–Otra noche fuera de casa, Esteban –suspira abrazándose a si misma –¿Por qué te cuesta tanto creer en mí?.
Prometo serte fiel y amarte todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe.
Los recuerdos llegan una y otra vez atormentandola. No entendía por qué el destino se había ensañado tanto con ella, al punto de privarla de todo amor. No seas estúpida, Marcia, estás aquí por tus hijos.
–Mis hijos... –se levanta y acomodando una bata sobre su cuerpo, sale de la habitación.
Con cuidado camina por los pasillos de la mansión hasta detenerse frente a la puerta de los muchachos. Intentando no ser descubierta, abre lentamente la primera encontrando a Lucía durmiendo plácidamente con el celular entre sus manos.
A paso lento se acerca, toma el aparato con cautela y lo deja en la mesa de noche antes de besar la frente de su hija.
–Eres muy hermosa mi cielo –acacia su cabello. –y rebelde –sonríe.
Se queda unos segundos observándola hasta que se retira, entrando a la siguiente recámara. En ella encuentra al mayor de sus hijos y le es imposible retener la risa al verlo dormir. Dicen que hay hábitos que nunca mueren y eso pasaba con Hugo quién desde pequeño ocupaba todo el espacio en la cama, sin mencionar que su madre debía taparlo más de una vez en la madrugada.
Precisamente como acostumbraba a hacer veinte años atrás, se acerca en silencio cubriendo a su hijo con las mantas. Toma asiento a su lado y mientras lo observa dormir, de sus labios sale la dulce melodía que lograba dormirlo profundamente de bebé.
A dormir, a dormir
A dormir, mi bebito
Que tus sueños sean siempre
De amor, cariño y pazA dormir, mi bebé
Que los ángeles van
A cantarte y cuidarte
...–... Te convertiste en un joven muy guapo Hugo –con sus finos dedos acaricia el rostro del muchacho –te pareces mucho a tu papá –sonríe entre lágrimas.
Respira profundo y se levanta apagando la pequeña lámpara que le proporciona luz a la habitación. Se limpia las lágrimas y le brinda una última mirada antes de marcharse cerrando la puerta.
De regreso a su habitación, busca un vaso de agua la cuál bebe por completo antes de meterse bajo las sábanas y cerrar los ojos.
Al día siguiente despierta temprano y sola... Llevaba una semana viviendo en la propiedad y ni siquiera se molestaba en preguntar o reclamarle a su "esposo", pues conocía perfectamente la ausencia de este en las noches.
Luego de hacer la cama, se dirige al baño donde enjuaga su rostro y lava sus dientes, para luego bajar a la cocina. Al ser sábado no tenía trabajo y quería sorprender a los chicos con un desayuno.
–Inés, buenos días.
–Buenos días Marcia –saluda animada –¿Qué haces despierta tan temprano?.
–La costumbre –da de hombros.
–Anoche tampoco llegó a dormir verdad.
–No –suspira.
–Mi hermano está confundido, pero en el fondo te sigue amando. Sólo no le digas nada, si él o Lucrecia me escuchan..., ya sabes.
–Tranquila –ríe negando –no pienso contarles nada y lamento contradecirte Inés, pero estás equivocada. Tu hermano no me ama.
–Si lo hace, aunque ambos estén actuando mal. Tú por obligarlo a casarse y él por tratarse así, aunque no está bien lo que hiciste, mereces respeto.
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LM One Shot
FanfictionNo es historia, sólo son algunos one shots inspirados en capítulos de la novela