¡No Te Acerques!

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–Espérame –le sostiene la cintura con firmeza. Temía que terminase en el suelo –Con cuidado Marcia.

–No te me acerques mucho –balbucea –No, no, ¡no me toques Esteban! –lo manotea para que se aleje.

–¡Estoy evitando que te revientes la cabeza contra el piso! –dice exasperado.

–No te acerques –lo señala con el dedo de forma amenazante a medida que camina hacia atrás mientras que, con torpeza, se desprende de los tacones, dejándolos tirados en el piso.

–Marcia, sólo intento ayudar –lentamente y sin hacer caso a sus reclamos, comienza a acercarse. La pelirroja podría enredarse con sus pies en cualquier momento y necesitaba estar cerca para evitar un accidente. –No te haré daño.

–N-no es porque eso que te quiero lejos –sisea frustrada. –Esteban, no te acerques por favor, no lo hagas porque... –las palabras quedan en el aire cuando la parte trasera de sus rodillas choca con la cama provocando que pierda él equilibrio y caiga sobre la misma, aunque no sola. Esteban estaba tan cerca que como acto reflejo se agarró de su saco ocasionando que callera sobre ella.

La proximidad de sus cuerpos aumenta la tensión. Sus bocas están separadas por apenas unos centímetros y la respiración se les comienza a volver pesada.

El empresario apoya una de sus manos en el colchón para evitar que Marcia cargue con su peso, y su otra mano la lleva al rostro de la pelirroja, apartando con delicadeza el cabello que cubre parte de su bonita cara.

–¿Por qué no me quieres cerca? –murmura clavando su mirada en ella.

–Porque si sigues así no podré resistirme –confiesa pasando las manos por la cara del moreno. Acaricia su rostro y luego enreda los dedos en el oscuro cabello –Luego de tantos años sigues provocando mariposas en mi estómago... Te sigo deseando como el primer día y no, no, no... –jadeante por la cercanía de sus cuerpos, lo acerca más a su rostro hasta unir sus labios –no quiero... –murmura contra su boca antes de devorarla con total locura.

No podía resistirse más, el deseo oculto que sentía por su esposo la estaba consumiendo y sentía explotar cada vez que lo tenía cerca. Solía aparentar seguridad frente a él, cuando realmente moría por dentro.

Eran demasiados los problemas en su vida para dejarse llevar así, sin embargo, estaba cansada de luchar, de ser ella contra el mundo. También tenía ganas de ser feliz, de sonreír, de ser amada y deseada. Sabía que su esposo no era la persona más indicada para todo eso, pero lamentablemente para ella, Esteban Lombardo era el único hombre que la hacía sentir mujer.

Ahora, con unas cuantas copas de vino en su interior, la verdadera Marcia Cisneros salía a la luz. Podía portar ropa elegante y otro color de cabello, pero no habían rastros de Marisa Jones en esa habitación, simplemente era ella, esa mujer humilde que temblaba en los brazos de su único amor.

Sus tibias lenguas se mueven intentando saborear cada parte del otro. Se estaban devorando y no sólo con el pensamiento.

Los jadeos comienzan a llenar la habitación cuando el empresario comienza a moverse sobre ella, rozando sus intimidades a través de la ropa. El moreno abandona su boca para bajar a su cuello, comenzando un camino de besos ardientes por esa delicada piel. Besa su clavícula y mordisquea algunas zonas hasta llegar al escote, pero, cuando intenta apartar la blusa para liberar sus senos, ella lo empuja a un lado.

Rápidamente toma asiento en la cama llevándose la mano al pecho para calmar su desenfadada respiración.

–¿Qué pasa? –la abraza por detrás.

–N-ecesito una ducha fría –arrastra las palabras.

–Bien –frunce el ceño sin entender el cambio de actitud. –Te acompaño.

LM One Shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora