Muchos años después...El chico caminaba con tranquilidad por los largos pasillos del hospital, estaba demasiado aburrido en la oficina de su padre por lo que decidió salir a curiosear por el enorme hospital. Era muy temprano aún por lo que no había mucho bullicio en el lugar, dentro de lo que cabe, obviamente.
Iba por el tercer piso del hospital, hasta ahora no había visto nada interesante, pero una fina y bonita voz llegó a sus oídos de pronto haciendo que se detuviera de golpe. Caminó hacia la habitación 136 y pegó su oreja a la puerta. Era la voz de un chico, por lo que parecía tenía más o menos su edad.
Se alejó de la puerta cuando la voz de un hombre también se escuchó, pidiéndole al chico que dejara de cantar. De pronto comenzaron a escucharse gritos, mayormente del adolescente con el que parecía ser su padre.
Entoces tomándolo por sorpresa, la puerta se abrió de pronto y dos pares de ojos lo observaron atentamente. Sintió sus mejillas y orejas calentarse debido al sonrojo que se apoderaba de su rostro por la vergüenza de que lo descubrieran escuchando por la puerta.
¡No podían culparlo! ¡Estaba muy aburrido!
—Y-yo lo si-siento —tartamudeó avergonzado.
El chico era un bonito rubio de ojos oscuros y labios gruesos. Estaba sentado es la cama, con un yeso en su brazo derecho que casi le llegaba hasta el hombro. Tenía un aura rebelde pero su rostro era tan bonito, parecía un lindo muñequito de porcelana.
—¿Y tú quién eres? ¿Te dedicas a escuchar conversaciones ajenas? —regañó el hombre.
Por un momento dudó que fuera el padre de ese lindo chico, se veía bastante joven, además de que no se parecían mucho físicamente hablando.
—Eh...yo...
—Lamento mucho si mi hijo los molestó —se le puso la piel de gallina al escuchar la voz de su padre detrás de él—, no volverá a suceder.
—Bien —dijo el hombre.
El rubio solo estaba callado, mirando atentamente al chico pelinegro que los estaba espiando. Se veía muy bonito así de avergonzado, sus mejillas estaban rojas, al igual que sus orejas, y aquella mirada apenada en sus bonitos ojos lo hizo casi sonreír.
—Soy Kim Seokjin, el doctor de su hijo —se presentó el hombre, dándole una mala mirada a pelinegro—. El es mi hijo.
—Kim Jungkook, un gusto —hizo una reverencia en señal de respeto.
—Min Yoongi —respondió el hombre quedamente—, soy su padre.
—Bueno, Jimin llegó anoche con el húmero fracturado —explicó al señor, que le dio una mirada asesina a su hijo.
—De seguro se metió en problemas con la banda de delincuentes con la que se junta.
—No son delincuentes —masculló enojado cruzándose de brazos.
—¡Wow! ¿Estás en una banda? —interrumpió un emocionado Jungkook, había captado bien el aura del chico al verlo.
—¡Una banda de rock! ¡No somos delincuentes!
—¡Aún más genial!
Los dos adultos se enfrascaron en una conversación, ignorando a los dos adolescentes que comenzaron a hablar.
—¿Cuántos años tienes, niño? —preguntó el rubio curioso, aquel chico se comportaba bastante infantil a pesar de ser tan alto, aunque le parecía adorable en el fondo.
— Diecisiete ¿y tú?
—Somos de la misma edad —dijo sorprendido, nunca lo creería si lo hubiera visto casualmente por la calle.
El pelinegro sonrió bastante bonito a ojos de Jimin, por lo que una sonrisa también se formó en su rostro, por alguna razón se le hacía inevitable no sonreír ante la presencia de ese chico.
—Aquí es muy aburrido ¿cierto? —preguntó el pelinegro, recibiendo un asentimiento por parte del contrario—. Entonces vendré a hacerte compañía todos los días.
—¿En serio harías eso? —cuestionó algo incrédulo.
—¡Sí, me caíste muy bien!
—Oh, gracias entonces, Jungkook.
—¿Dolió mucho? —preguntó viendo el yeso.
—¡No, solo quiero que me quiten ya esta estúpida cosa! Así no puedo escribir mis canciones —se quejó haciendo un puchero con sus abultaditos labios.
—¡¿Compones tus propias canciones?!
Jimin solo rodó los ojos. El chico se sorprendía por todo.
—Sí, me gané una beca en la universidad gracias a eso —dijo orgulloso, a pesar de que su padre no estaba muy de acuerdo con ello—. Iré a la universidad de Artes de Seúl el próximo año.
—¡¿A la universidad de Artes de Seúl?! ¡Tal vez podamos vernos allí, yo también iré! ¡Seremos muy amigos!
—¿En serio? ¿Qué estudiarás?
—¡Artes plásticas! —chilló emocionado—. ¡Me gusta mucho dibujar! —Jimin sonrió sinceramente, como no lo hacía desde hace mucho, por alguna extraña razón creía conocer al chico; y de pronto una imagen de un Jungkook unos años mayor apareció en su mente, este se encontraba dibujando a un chico rubio y de ojos azules en un mirador, con el hermoso atardecer de la ciudad de fondo.
Al parecer algunas cosas nunca cambian...
Yyyy...aquí tienen su premio de consolación.
Ahora sí hemos llegado al final de esta triste historia.
Decidí dejar un final abierto en este cap, pero es más que obvio que esta vez ambos si terminan juntos.Muchas gracias por leerme. Espero verl@s por mis otras historias 💜
ESTÁS LEYENDO
10 Wishes - Kookmin #BNAW
Fiksi PenggemarJeon Jungkook es un joven de tan solo 24 años. Edad en la que comienzas a planear tu futuro, construir un hogar, tener hijos, una familia. Es el momento donde buscas a la persona con la que te ves envejeciendo; él quería todo eso, un futuro, un hoga...