba a leguas que estaba nervioso por haber sido descubierto.

-Ese será tu nombre ahora, pero estoy seguro que eres Bang Ji-seok el hijo de Bang Si-Hyuk- dijo con certeza Lee-Nim -Mi padre es Lee Soo-man, cofundador y CEO actual de B.L Transportation-

-Por favor, no vaya a decir nada. No deseo que nadie se entere. Comprenderá que tras lo ocurrido lo que menos deseo es que alguien sepa que estoy vivo y en Corea- pidió casi en súplica cuando se vio totalmente acorralado.

-¿Tus padres viven?- inquirió Seung-Hyun.

Jimin se apresuró a negar con la cabeza -No, es por eso que regresé al no tener nada que me atara a allá. Necesito saldar unas cosas con mi pasado aquí- su confianza había regresado -¿Usted cómo supo que yo estuve secuestrado? Según investigué, no había ningún registro del hecho-

-Oh, es una pena- dijo ante lo primero al momento de ser pronunciado por el menor y luego al escuchar la pregunta, respondió -Tienes razón, jamás se dio aviso a las autoridades. Pero verás, la noticia la recibió tu padre al estar en su oficina y en un instante llegó alterado a la oficina del mío a decirle lo ocurrido y yo, que en ese entonces era un muchacho de veintidós años y estaba ahí haciendo mis prácticas para graduarme de la universidad, escuché todo-

Se acomodó en su asiento para continuar su relato -A tu padre y al mío no les gustó la idea de que yo hubiera escuchado, pero ya lo había hecho y al momento él me pidió que saliera de la oficina, así que no supe más datos, solo que a partir de ese día, jamás lo volví a ver y mi padre tomó posesión de la empresa.

Flashback. Seúl hace 20 años.

Bang Si-Hyuk estaba en su oficina arreglando el traslado de un cargamento en sus contenedores especiales refrigerados. Aquellas plantas y semillas necesitaban estar a una cierta temperatura al ser nativas de un país con clima cálido.

De pronto, el sonido del teléfono lo sacó de sus pensamientos. Contestó y se le heló la sangre al escuchar las siguientes palabras. -La mercancía que enviamos en sus contenedores fue incautada en la aduana de China, pero no se preocupe, ya tomamos cartas en el asunto. Aunque el paquete es algo pequeño, servirá para pactar la compensación-

-Ji-Seok...- dijo en un susurro.

-Así es, tenemos a su hijo Ji-Seok, así que ustedes nos darán veinte millones de dólares para poder volver a verlo con vida- no había cómo pactar diferente y él lo sabía -Esperamos la cantidad para antes de dos días o el pequeño pagará las consecuencias, aunque sería una lástima, tan pequeño y tan bonito-

-¡Maldito! ¡No se te ocurra hacerle nada a mi hijo! - el otro hombre colgó la llamada y de inmediato corrió a la oficina de Lee donde entró sin tocar -¡Maldita sea! ¡Secuestraron a Ji-seok! - soltó y luego reparó en la presencia del muchacho -Déjanos solos Seung-hyun-

Una vez que el hijo de Lee se retiró, continuó -El cargamento de China fue incautado y me piden veinte millones para dentro de dos días. Libera la cantidad de alguna de nuestras cuentas mientras yo voy con mi esposa a informarle.

Bang llegó a su casa en un momento, no le importaba conducir a exceso de velocidad ni las multas causadas, Ji-Seok estaba en peligro y tenía que salvarlo como diera lugar. Su esposa se quebró en llanto al recibir la terrible noticia y aunque ella sugirió dar aviso a la policía, su esposo hizo caso omiso, no podía hacerlo debido a las circunstancias.

Pasaron unas dos horas y tocaron a la puerta donde para su sorpresa, estaba parado su pequeño hijo sin ningún rasguño acompañado de una señora. Después de abrazar y colmar de besos a su unigénito, Si-Hyuk ordenó a su señora fuera por los pasaportes de "repuesto" y todo el dinero que había en la caja fuerte, mismo que fue entregado a la señora en recompensa y como pago para que los llevara al aeropuerto y el resto es historia.

Fin del Flashback.

Jimin era escoltado por Lee-Nim hacia la bodega. Al entrar, una gran opresión se hizo presente en su pecho, acompañada de un malestar general pero continuó su camino hasta llegar a la pared con las rendijas en el suelo. Se dejó caer de rodillas -Aquí es, este es el lugar sin duda alguna- tuvo una clara visión de la escena ocurrida en su mente y comenzó a llorar.

Lee le dio unos minutos y le tomó del hombro -Vamos afuera, no te está haciendo nada bien estar aquí- El chico asintió y al estar en el patio respiró profundamente -Lee-Nim, muchas gracias por su tiempo. Por favor, no comente con nadie el haberme visto, pero si llegara a recordar algo más, algún detalle, llámeme- le extendió su tarjeta de presentación con dos manos agachando la cabeza. Ambos se despidieron en el Hall del edificio principal desde donde pediría su taxi para regresar nuevamente a casa.

Al cabo de unos cuarenta minutos entró a su departamento, quitó sus zapatos y se dejó caer en el sillón de la sala para comenzar a llorar nuevamente. Había sido terrible revivir eso y por más que lo deseaba, no podía amainar su llanto. Quizá era todo lo que por años había guardado, porque nunca le habían permitido llorar este suceso; Park Jimin nunca había sido secuestrado, nunca había tenido que huir, era un chico feliz. 

Pasaron unas tres horas y no se había movido del sillón. Sus ojos eran ya unas pelotas rojas de tanto llanto -¿Quizás si le hablo a mis padres?. No, no es opción, los preocuparía mucho y además por la diferencia horaria deben estar durmiendo- no contaba con nadie más, se sentía solo, muy solo, hasta que recordó -Jeon Jungkook...- y marcó su número telefónico. 

-¿Sí diga?- contestó el pelinegro del otro lado de la línea con una voz algo agitada. 

-Hola Jungkook... Perdona que te hable en sábado, pero...- no sabía cómo abordar la conversación, es más, ya se estaba arrepintiendo de haber marcado. 

-¿Señor Park? ¿Sucedió algo en la oficina?- jamás le habían hablado en fin de semana, debía ser una super urgencia. 

-Ah, no... yo... necesitaba alguien con quién hablar- y en ese momento, volvieron a fluir sus lágrimas -Yo... lo siento... no debí hacerlo...- dijo entrecortado tratando infructuosamente de ocultar sus sollozos. 

Jungkook apagó la caminadora en la que estaba corriendo para prestar mayor atención y comprobó que en efecto, su jefe estaba llorando -¿Qué le sucede? ¿Necesita que le ayude en algo?- 

-Por favor... ven- colgó la llamada y envió su ubicación con la esperanza de que Jeon pudiera ir a acompañarlo. 

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Ohhhh siiiiii, creo que comenzamos a desenmarañar algunas cosas de esta madeja. ¿Cómo ven? 

Te prometo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora