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Salí del baño con una toalla rodeando mi cuerpo, pues recién había salido de ducharme. Habíamos vuelto del instituto hacía ya dos horas, y por la noche iba a salir de fiesta con Blair, Mike y los simios entrometidos con los que compartía casa.

Desvié mi camino y me metí en la habitación de Alex. Este estaba en la cama con su celular, mientras la perra dormía en el pie de la cana. Levantó la vista al oírme entrar y me repasó con la mirada. Al final, acabó relamiendo sus labios. Reí.

—Hola, amor —dije.

—Me vas a matar si me llamas así.

—¿Prefieres Alex?

—Por supuesto que no, ven aquí. —Él estiró sus brazos esperando que me acercara. Negué con la cabeza.

—Estoy en toalla.

—¿Desde cuándo eso es un problema?

—Desde que tú me incitas a ser una pervertida y luego tendré que volver a ducharme.

—Nos duchamos juntos. Ya. Problema resuelto.

Suspiré, divertida.

—Sólo venía a ver qué estabas haciendo. Recuerda que hoy salimos, tienes que estar listo para las diez.

—¿Las diez? ¿Tan temprano?

—Lo siento, hijo de la noche. Nos vamos después de comer. Tu estate listo.

—Tal vez necesite ayuda para ponerme la ropa.

Sonreí.

—Pídele ayuda a Ash.

Él rió y yo salí de su habitación para ir a la mía. Allí me vestí con ropa de entre-casa, porque ni loca me quedaba con la ropa para salir por tanto tiempo, me peiné y bajé nuevamente las escaleras para ocupar el sillón donde estaban Tyler y Logan.

—Hola.

—Hola, parásito —respondió Tyler.

—Qué lindo —ironicé—. ¿Qué hacen?

—Estábamos por ver una película, ¿te unes?

—Mmh... ¿Cuál?

—Doctor Strange.

Bufé.

—¿Por qué no mejor vemos una de Barbie? —sugerí.

—NO —respondieron a la vez, fue la primera vez de Logan en hablar.

—¿Por qué no? ¡Es divertida!

—Es para niñas, ni siquiera tú deberías ver eso —acusó Logan.

—¿Cómo saben que es mala si no la han visto? ¡Ustedes porque aún no han visto Barbie escuela de princesas! —protesté.

—No necesitamos verla para saber que es una basura.

—Ah, ¿y prefieren ver una película que ya han visto decenas de veces?

—No te atrevas a juzgar una sola cosa de Doctor Strange, niña —acusó Tyler, apuntándome con su dedo índice. Lo empujé lejos de mi cara.

—Si no les gusta, les cocinaré todo lo que me pidan por una semana —inquirí.

Esta vez, se lo pensaron un buen rato.

—Mmh... Un mes —negoció Tyler.

—Dos semanas.

—Tres —respondió.

—Una semana y un día.

—Una semana.

—Hecho —respondí, riendo. Qué idiota.

Viviendo con 5 idiotas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora