11. La mujer más hermosa de los Siete Reinos

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CAPÍTULO 11

La mujer más hermosa de los Siete Reinos

Desperté esa mañana y con una mirada a las montañas me dí cuenta que la princesa Rhaenyra y los suyos finalmente se habían ido. Aquello me dejó un pequeño mal sabor en la boca. Pues en el poco tiempo que estuvieron, me parecieron interesantes. Los echaría de menos.

Todos menos a Daemon, claro. El cuál estaba completamente loco sí pensaba que aceptaría alguna especie de alianza con el. Como siempre, pensando en el poder y en el mismo. No sabía que quería de mí, y no planeaba descubrirlo. Lo perdoné sí, pero no era estúpida. Ya me las arreglaría yo sola para que me comiencen a respetar como lo que era; la máxima regente de la casa Royce.

Me arreglé temprano, sumergiéndome en un frío baño de rosas. Aveces prefería el agua fría para pensar mejor las cosas y estar más activa en el día. Al salir del agua, las sirvientas se ofrecieron para secarme y vestirme. Amablemente les dije que prefería hacerlo sola y que podían distraerse haciendo otras cosas. Ellas encantadas asintieron y fueron a arreglar la cama.
No estaba acostumbrada a éste tipo de atenciones, y no quería acostumbrarme tampoco. Al regresar a la casa Royce, debía seguir siendo completamente independiente y capaz. Los Targaryen no iban a malcriarme, aunque lo intentáran.

Me vestí con un vestido rosa oscuro y decoré mí cabello castaño con una tiara de perlas. Salí de mí habitación y me encaminé directo a la sala del consejo, en busca de la reina.

Al llegar, la encontré hablando con su hijo Aemond. También estaban unos tipos del consejo y Ser Criston, el rey no se encontraba. Esbocé mí mejor sonrisa de buenos días.

—Majestad —me presenté ante ellos.

Ignoré la mirada de Aemond y me concentré en la reina.

—Beiha —Alicent sonrió y vino a mí dirección, tomando mis manos— Qué bueno que estás aquí, quería comunicarte una cosa. A los dos.

Aemond frunció el ceño confundido, hice lo mismo.

—¿A nosotros?

¿No era muy temprano para sorpresas? Yo deseaba desayunar

—Así es, a ambos —Alicent sonrió emocionada y soltó una de mis manos para tomar la de Aemond— En mí corazón se encuentra el deseo de casarlos, a ustedes dos. Aemond, Lady Beiha tiene tu misma edad y además es una de las muchachas más hermosas del reino, e inteligente. Beiha, sé que tu serías una excelente esposa para mí dulce Aemond. Formemos una alianza con la casa Royce, en el futuro será provechoso.

Me quedé en shock, asimilando las palabras de la reina. Aemond en cambio se soltó de la mano de su madre y comenzó a negar desesperadamente.

—Madre, yo no quiero casarme con ella.

Auch.

Alicent lo miró en forma de regaño.

—¡Aemond! No se trata de lo que tu quieres, cariño. Sino de lo que te conviene a tí y a Beiha.

Seguí en silencio, entre ofendida y halagada de que la reina me creyéra digna de ser su nuera.

Pero definitivamente yo no estaba lista para casarme. Solo que a diferencia de Aemond, no planeaba demostrar mí desprecio hacía el a lengua suelta.

—Soy un guerrero, las relaciones maritales no son lo mío —intentó encontrarse con mis ojos pero yo muy digna en ningún momento lo miré. No permitiría que me hiciéra pasar tal vergüenza.

JUDAS | Daemon Targaryen - Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora