9. Una típica cena familiar

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CAPÍTULO 9

Una típica cena familiar

Mí intento por huír de Daemon no había servido de mucho, pues debía acompañar a la familia real en aquella cena que la reina tanto se había esforzado en organizar.

Yo había intentado pasar desapercibida y no dar ningún problema, a pesar de que Daemon se había ofendido y me miraba en la lejanía. Ninguno de los dos hacía alguna acción que nos pusiese a pelear. Sin embargo, los Targaryen no necesitaban de mí, ni ciertamente de Daemon, para comenzar a pelear. Tal y cómo Helaena lo había dicho.

Todo comenzó en la cena, acompañando al Rey Viserys quién ya se veía cansado pero feliz. Me senté junto a Helaena, bueno... en medio de Aegon y Helaena porque al parecer ésta última no quería estar al lado de su hermano mayor.

-Estás preciosa ésta noche -me susurró Aegon al oído. Tomé su mano dulcemente y el me sonrió. A lo lejos, Aemond y Daemon me miraban, según ellos, disimuladamente..

-Gracias, mí príncipe.

Los sirvientes se encargaron amablemente de traer la comida. El Rey Viserys dijo unas palabras, quitándose la máscara que traía en el rostro. Lo miré orgullosa y a la vez con pena, el solo quería que su familia fuera feliz.

Luego de unos minutos de silencio, la princesa Rhaenyra se levantó de su asiento y elevó su copa. Todos le prestamos atención.

-Quiero alzar mí copa, por su majestad; la reina -espetó, con la mirada baja. Al parecer le estaba costando decir aquellas palabras. -Amo a mí padre, pero, debo admitir que nadie estuvo más lealmente a su lado que su esposa. Ella ha cuidado de él con una inquebrantable devoción. Amor... y honor. Y por eso ella tiene mí gratitud. Y mis disculpas.

Todos los presentes nos quedamos en silencio ante aquella confesión. Cada uno tenía una distinta reacción.
La reina se encontraba nerviosa, mirando a todos lados sin saber como reaccionar. Pero podía ver en su mirada que estaba conmovida. Como sí aquellas palabras eran lo único que quería escuchar de la princesa Rhaenyra.

-Su generosidad me conmueve, princesa -respondió la reina, amablemente. Miré a Aegon y el se encogió de hombros. Bueno, por ahora todo marchaba bien. -Ambas somos madres y amamos a nuestros hijos. Tenemos más en común, de lo que ambas recordemos.

Fruncí levemente el ceño al oír eso, ¿A que se refería?
Helaena notó mí confusión y se inclinó junto a mí.

-Mí madre y la princesa Rhaenyra eran amigas en su juventud. Las mejores amigas -susurró muy bajito para que yo pudiese oír. Asentí comprendiendo.

Claro, eso podría ser la razón de muchas disputas. Tenía sentido.

La reina se levantó, con su copa elevada.

-Yo alzo mí copa, por usted y por su casa -anunció, con genuina amabilidad- Será una buena reina.

Hubieron muchas y distintas reacciones ante aquella última frase. Otto Hightower no estaba contento, lo noté con el pequeño movimiento de sus cejas, estaba en completo desacuerdo.
Aegon, quién estaba en lucha con Rhaenyra por quién era digno para el trono de hierro, sonrió grandemente y apretó mí mano. El muchacho no quería ser rey, eso era bastante obvio. Siempre estaba huyendo al pueblo y emborrachándose para no tener responsabilidades.

Lo comprendía.

Rhaenyra sonrió, conforme con las palabras de la reina. Todo el mundo elevó su copa, incluyéndome y comenzamos a beber. Aegon le dió un buen trago a su copa y se levantó de la mesa, soltando mí mano.

JUDAS | Daemon Targaryen - Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora