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—¡Eso estuvo genial! Ali, no puedo creer que te hayas peleado con un profesor en tu primer día de clases. ¡Eres tan divertida! ¡Oh, Dios! ¡Creo que he encontrado a mi mejor amiga para toda la vida! —chillaba Blair.

Yo iba en todo el trayecto a detención pensando «mierda, papá y Nick me matarían».

—Créeme, yo tampoco puedo creerlo. Dios, ¡debí haberme quedado callada!

—Descuida, no te pierdes de nada. Su clase es como oír todo el tiempo un bla, bla, bla —intentó consolar Mike.

—Te lo aseguro, la detención es mejor.

—Eso no me interesa. Lo que me preocupa es cómo va a reaccionar mi familia...

—¿En serio? No pareces de esas chicas a las que le afecta lo que digan sus padres —soltó Mike.

—No mucho. Pero enterarse que me han castigado el primer día de clases... y a la primera hora... es... Dios, van a matarme.

—Si te consuela, te has ganado todo mi respeto. Es que... ¡Wow!  Y... ¡Dios! Debí contenerme la risa cuando Mike lo llamo «profesor Michi». ¿Si le viste el bigote? ¡Parecía el de un gato! —exclamó Blair y reí. No pude evitarlo... el profesor Michlet cumplía con todas las descripciones.

—Seguro que...

—¿Qué haces fuera del clase?

Frené en seco con los ojos cerrados. Detrás de mis espaldas había oído la voz de Alex. Estaba segura. Con la mejor de mis expresiones, volteé despacio.

—Oh, ¿ahora te interesa lo que hago?

—No, no me importas.

—Entonces no preguntes.

—Eres la hermanita de mi mejor amigo, se supone que debo cuidarte.

—Descuida, sé cuidarme. Quedó claro que no te importo cuando me hiciste bajar del auto.

—¿Aún sigues resentida por eso? Te bajé a tres cuadras, inmadura.

—¡No le...!

—No te molestes, Mike —interrumpí. Él y Blair entendieron que quería estar sola y desaparecieron por los pasillos. No fue hasta ese entonces que Alex, con su burlona e idiota sonrisa, volvió a hablar.

—¿Ahora tienes defensor? Qué rápida eres, Ali.

—¡Vete a la mierda!

¿Rápida? ¿Yo? ¡Por favor! Si ni siquiera sabía cuál era la relación que yo tenía con Mike. Es que... ¡Acababa de conocerlo! ¿Cómo rayos se atrevía a llamarme de ese modo?

—¿Qué? ¿Vas a llorar? —preguntó—. ¿A la princesa le gusta provocar pero no que la provoquen?

—¡Te odio!

—Oh, qué bonita.

—Escucha. No sé qué es lo que hice para que mi existencia te molestase tanto, pero no quiero a ser parte de eso, Alex. Si te caigo mal, bien, pero procura no molestarme más. Yo haré lo mismo.

—Sí, lo que tú digas.

Sin responder, di la media vuelta y continué caminando, pero su voz volvió a detenerme.

—Oye, Ali... —dijo y lo miré—. Mejor apresúrate, no vaya a ser que llegues tarde a detención.

—¿Por qué iría a detención?

Esta vez, quien no respondió fue él. Simplemente, con una ligera sonrisa en el rostro, se dió la vuelta y se fue. Maldito idiota.

Volví con las dos personas que acababa de conocer y que iría a detención. Me estaban esperando con una mirada intrigante y a la vez compasiva. No debí conocer demasiado a Blair como para darme cuenta de que era lo suficientemente curiosa como para aguantarse las preguntas.

Viviendo con 5 idiotas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora