Madre E Hija

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–Mamá, ¿por qué me abandonaste? –solloza abrazada a la almohada –¿Por qué me dejaste sola con ese señor que no me quiere?.

Marcia, quién iba de camino a su habitación, puede escuchar el llanto de su hija. Su corazón se retuerce y debe morderse los labios para reprimir el lamento que quiere salir.

–Señora Marisa –la voz del muchacho hace que se sobresalte.

–Dime corazón –enjuga las lágrimas
disimuladamente.

–¿Se encuentra bien? –frunce el ceño.

–Si. –voltea a verlo.

–Estaba llorando, ¿le sucedió algo?.

–No, bueno si –respira profundo –son tus hermanos, entiendo que estén molestos por cómo sucedieron las cosas, pero yo lo único que quiero es mantener una buena relación con ellos y demostrarles que si me casé con su padre fue por amor, no por dinero.

–Tengales paciencia ¿si?. Mire, usted me cae muy bien y la neta no está padre lo que le están haciendo, pero nosotros nunca quisimos una madrastra.

–Es que yo no pretendo suplantar a su madre, sólo quiero que me den una oportunidad y entiendan que no soy una mala persona.

–Hugo es un obstinado, está aferrado a la idea de sacarla de aquí y Lucía es bien caprichosa, pero buena chica, ambos lo son. Sólo necesitan tiempo, sobre todo mi hermana que no está en una buena etapa.

–¿Qué le sucede? –pregunta aún sabiendo la respuesta.

–No es algo que yo pueda contarle, pero su vida es un caos y la llegada de usted empeoró todo.

–Entiendo –suspira –ojalá todo mejore y en algún momento puedan verme como su amiga y no su rival. –sonríe tomando sus manos –Gracias por confiar en mí Rafa, eres un excelente muchacho y tines un corazón muy noble.

–Gracias a usted por todo lo que está haciendo por mi. Sólo espero que mis hermanos no tengan razón y usted no sea una...

–No, no lo digas –interrumpe –te juro que no soy así y se los voy a demostrar.

–Bueno, yo voy de salida. Nos vemos.

–Adiós corazón –le regala una tierna sonrisa.

Entra a su habitación permitiéndose llorar. Ni ella misma podía explicar la rabia y la impotencia que sentía al no poder acercarse a su hija y decirle que la amaba con todo su corazón. Le dolía verla tan frágil, tan necesitada de amor, un amor que su padre le negó por cobarde.

–Que bueno encontrarte aquí, quiero hablar contigo –dice su flamante espero entrando a la habitación.

Inmediatamente ella se levanta de su lugar y se dirige a él dejando su palma marcada en su mejilla.

–¿¡Qué te pasa!? –grita sobando la zona.

–¡Eso es lo mínimo que mereces, infeliz! –dice aún con lágrimas en los ojos. –eres un cobarde Esteban, un maldito miserable.

–¿De que hablas?.

–De nuestra hija, está devastada creyendo que no la quieres y con razón.

–¿De dónde sacas esa ridiculez?.

–No seas cínico, tú mismo me confesaste que dudas de su vínculo.

–¡Pues si! Pero nunca la he tratado diferente al resto.

–Ay por favor –ríe irónica –por una vez en tu vida se hombre y enfrenta los problemas. Realiza la maldita prueba de ADN para que salgas de dudas.

LM One Shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora