Jeon Jungkook es un joven de tan solo 24 años. Edad en la que comienzas a planear tu futuro, construir un hogar, tener hijos, una familia. Es el momento donde buscas a la persona con la que te ves envejeciendo; él quería todo eso, un futuro, un hoga...
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Al despertar llevó su mano a su cabeza por el dolor punzante que sentía, abrió los ojos con lentitud observando que no se encontraba en su cuarto.
¿Dónde carajos estaba?
Se puso de pie, y como si de un botón se tratase, los recuerdos de Jimin marchándose en su auto atacaron su mente, rápido salió del cuarto tambaleándose un poco, encontrándose a Taehyung que llevaba un vaso con agua en sus manos.
—¡Despertaste! ¿Cómo te sientes? —exclamó entre preocupado y aliviado de verlo despierto.
—¿Dónde está Jimin? ¿No ha vuelto? —preguntó preocupado de manera rápida.
—No, Yoongi intentó llamarlo pero no responde —explicó con una mueca.
Tocó sus bolsillos hasta que sintió su celular y lo sacó, busco en su lista de contactos el de Jimin y lo llamó pero tampoco recibió respuesta. Estaba enojado, pero no con Jimin, sino consigo mismo, si hubiera hecho caso a su madre y le hubiera dicho la verdad desde el inicio al castaño nada de esto estaría sucediendo ahora.
Sus ojos inmediatamente comenzaron a aguarse y rápido las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Sabrá Dios donde rayos estaba Jimin y cuando volvería, de seguro estaba llorando por su causa en algún lugar. Con dolor en su pecho se retiró de aquella casa bajo las protestas de Taehyung, pero gracias a Yoongi el pelirrojo se calmó y lo dejó marchar.
Llegó a su casa observando a sus padres sentados en un sofá, abrazados viendo una película. Sin pensarlo mucho fue hacia ellos y abrazó a su madre mientras los sollozos incrementaban.
—Tenías razón —habló entrecortadamente—, Jimin no quiere saber nada de mí.
—¡Oh Jungkookie! —dijo acariciando el cabello azabache de su hijo—. Estoy segura de que él te perdonará.
Abrazó con fuerza a su pequeño, deseando que las cosas se resolvieran pronto, lo que más odiaría es que su hijo pase sus últimas semanas de vida deprimido y llorando por un corazón roto.
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