14. Dragonstone

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CAPÍTULO CATORCE

Dragonstone

Narrador Omnisciente

Aemond, el Príncipe. No sabía que ocurría exactamente en su mente, o dentro de su corazón.
Desde pequeño, tuvo en claro sus metas, a raíz de todo los malos tratos por parte de su hermano mayor y sus primos. Su hermana Helaena, era la única que le comprendía y por ello se había convertido en una de sus principales razones de existencia.

Sin embargo, ahora, ya no era un niño. Y nuevos sentimientos le confundían sus pensamientos.

Pero prefería no pensar, ni mucho menos hablar sobre ello. Ni siquiera con Ser Criston, que era una especie de compañero íntimo para el. Ser Criston también lo entendía, y le había enseñado todo lo que tenía que saber para defenderse. Aemond, a diferencia de Aegon, había aprovechado bien todos esos años de entrenamiento. Era un excelente guerrero, y con muchas estrategias en mente, no tenía tiempo para pensar en nadie.

Ni siquiera en aquellas esferas azules como el zafiro que intentaban colarse en su mente.

-Ser Criston -el nombrado volteó a verlo, saliendo de su papel de guardia por unos segundos- ¿Puedo hacerle una pregunta?

-Por supuesto, príncipe -el hombre se mantenía serio en su posición.

-¿Sabe usted sí Lady Beiha ya se marchó a Dragonstone? -Aemond fingió desinterés.

-Oh ¿La chica Royce? -Ser Criston sonrió levemente al recordarla, no sabía si era su carisma o su belleza lo que la hacía caer en gracia. Pero el ya había conocido mujeres muy bellas y definitivamente no se parecían en nada a Beiha. Quizás era simplemente la esencia de la mujer lo que la hacía tan amada por los demás. -He oído a un par de guardias sobre un carruaje, supongo que ya se ha marchado. ¿Por qué la pregunta?

De pronto, mientras ambos caminaban, las puertas de los aposentos de la reina se abrieron y Alicent salió desesperada, tras ellas. Aemond frunció el ceño al verla así.

-Olvídalo -caminó hasta su madre, preocupado- Madre ¿Qué ha ocurrido?

-Es Beiha -anunció la reina, casi llorando, sus guardias la seguían- A mis oídos han llegado que un cazador se encontraba en el bosque, cuando atacaron a Beiha en el carruaje. Creo que la secuestraron, Aemond.

-No puede ser -Aemond intentó mantener la compostura pero su corazón recibió un martillazo que lo hizo crujir y quebrarse dolorosamente.

-Yo no quería que vaya, Aemond. Ella es tan buena y hay tantas personas malas allí afuera -la reina ya estaba llorando y Ser Criston tuvo que acercarse. -¿Qué le diremos a su tío?

-Tranquila, mí reina -Ser Criston la sujetó para que no caiga desplomada al suelo. -¿Aemond?

Pero el Príncipe se había quedado quieto, probablemente en shock. Incapaz de comprender que habían dañado a alguien que se estaba volviendo importante para el.

-Debo ir a buscarla, Ser Criston acompáñame...

-¿Tú? -la reina frunció el ceño con los ojos llorosos- Deja que nuestros guardias se encarguen, Aemond. Ésto sobrepasa incluso tus entrenamientos.

JUDAS | Daemon Targaryen - Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora