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Martes. Acabábamos de llegar al instituto. Los chicos aún no se habían dispersado por ahí, sino que seguían caminando a mi lado. No había rastros de Blair ni de Mike, por lo que agradecí su presencia. No me gustaba caminar sola por los pasillos en un instituto nuevo. Me sentía como un animalito de laboratorio al cual todos observaban.

—Ali, Ali, Ali —repitió Asher al pasar un brazo por detrás de mis hombros—. Sé que te duele no tener clase con nosotros, pero prométeme que no me vas a cambiar por ese chico.

—¿Qué chico? —pregunté. Sabía a quién se refería, pero jamás le había hablado acerca de Mike y Blair. Apenas los había conocido hace un día.

—Alex te vió hablando con un chico. Pero no me pongo celoso. Sé que no hay nadie más gracioso que yo, ni tampoco una amistad más fiel que la mía. ¿Quién más va a soportarte las veinticuatro horas del día? —preguntó, seguro de si mismo. Mi boca se abrió en una silenciosa O.

—Pareces más un enemigo que un amigo.

—Sólo bromeo. Me gusta tener que soportarte las veinticuatro horas, pequeña enana.

—Yo no soy enana. Mido uno sesenta.

Asher rió.

—¿Te parece mucho? —intervino Alex, serio.

—Nadie está hablando contigo —espeté.

—Entonces no hables estando a mi lado. Por más que lo desee cada vez que estoy contigo, no soy sordo —atacó.

—¡Amor!

Fue como un caniche ladrando. La voz más aguda que había escuchado en la historia de las voces. Y si, la voz de Minnie Mouse se quedaba corta con la chica que tenía delante mío y su chillido.

Se lanzó a los brazos de Alex, rodeando su cuello con los brazos e inclinándose en puntas de pie para plantar un beso en su boca.

Era rubia y tenía un buen culo. Envidiable. Fue lo primero que deduje de ella. Cuando se separó de él —cosa que parecía casi imposible—, analicé la ropa corta que llevaba puesta. Madre mía, si así se vestía para ir al instituto, entonces cómo se vestiría para ir a una discoteca.

Sus ojos eran celestes. Igual de envidiables que su cabello, su culo y su sonrisa, radiante como sol. No creí que tendría la desfortuna de tener que conocer a su novia tan rápido, pero aquí me encontraba, parada frente a ambos mientras se toqueteaban sin descaro pese a los estudiantes que pasaban. Me dieron ganas de vomitar.

—Tú debes ser Alisson, la niña que necesita niñero —se dirigió a mi con una sonrisa que no combinaba con las palabras que acababa de soltar—. ¡Es broma! Desde que Alex me anunció tu llegada estoy queriendo conocerte. Me llamo Camille. Se escribe con C, M y doble L.

Sí, no iba a ser con R.

Esta chica no me cerraba del todo. Principalmente por el «chiste» que acababa de hacer. Su sonrisa era bonita, pero estoy segura de que por dentro era una venenosa víbora con ansias de atacar.

—Si, soy Alisson.

—Te imaginaba mas guapa...

—Yo la imaginaba como a una niña, pero te aseguro que acabó superando mis expectativas —intervino Logan. Era la primera vez que en verdad apreciaba sus halagos.

—...y más alta —ignoró.

Esta vez, Asher frunció los labios y, sin quitar su brazo de mis hombros, puso la espalda recta.

—A mi me va bien su estatura.

No me llevaba bien con Alex. Él tampoco conmigo. Pero que se quedara allí parado, al lado de su novia, mientras marcaba mis defectos, admito que sí había dolido un poco. Sólo un poco. Defender a tu novia no quiere decir que debas estar de acuerdo en todo lo que dice o hace. O, ahora que lo pienso, tal vez él concuerde con ella.

Viviendo con 5 idiotas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora