Retos implicados

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Había reconocido a su madre en esas fotos y los recuerdos comenzaron a bombardearlo llegado como ráfagas y haciendo que su cabeza tuviera mucha más información que la que podía procesar y tuvo un desmayo. Al recuperarse a los pocos minutos miró la pantalla y no recordaba qué había estado haciendo o quién era esa persona, había tenido una fuga disociativa como forma de su cerebro para protegerlo. Aún algo confundido apagó la computadora y se dispuso a dormir. 

Su recuerdo se hizo presente y una vez que salió de la bodega hacia la calle lo embargó un sentimiento de angustia, no sabía a dónde ir y comenzó a caminar sin reconocer el lugar en lo más mínimo. Recordó el hambre que sentía, la desesperación de no saber dónde estaba o cómo llegar a su casa, el que casi nadie pasaba por ahí. Encontró un lugar junto a unos basureros y se puso a llorar. Jungkook adulto despertó sintiendo todo esto -Estuve vagando sólo por las calles... no sé cuánto tiempo...- había sufrido mucho y se dio cuenta que su misma mente le estaba proporcionando la información a cuentagotas -Pero todos estos recuerdos se han ido desatando desde que conocí a Jimin ¿Por qué será?- 

A las seis de la mañana Jimin despertó y envió como hacía todos los días desde que eran novios, un mensaje de buenos días, mismo que era contestado casi inmediatamente por el flamante pelinegro dueño de su corazón, pero esta vez no fue así. Pensó quizás que estaría ocupado, bañándose o algo así por lo que continuó con su rutina matutina. Al estar ya aseado y listo, volvió a checar su celular y seguía sin haber ningún mensaje de vuelta por lo que decidió llamarle. Unos tres tonos más tarde Jungkook contestó. 

-Jimin-sii. Hola, disculpa que no te contesté el mensaje, no me siento muy bien de ánimos. Aunque escucharte hace que se disipe un poco lo malo, eres como mi virus de la felicidad- sonrió levemente aunque sabía que él no podía verlo. 

-¿Qué pasa? ¿Es por lo de ayer?- se notaba la preocupación en su voz -Sabía que no te debía dejar...- se le comprimió el corazón -prometí estar contigo, permíteme hacerlo. Jungkook, te amo. Puedes contar conmigo- 

Los ojos de menor se llenaron de lágrimas -Yo también te amo Jimin-sii y quiero que estés conmigo, te necesito para poder afrontar esto. Sé que junto a ti será menos doloroso lo que descubra. Además, tu presencia de algún modo parece ser de ayuda a que vaya recordando cosas... te platico en la oficina- 

-Te veo en un rato. Trae ropa, te quedarás en mi departamento- le había salido su faceta de jefe, no estaba sujeto a discusión. 

Apenas Jungkook entró por la puerta de la oficina de Jimin, ambos se fundieron en un abrazo y se colmaron de besos. -No sabes que horrible fue la angustia de cómo estarías. Casi no pude dormir- Además de por las imágenes perturbadoras, pero esa era otra historia. 

-Calma. Estoy bien, estamos juntos- sonrió -¿Me ayudarías hoy a buscar información? Creo que ayer en la noche lo estaba haciendo, pero ya no recuerdo nada mas que me fui a dormir, debo haber estado muy cansado- 

-Sí. Yo te sostendré, sea lo que sea que encuentres- lo volvió a besar con ternura y se recargó un momento en su hombro hasta que escucharon tocar la puerta y se separaron -Pase- 

Jin entró muy alegre a saludarlos pero se detuvo al ver su semblante algo nostálgico -¿Pasa algo?- 

El pelinegro puso en contexto a su hyung resumiendo todo lo que había sucedido el fin de semana en un par de minutos y ambos luego salieron de la oficina de Park para dirigirse a sus propios espacios y continuar la jornada laboral. 

Kang-nim llamó por teléfono a Jimin y lo citó en la sala de juntas del piso veintidós junto con los demás directivos de forma urgente así que de inmediato el chico tomó sus cosas y fue al lugar ante la mirada atenta de quienes estaban en sus cubículos y Jisso. 

Te prometo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora