Jeon Jungkook es un joven de tan solo 24 años. Edad en la que comienzas a planear tu futuro, construir un hogar, tener hijos, una familia. Es el momento donde buscas a la persona con la que te ves envejeciendo; él quería todo eso, un futuro, un hoga...
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—¿Tú? Creí que nunca más tendría que verte la cara —dijo el señor con fastidio rodando los ojos al ver a la persona frente a él.
—Créame que a mí tampoco me alegra verlo —espetó mirándolo enojado, no importándole que el hombre fuera mayor—. ¿Dónde está su hijo?
—¡Deja a mi hijo en paz! ¡Creí qué tenías un poco de dignidad cuando decidiste dejarlo pero ya veo qué no es así! —exclamó intentando cerrar la puerta pero el menor se lo impidió.
—No quiero volver con su hijo —explicó y el mayor lo miró con los ojos entrecerrados, no creyéndole absolutamente nada.
—¿Pero qué es este albo...Jimin? ¿Qué haces aquí? —Namjoon apareció mirando confundido a su padre y a Jimin, sorprendido de verlo con el cabello rubio y de que estuviera allí en su casa.
—A ti quería verte —sonrió con inocencia acercándose al peligris—. ¡Esto es por meterle ideas estúpidas a Jungkook en la cabeza!
Alzó el puño impactándolo con fuerza en la cara de Namjoon, que sin esperarlo terminó cayendo al piso, llevando después una mano a su nariz. Alzó la cara viendo que Jimin lo miraba con el ceño fruncido y los puños apretados, completamente enojado y siendo el objetivo de la furia en sus preciosos orbes azules.
Luego de que Jungkook le contara todo lo que Kim le había dicho no pudo evitar las ganas de partirle la cara al estúpido de su ex por meterse en su noviazgo. Así que al otro día apenas despertó, se arregló en silencio para no despertar a su Jungkookie y salió directo a casa del peligris, no pensaba quedarse con las palabras atoradas en la garganta.
—¡¿Qué derecho crees qué tienes sobre mí para ir a casa de mi novio y decirle toda esa mierda?! —bramó, decir que estaba enojado era poco, por su culpa, y por sus jodidas palabras Jungkook estuvo deprimido toda la noche.
—¿Fuiste a buscarlo? —la voz del señor Kim también se hizo escuchar, que se encontraba bastante enojado con la situación.
—Jimin yo...solo lo hice porque te amo —murmuró sintiendo doler toda el área cercana a su nariz—, no quiero que sufras cuando el muera.
—¡Es mi maldito problema si sufro o no! ¡Mantente alejado de mí, y por supuesto de Jungkook también! —exclamó y salió de la casa dando un portazo.
El peligris miró a su padre, quien lo observaba con una mirada reprobatoria. Sabía que volvería a darle el maldito discurso de nuevo.
"Eres mi heredero...seré la burla de mis socios...debes casarte con una joven de buena familia... eres un enfermo...no te pueden gustar los hombres".
Estaba cansado ya de escuchar todo eso, en serio pensó que algún día lo comprendería pero acababa de darse cuenta de que eso era algo imposible. Se puso de pie encarándolo, decidido a dejarle claro de una vez por todas que ya no se sometería a sus mandatos.
