8- Noches Sin Ti

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Law tomó su abrigo y apagó la luz de su oficina, estaba listo para ir a casa, los ojos le pesaban a pesar de que sabía que no dormiría.

Se despidió de algunos trabajadores que aún quedaban ahí y salió del hospital.

Le mandó un mensaje de Cora-san haciéndole saber que esa noche iría a dormir en su apartamento.

El pelinegro se había sentido solo durante esos días y había estado quedándose a dormir en la casa de Cora-san quien vivía con su hermano mayor y otras personas de la familia, pero esa noche el ojigris necesitaba estar solo.

Una vez llegó a su edifico, se dirigió a su apartamento y se introdujo a éste, encendiendo las luces y la calefacción.

Apenas era otoño y hacía demasiado frío.

Se deshizo de sus prendas y se puso un pantalón de pijama junto a una camiseta de manga larga.

Fué hasta la cocina donde se preparó un café y llevó su mirada a aquella bolsa donde estaban las empanadas.

Sonrió ligeramente, notando cómo sus mejillas se calentaban.

<< Esa idiota... de seguro olvidó que odio el pan. >> Pensó, tuvo la idea de que tal vez trataría de comerse aquel postre pero no estaba seguro si debería.

Fuése como fuése, la joven le había preparado algo, se había tomado el tiempo para hacerlo y dárselo. ¿Cómo no se lo iba a comer?

Law se sentía algo alegre. Sus días habían sido una mierda desde el accidente de la chica, pero ahora que la veía más seguido él se encontraba un poco más tranquilo.

Era extraño.

Pasó meses junto aquella oji-(c/o), hablaban casi todos los días, pasaban tiempo juntos, e incluso llegaron a besarse muchas veces, las caricias tampoco faltaban, y ahora eran dos completos desconocidos.

Tal vez Nami tenía razón y él tenía que esforzarse más en ayudar a la fémina a recordarle.

Se fué a su habitación, poniendo el café en la mesita de noche y se sentó en la cama.

Las noches eran frías y solitarias desde que (T/N) dejó de dormir con él.

Joder, le extrañaba mucho y ya no lo podía ocultar más.

Quería hablar con ella, decirle cosas tiernas y perversas, acariciar sus mejillas y su cuerpo, besar su frente y sus apetecibles labios. Quería estar con ella y hacerle suya.

Sus grises ojos se dirigieron a un peluche de tamaño mediano, era un oso polar con leves tonos grisáceos que sostenía entre sus patas un corazón que decían las palabras "Te Quiero".

Una suave sonrisa se hizo presente en el rostro del ojeroso, más un rubor que pintó sus mejillas. Ella le había regalado aquel animalito el año pasado en su cumpleaños.

Law se mordió el labio, pensando en que su cumpleaños se acercaba y probablemente lo pasaría sin ella.

Era su castigo, después de todo él era el mayor causante del accidente de la joven. Según él, arruinó la vida de aquella chica de cabellos (c/c), tal vez Kid tenía razón y la pérdida de memoria fue lo mejor que le pudo haber pasado a ella. Lo mejor era seguir con su vida como si nada hubiera pasado, como si nunca se hubiese enamorado de aquella perfecta joven con una dulce sonrisa y sus carnosos labios, como si nunca la hubiese abrazado tanto que un calambre se formó en sus tatuados brazos, como si nunca hubiese tenido las mejores noches de insomnio junto a esa joven.

Nada de eso pasó, tenía que olvidarse de ello.

El pelinegro tomó un sorbo a su taza de café, recordando quien también se la había regalado.

Maldición, no podía negar que (T/N) cambió su vida y mucho.

Su noviazgo lo mejor que pudo haberle pasado al ojeroso, sus momentos románticos e intensos, las pequeñas citas, las pijamadas, las llamadas, las tomadas de manos y las bromas entre ellos.

¿Fué igual para ella? ¿Law cambió su vida?

Quería preguntárselo, pero era claro que no es acordaba de él y de su relación. A lo mejor lo único que él hizo fue arruinarle su vida.

La tristeza inundó el pecho del varón, quién pensaba en la oji-(c/o) sin parar. Quería escuchar su delicada voz, quería sentir sus tímidas y curiosas manos, quería verla otra vez.

--Tal vez soy un pervertido obsesionado.-- Se dijo a si mismo, frunciendo el ceño al darse cuenta que pensaba mucho en ella.

Cerró sus ojos en un vano intento de quedarse dormido, pero era claro que no dormiría aquella noche de nuevo.

Se sentía patético por el hecho de que no podía dormir sin estar abrazando a esa joven. Su ausencia era demasiado notable para él.

Frunció el ceño y decidió abrazar al peluche, tratando de imaginarse a ella. Sus mejillas se sonrojaron pero ignoró todo pensamiento que pasó por su cabeza.

Notó que el animalito tenía el agradable aroma de (T/N), pues claro, antes del accidente ella estuvo en su habitación, en su cama. Law llenó sus fosas nasales de aquel olor, disfrutándolo e imaginándose a la chica a su lado, podía ver su sonrisa y su tímida expresión, su suave piel, sus manos, quería aferrarse a su cuerpo y estar de esa manera toda la noche.

<< Maldita sea, necesito estar con ella.>>

--Probablemente estoy loco.-- Dijo aquello riéndose un poco, burlándose de si mismo por ser tan ridículo y miserable. --¿Cómo te olvido?

Mientras que la joven peli-(c/c) se encontraba en la ducha, relajándose ante la sensación del agua fría recorriendo su cuerpo desde su cabeza hasta su abdomen y sus piernas.

Se sentía rara, tuvo un ligero mareo y nuevamente escuchó una voz.

"N-No soy un pervertido, puedo irme si te molesto."

Aquella voz ronca tenía un tono nervioso, su cuerpo se puso tenso al pensar en aquellas palabras.

--Es un recuerdo-- dijo pensando en voz alta, recordando lo que le dijo su médico. --, ¿alguien estaba en la ducha conmigo?

Se tapó la boca con sus manos algo sorprendida. Era claro que no era la voz de su hermano.

¿Sería algún novio que se tomó un baño con ella?

CONTINUARÁ...

En Busca de Cenizas (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora