30- Una Persona Enamorada

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--Veo que tu plan ha salido algo mal, Monet.-- Se burló el mayor que se encontraba sentado en el sofá, tomando una copa de vino con las piernas cruzadas. --El amor es el que siempre gana, ¿no crees?

--Tiene que ayudarme, joven amo.-- Aquello parecía una órden, algo que no le gustó a Doflamingo, frunció el ceño y negó.

--Tienes suerte que no te hayan demandado por acoso.-- La molestia era notable en su voz, el rubio se levantó un poco de manera intimidante y clavó su mirada en la peliverde. --Un paso en falso y mancharías el nombre de nuestra familia.

--P-Pero-...

--Lárgate de aquí, si me entero de que sigues acosando a Law, yo me encargaré de ti.-- Le amenazó el mayor, Monet tan solo se limitó a obedecerle.

Tenía que aceptar su derrota.

(...)

--Yo... lo siento mucho...-- Murmuró ella, posando su mano en la mejilla del pelinegro. --Soy tonta... Debí haberte escuchado, pero... fui una c-cobarde y simplemente me alejé en lugar de hablar las cosas bien...

Law acarició la mano de la chica, besando el dorso de ésta y después fue él quien acarició su mejilla.

Limpió las lágrimas de la oji-(c/o), sabía que ella se sentía culpable por haber escapado y no hablar las cosas, pero no era su culpa. El ojeroso besó la frente de la joven.

--No eres una tonta, no te disculpes... Todo está bien, ¿si?-- Le atrajó a su pecho y le rodeó con los brazos en un abrazo.

Se sentía bien, estar entre los brazos del chico que te había hecho feliz y te había hecho llorar al mismo tiempo, se sentía bien sentirse protegida por él, se sentía bien llorar y desahogarse, se sentía bien estar al lado de Trafalgar Law.

El pelinegro apretó a la fémina entre sus brazos, quería sentirle más de cerca, quería protegerle de todos, quería que ella volviese a confiar en él, quería verle sonreír y si era posible, quería ser él motivo de su felicidad.

Finalmente, Law tomó el rostro de la peli-(c/c) entre sus manos, con delicadeza, acarició sus labios con los ajenos, rozandolos para disfrutar de esa cálida caricia.

Después solo se dejó llevar, besándole con pasión e intensidad. Sus lenguas jugaron por un rato hasta que se tuvieron que separar por la falta de oxígeno, aunque al hacerlo un hilo de saliva aún unía sus labios, pero no tardó en desaparecer.

(T/N) jadeaba, sin esperar mucho volvió a besar al ojigris, llevando sus manos al cuello de éste, acarició su suave piel y al romper el beso, posó sus labios en el cuello del varón.

Quería marcar su territorio.

Olvidándose de la gentileza, mordió la piel del pelinegro, arrebatandole un quejido de dolor y algo de sorpresa a éste al no esperarse aquello.

Succionó la piel del chico, experimentando una sensación algo rara en su intimidad al escuchar como Law dejaba salir un ronco gemido.

Estuvo así por unos largos segundos y al separarse del cuello del joven, pudo notar la marca de color púrpura en la piel del chico, sonrió algo pícara y le volvió a besar en los labios.

--Ahora eres solo mío.-- Bromeó (T/N), susurrandole en el oído de forma seductora, se encontraba sentada encima del ojeroso así que movió sus caderas provocándole.

--Siempre lo he sido, idiota...-- Replicó el de ojos grises, también le estaba tratando de provocar con ese tono sumiso.

Antes de que pudiesen continuar con sus comentarios perversos, Eustass Kid entró al apartamento y se quedó de pie en la puerta observando a los dos en el sofá.

--No en mi sofá... (T/N), para eso tienes tu habitación.-- Se quejó el pelirrojo, tenía los cabellos mojados al igual que su ropa. Al parecer seguía lloviendo.

Law y la chica se alejaron, ella estaba avergonzada, mientras que él solo estaba algo incómodo con la situación ya que cierto amigo se había despertado.

--¿Qué hora es?

--Hora de la cena. Ponte a cocinar.-- Le replicó Kid, molestandole.

--¿Quieres quedarte a cenar, Law?-- Ofreció la fémina, sonriendole al pelinegro con ilusión, éste ni siquiera pudo negarse ante su hermosura y tan sólo asintió. --¡Bien! Ayúdame a cocinar.

Tiró del brazo de su novio, guiandole hacia la cocina y con su ayuda empezó a preparar la cena.

--Así que... Veo que ya todo está bien entre ustedes.-- Comentó el de cabellos rojos, captando la atención de la chica quien asintió, contenta. --Me alegro, ya no tendré que ver tu cara llena de lágrimas cada mañana.

--Cállate, imbécil.-- Balbuceó la de cabellos (c/c) con algo de vergüenza.

Law sonrió.

Todo había regresado a ser como antes, su novia le había recordado, le había perdonado y ahora ambos estaban en la cocina preparando la cena.

¿Qué más podía pedir?

Esto era suficiente para hacerle feliz.

(...)


Un suave quejido salió de los labios de la joven, estiró las piernas mientras abría los ojos con algo de dificultad. Tampoco se podía mover mucho, después de todo cierto varón de cabellos negros rodeaba su cintura con sus brazos y tenía su cabeza posada en su estómago.

Parecía un niño pequeño cuando tenía sus ojos cerrados y dormía como un bebé.

Acarició su cabello con máximo cuidado para no despertarle. Escuchaba de su tranquila respiración y sus ligeros ronquidos.

Law se había quedado a dormir en el apartamento de Kid, y claramente durmió junto a su novia, en su cuarto.

Continuó admirando el precioso rostro del pelinegro, completamente perdida en cada facción de su cara, le veía con cariño, tal y como una persona enamorada lo haría. Él era tan perfecto.

Al final el joven comenzó a abrir los ojos de manera perezosa, se frotó el rostro con sus manos y se levantó un poco para analizar la situación.

--Buenos días, dormilón.-- Le molestó ella, observó como el ojigris se estiraba, pero se volvía a acostar encima de ella.

--Buenos días, linda.

--No creo que me acostumbraré a ese apodo.

--Tendrás que acostumbrarte.

Law acercó sus labios a los de la chica y la besó.

Era una buena manera de empezar el día.

CONTINUARÁ...

En Busca de Cenizas (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora