28- Un Ser de Luz

764 73 22
                                    

--Quiero desaparecer.

--Sigo sin entender como estas cosas sin sentido te afectan tanto.

--¡Yo tampoco lo entiendo, Kid! Tan solo... es horrible, ¿si?-- La joven rodeó sus piernas con sus brazos y posó su mentón en sus rodillas. --Te sientes tan feliz con alguien, tanto que tus sentimientos se encuentran alrededor de esa persona tan especial y... Si pasa algo malo, te sientes horrible.

--Todavia no entiendo.

--Se nota que nunca te has enamorado.

--Yo no me enamoro de alguien que conocí hace dos minutos.-- El pelirrojo sonrió al ver el ceño fruncido de su hermana. --Si tanto daño te ha hecho un chico, dime su nombre y le rompo los dientes.

--He recuperado mis recuerdos, Kid.

Silencio.

El de cabellos rojos bajó la mirada. ¿Se acordaba de Law? Sabía que ese idiota pelinegro le había hecho algo a su hermana y que él fue el causante de su accidente.

Quería alejar a (T/N) del ojigris.

--¿Recuerdas lo que te hizo?

Ella no respondió y se mordió el interior de su mejilla, apretó los puños y sintió algo extraño en su pecho.

La madrugada en la que recuperó su memoria, la joven fue al apartamento de su hermano el cual estaba dormido cuando ella llegó. Desde ahí, Kid notó que su hermanita actuaba de manera extraña y como buen hermano que era, decidió preguntarle cual era el problema.

Aunque Kid no entendía muy bien los problemas de su hermana menor.

--Quiero desaparecer.

--No. Deberías dejar de depender tanto de los estúpidos chicos que no te valoran.-- Le regañó el de cabellos rojos, dándole un golpe en la cabeza. --Mereces más.

--¡Él era bueno! Pero... A lo mejor, yo no era suficiente.-- Recibió otro golpe.

--¿Te escuchas a ti misma? Alguien que no te hace sentir suficiente no vale la pena.-- Kid se levantó. --Alguien que te hace llorar no vale la pena.

Sin más que decir, abandonó la habitación y salió del apartamento.

Sabía que su hermana necesitaba tiempo a solas para pensar con claridad.

Mientras que el pelirrojo tenía unos asuntos pendientes.

(...)

--Ya es como la cuarta taza de café que se va tomando el capitán.-- Murmuró Shachi, con voz baja para que el ojigris no les escuchase, aunque éste estaba perdido en sus pensamientos.

--Si, y lo peor es que le pone como diez cucharadas de azúcar a cada taza.-- Comentó su amigo Penguin, el otro asintió con la cabeza estando de acuerdo con el varón. --¿Acaso quiere matarse?

--Creo que tuvo otra discusión con (T/N)-chan.-- Informó Shachi.

--El capitán no es bueno con las relaciones.

--Si, tal vez deberíamos tratar de animarle.

Mientras tanto, la cabeza del pelinegro estaba en blanco y al mismo tiempo varias voces le gritaban e insultaban.

Se sentía estúpido y miserable. Volvió a perder a su chica, por culpa de la misma persona que le había estado acosando desde hace años. ¿Qué acaso no tenía permitido amar?

Por primera vez en toda su aburrida vida, había conocido a una joven que había cambiado su vacía rutina.

Se sentía tan cómodo al lado de esa preciosa mujer, tanto que la felicidad inundó su corazón por varios días, se sonrojaba como nunca había hecho. E incluso había dormido a su lado a pesar de tener problemas para dormir.

Ella era su luz, Law jamás creyó que pensaría de una manera tan romántica, pero no había mejor manera para explicarlo. Él, un ser aburrido y sin sentimientos, sin felicidad y su corazón en oscuridad, enamorado de una chica tan gentil y bromista, algo tímida y reservada pero una buena persona.

¿Realmente pensó que él tendría un final feliz?

A lo mejor no estaban destinados a terminar juntos, tal vez sólo era el destino.

Una vez su taza de café estaba lista, el ojigris se dirigió a su oficina. Cerró la puerta y se sentó frente a su escritorio. Seguía perdido en sus pensamientos.

Al escuchar que alguien abría la puerta de golpe, reaccionó y frunció el ceño, no recordaba tener alguna cita para esa hora.

El ojeroso se puso algo tenso al ver que un chico de cabellos rojos le veía con algo de molestia en sus ojos. ¿Por qué él estaba ahí?

--¿Ocurre algo, Eustass-ya?-- Preguntó el ojigris después de un incómodo silencio donde Kid no dejaba de asesinarle con la mirada.

--¿Actúas como si nada pasó, Trafalgar?-- El de cabellos rojos se acercó al médico y le tomó del cuello de la camiseta que llevaba puesta. --Eres un maldito malnacido.

Law se mantenía con su semblante serio, algo que enfadaba al pelirrojo e hizo que el ojigris se levantase de su asiento y le empujó hacia una de las paredes de la oficina.

--Madura de una vez, Eustass-ya.-- Dijo el pelinegro tratando de zafarse del agarre de Kid.

--¡Serás un maldito! ¿Quién te crees que eres para jugar con los sentimientos de mi hermana?-- Podía reconocer el enojo en el tono de voz del ojíambar, su frente arrugada con una expresión de molestia y apretaba los dientes. --¿Y ahora ignoras su existencia como si nada? No sabía que eras ese tipo de persona... Eres una basura.

Law estaba en silencio, no dijo ni una sola palabra, ni siquiera trataba de defenderse. Su silencio enfadó más al varón de cabellos rojos y éste se alejó.

Después de todo, el ojeroso se sentía como una basura, un ser asqueroso que probablemente ni siquiera merecía vivir.

--Dile que lo siento.-- Murmuró el ojigris, escuchó como Kid soltaba un pesado suspiro y se volvía a acercar a él.

Pero, se veia más... ¿extraño?

Eustass Kid sólo tenía una cosa muy en claro, toda esta situación entre su hermana y Trafalgar Law era muy rara. (T/N) le había hablado de una mujer peliverde, esa mujer que respondía al nombre de Monet fue quien le ayudó a recuperar la memoria, ya que ella fue una de las últimas personas que vió antes del accidente.

Era una misteriosa coincidencia. Si Law la engañó una vez con esa mujer, ¿por qué ella aparecería en su apartamento esa noche de nuevo?

El pelirrojo se sintió algo confundido, pero al final se giró a su amigo pelinegro.

--No. Tú irás a disculparte.

CONTINUARÁ...

En Busca de Cenizas (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora