32. La reina del valle de Arryn

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CAPÍTULO 32

La reina del valle de Arryn

Los caballos cabalgaban arduamente, alejando el carruaje de Dragonstone. Me llevarían a la costa, donde el barco navegaría a Kings Landing.

Le eché un vistazo al castillo, donde la familia de Rhaenyra me observaba marchar. Daemon estaba de pie, con su porte de príncipe, especialmente serio. Y claro que lo estaría, pues ni siquiera me despedí de él. No respondí a su propuesta de casamiento, ni a sus besos, ni a sus poemas de amor.

Tendría que esforzarse más, pero eso lo dejaría para la próxima vez que nos veamos.

Dejé de ver el castillo de Dragonstone y me concentré en mirar las ventanas. Dargo, Fuger y Nymer eran mis únicos acompañantes. Bueno, ellos y el cochero.

—Está muy callada —habló Dargo,
mirándome— Extrañará éste lugar, mí lady.

Su pregunta era más bien afirmativa.

—Así es —confesé, ciertamente nostálgica— Rhaenyra y su familia son muy hospitalarios, como no extrañarlos.

Acaricié las grandes orejas de Nymer y el ronroneó, dormitando.

En el transcurso del día, nos subimos al barco y dejamos atrás Dragonstone. Se supone que iríamos a Kings Landing, pero el barco tomó otra ruta, desconcertándome.

—¿A dónde vamos? —le pregunté al capitán, temerosa de que fuera una emboscada de los Lannister.

Sin embargo, los guardias del barco alzaron banderas celestes con el águila enmarcado y supe a quién pertenecía éste barco y a dónde íbamos. Pero no sabía la razón.

—Al Valle de Arryn, mí lady —respondió el capitán con amabilidad, para demostrar que ésto no era ningún complot— Disculpe el cambio de planes, pero su majestad Lady Jeyne Arryn nos pidió llevarla al Valle cuanto antes, su primo Guthor ya se encuentra allí.

—Oh —es todo lo que pude decir. Volteé a ver a Dargo y a Fuger, quienes cuidaban de Nymer y observaban a los guardias con desconfianza.

Por las dudas, no bajamos la guardia.

. . .

Llegamos a Nido de Águilas, un lugar que no me gustaba para nada. En el valle, mí lugar favorito era Runestone, con grandes cerros y mucho campo que disfrutar. Aquí no era así, en Nido de Águilas, debías subir mucho para entrar a la gran fortaleza Arryn. Peligrosas montañas que podrían acabar con tu vida si resbalabas y caías al vacío.

Mis hombres, mí lobo y yo nos manteníamos juntos. Los soldados Arryn nos llevaban a través de senderos, pasillos secretos y escaleras interminables para llegar al salón real de la gran fortaleza. Luego de mucho caminar, llegamos y Lady Jeyne salió a recibirnos, apresurada y enseriada.

Aprecié su bonita juventud, aunque ella mantenía esa actitud gruñona casi siempre, supongo que era normal debido a que era la reina del valle. Debía lucir inquebrantable.

—Lady Royce, bienvenida —se acercó a mí, dejando dos besos en mi mejilla, ni siquiera me dejó realizar la reverencia— Encarguense de los hombres de mí invitada y de su respectivo... lobo.

—Sí, su alteza —obedecieron sus soldados y tuve que despedirme de Fuger, Dargo y Nymer.

El lobo gruñó un poco al principio, pero con caricias por parte del guardia fue domesticado. Era un lobo muy amable, por ahora.

—Ven conmigo, Beiha —Jeyne se enganchó a mí brazo y caminamos juntas a través de los grandes pasillos de la fortaleza— Tu primo ya nos espera en la sala de consejos. ¿Ha estado bien el viaje? Lamento traerte tan deprisa, te he enviado una carta pero no recibimos respuestas.

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⏰ Última actualización: Mar 30 ⏰

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JUDAS | Daemon Targaryen - Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora