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Amanecí con el grito de algún desquiciado gritando al lado de mi oreja. Hice una mueca sin abrir los ojos. Debían de ser las cinco de la mañana, porque el sueño que tenía era infernal. Acabé abriendo mis ojos lentamente para encontrarme con el alegre y honorable rostro de Asher. Gruñí.

—Voy a matarte —musité.

—Buenos días para ti también. ¡Ahora mueve el trasero de esa cama, Ali, es viernes!

—¿Qué hora es?

—Las dos y media de la tarde. Pedimos comida china a domicilio, por si te apetece.

—¿Algo con pescado?

—Ajá.

—No me gusta el pescado. ¿Sabes si sobró algo de la comida de anoche?

—Mmh... Una ración, pero la desayuné esta mañana —respondió.

—¿Desayunaste pastel de papas, Ash?

—¡Era lo único que había! Ahora dejemos de hablar de mí... ¡Es viernes!

—¿Y qué?

—Por el amor de Dios, Ali. ¡No puede ser que haya que explicártelo todo! —exclamó—. Todos los años se da una fiesta para los alumnos del instituto una semana antes de comenzar la nueva cursada. Se dice que es para reencontrarte con tus amistades, conocer gente nueva y todas esas idioteces, pero yo creo que es para embriagarnos antes de volver a la aburrida rutina de siempre.

—Y me despertaste porque...

—Porque hoy conocerás a tus nuevos compañeritos. Recuerda que nosotros no vamos a estar para acompañarte en el salón de clases, por mucho que lo desees. En fin, ¡Es por eso que debes estar decente, Ali! ¿Tienes ropa de fiesta? O debemos ir a...

—Tengo, el otro día fui de compras con Nick. Pero jamás te dije que iría a esa fiesta.

—¿No te gusta salir? —preguntó.

—¡Claro que si! Sólo quería generar suspenso —confesé. Asher rió.

—Eres una tonta.

—Y tú un incrédulo —respondí. Asher, ignorándome, se levantó de la cama y caminó directo a mi armario—. ¿Qué buscas?

—Toda tu ropa es de mojigata, Al —bufó a la vez que tomaba un vestido entre sus manos.

—Ese vestido me queda a la altura del trasero. Si eso te parece mojigato, no me quiero imaginar la ropa que usan tus ligues.

—No quieres saberlo —afirmó con una sonrisita traviesa. Rodé los ojos.

—¿A qué hora es la fiesta?

—Nosotros iremos a partir de las doce. Ya sabes, para hacernos desear —respondió y reí.

—¿Y los demás están de acuerdo con que yo vaya con ustedes? —pregunté.

—¡Pero claro! Ellos te adoran. Especialmente Nick.

—Al menos le caigo bien a mi hermano. Ese es un punto a favor.

—Si, bueno... Pero no hablemos de eso ahora. ¿Por qué no bajad y preparas algo de comer? Tienes cara de tener hambre —inquirió.

—¿Seguro que no eres tú el hambriento?

—Pero tú más. Si quieres, puedes preparar tacos y yo te ayudo a cortar las frutas.

—Son verduras, idiota.

—Es lo mismo —respondió, haciendo un gesto despreocupado con la mano.

—Oye, Ash...

—Dime.

Viviendo con 5 idiotas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora