4. La nueva Dama de los verdes

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CAPÍTULO 4

La nueva Dama de los verdes.

Las horas transcurrieron bastante rápido desde que llegué a King's Landing. Hasta el momento, la familia real me había acogido muy bien, al igual que el consejo. Algunas casas me habían mostrado su respeto, como nueva aliada, sin embargo... otras no parecían estar muy contentas con mí regencia. Lo que era de esperarse.

Por otro lado, la familia Targaryen sin duda era una muy interesante. Tenían tantas historias, y tantos complejos. Para mí suerte, aún no me había topado con ningún dragón. Pero muy seguramente pronto lo haría.

—Los dragones, no son tan temibles como parecen —me había dicho Helaena Targaryen, enganchada a mí brazo derecho. Recorríamos los ancestrales pasillos de la fortaleza roja. La Reina Alicent la mandó a servirme de guía turística. —Aunque mí hermano, Aemond. El sí que tiene un dragón temible, se llama Vhagar. Habrás oído hablar de él, es el más viejo, el más grande y el más fuerte.

De todos los Targaryen, Helaena era la que mejor me caía. Hasta el momento. Era dulce, tranquila y no hablaba más de lo necesario. Me recordaba mucho a mí, aunque ella era aún más joven. Y ya estaba casada, con su hermano Aegon.

Vaya lío

—Algo escuché —me encogí de hombros, saludando con una sonrisa a cada guardia que veía. —No encuentro placentera la charla sobre dragones, aún así... me parece que dichas criaturas no son temibles. Estoy bastante segura que han nacido humanos más bestiales que los propios dragones.

—Eso no lo dudo —respondió Helaena, volteando los ojos con la voz plagada de ironía. Aquello fue claramente una indirecta, algún nombre habrá cruzado su mente mientras yo hablaba. La pregunta es... quién.

—Nunca creí que terminaríamos de recorrer éste lugar —finalmente llegamos al recibidor de nuevo, ya nadie había allí. Todos se marcharon a hacer sus quehaceres. —Muchas gracias Princesa, has sido muy agradable conmigo. Te recordaré cuando vuelva al valle, ahí serás bienvenida.

—No suelo hablar mucho, con absolutamente nadie —confesó la peli-plateada, colocándose frente a mí— Pero usted me ha caído bien, Lady Beiha. Lastima que ya debe marcharse.

—Tengo muchas cosas que organizar en Runestone —me excusé, con cierta tristeza. Tampoco quería marcharme pero vine aquí únicamente para hablar con el Rey Viserys, ya lo hice y obtuve la respuesta que deseaba. Ya no tenía nada que hacer aquí y no quería importunar a la familia Targaryen.

—Lady Beiha —Helaena y yo miramos al hombre que acabó de llegar, un hombre de armadura plateada. —La Reina Alicent la convoca a una merienda en el jardín de su torre.

—Claro, yo encantada...  —me quedé en silencio, esperando que me diga su nombre. Era un hombre apuesto, de facciones duras y a la vez suave. Llevaba el pelo medio largo.

—Oh —soltó, al darse cuenta— Ser Criston Cole, mí Lady.

Tomó mí mano y dejó un pequeño beso en el dorso de ésta. Sonreí y Helaena también.

—Ser Criston es el protector de mí madre, ya lo habrás visto por aquí Lady Beiha.

—No lo recuerdo —me solté y comencé a caminar en dirección a las escaleras. Ser Criston y Helaena me siguieron. —¿Nos llevas a los aposentos de la reina?

Ser Criston soltó una risa divertida y se adelantó.

—A eso iba.

—Oh, lo siento —reí y volteé a ver a Helaena, ella se había quedado quieta de pronto.

JUDAS | Daemon Targaryen - Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora