RENACIENDO.

CAPITULO 32

RENACIENDO
CAPITULO 32.
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Candy trato de correr con todas sus fuerzas ante las ordenes de Terry, aunque a esas alturas no sabía quién era él. Solo sabía que se había enamorado de él, del misterio ante sus palabras y esa cálida y triste mirada perdida que desde un principio le decía que no era de este tiempo, de su miedo y de la forma como la protegía incluso siendo tan distantes, que su alma continuaba estancada en un pasado que había sido arrebatado cruelmente y que por eso había vuelto a reclamar por todo lo que le habían quitado sin siquiera pensar que su destino se cruzaría con ella de una forma tan salvaje y no había escapatoria para ninguno de los dos.

Su alma no soportaba el hecho de que esa era un alma vieja que había sido su fiel confidente, amigo y amante. Aun así, solo ella sabía cuánto amaba a ese joven al punto de querer saber su historia por completo.

De no haber sido por el nuevo disparo que irrumpió sus pensamientos, hubiera pensado alguna manera de decirle a Terry que no estaba enojada, que no pensara que luego de decirle eso las cosas cambiarían entre ellos, solo estaba confundida y quería que solamente el aclarara esa confusión dentro de ella. Se dio la vuelta y descubrió a Terry tirado en el suelo con una de sus piernas heridas y su gesto doloroso al saber que no podía moverse.

—¡Terry! —Llamo Candy agachándose al lado del muchacho —¡Ay por Dios! Estas herido.

—Estaré bien. No te detengas Candy ¡Sigue corriendo! No dejes que te ponga una mano encima. —Dijo tratando de verse valiente, cuando en realidad estaba muerto del miedo.

Volvió su mirada a su pierna, a sus ojos un cruel flash lo llevo a sus memorias, las cuales lo golpearon a un punto doloroso, volvía a herirlo en la misma pierna, volvía a intentar huir cuando cayó al suelo. La historia no debía volver a repetirse de esa manera, no dejaría que Candy lo viera morir de esa manera, no dejaría de pelear nunca más.

—No te voy a dejar aquí a merced de ese psicópata.

—¡Vete de aquí, maldita sea! —Vocifero Terry con todas sus fuerzas. Porque, aunque no pudiera salvarse así mismo, prefería saber que ella estaba salvo —Huye, Candy.

—¡No voy a dejarte aquí! No a ti. —La chica se dio la vuelta únicamente para ir a buscar a Terry, con ayuda de sus brazos hizo uso de su fuerza para arrastrarlo hasta donde pudiera. Terry veía a esa chica exponer su propia vida por el... aquello era de esas formas en las cuales el amor se expresaba. —¡Vamos Terry! Por favor no te detengas... por favor, por favor.

—Candy no... no dejes que te ponga una mano encima... no dejes que todo esto sea en vano.

—¡No! Lo que te hicieron no puede quedarse así, pero por favor no te rindas ahora —Grito en última instancia la chica sosteniendo el torso de Terry para así poder ayudarle a salir de allí, pero los esfuerzos de Candy fueron insuficientes, Mark los veía tratando de escapar, pero su locura y deseos de venganza iban más adelante.

—Vaya, vaya... volvimos a donde empezamos hace dieciocho años, Terrence —dijo Mark sonriendo con malicia, dio pasos lentos hasta alcanzar a Terry y a Candy —No creí que el destino podría ser tan desgraciado, tener que eliminarte dos veces del mismo modo es tan irónico.

—Ese es tu plan desde el principio ¿no? Acabar conmigo de la forma que sea... pues hazlo. Solo te pido dejes ir a Candy, ella no tiene nada que ver con esta venganza tan inconsciente que has arrojado sobre mí.