Positivo I

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Positivo.

El resultado me hace sudar frío.

Las náuseas regresan y debo apoyarme en el lavabo cuando mi cabeza comienza a dar vueltas.

Cierro los ojos respirando profundo, debo calmarme para poder pensar con claridad.

Inhalo y exhalo.

Repito la acción unas cuatro veces, hasta sentir mi pulso relajado.

Abro el grifo y baño mi rostro con agua fría. Luego de secarme con una toalla, tomo nuevamente la prueba entre mis manos.

-Positivo -murmuro con voz temblorosa.

Confirmar lo que ya sabía no hace más que aumentar mis nervios. Llevaba días sintiéndome mal, todos los atribuyen a mi estado de salud, sin embargo, nadie conoce mi cuerpo mejor que yo y estos malestares los sentí por primera vez cuando descubrí que esperaba a mi segundo bebé.

Aún no entiendo cómo pude ser tan irresponsable y no usar protección, peor aún, cómo fui tan estúpida al entregarme nuevamente a Esteban.

Mi regreso a México estaba anclado a dos objetivos, ahora estoy arruinando todo.

¿Qué haré con un hijo en esta etapa de mi vida dónde he sido condenada hasta por mi propia familia?.

Si Lucía y Hugo se enteran me odiarán más, en Esteban no quiero ni pensar y en el resto... Definitivamente nadie puede conocer mi estado.

Actúe mal, cometí un error y debo afrontar las consecuencias, debo proteger a esta criatura sobre todas las cosas y eso depende de mi silencio. No quiero que nadie atente en su contra.

Aún recuerdo cuando Esteban y yo descubrimos que seríamos padres primerizos. La felicidad no cabía en nosotros, sin embargo, no todos estaban contentos, mucho menos Lucrecia. Su maldad fue tanta que intentó acabar con mi embarazo dándome a beber un té abortivo. Afortunadamente me di cuenta a tiempo y el incidente no pasó a mayores, sin embargo, ese recuerdo no sale de mi memoria, no puedo olvidarlo, no lo haré.

En ese tiempo era demasiado ingenua y por amor a mi esposo fui capaz de todo, incluso callar para no provocarle dolor. Ahora es distinto, ya nadie puede pisotearme y si debo matar para proteger a los míos lo haré.

-¿Marcia? ¿Marcia, estás aquí?.

Con torpeza escondo la prueba en el bolsillo trasero de mi pantalón de pijama y limpiando mis lágrimas, salgo del cuarto de baño.

-Inés, aquí estoy.

-¿Estabas llorando? -frunce el ceño.

-No es nada -sonrío -amanecí un poco indispuesta, creo que me va a agarrar una gripe.

-La cena está lista, mi hermano avisó que llegaría tarde porque tiene mucho trabajo.

-Claro -resopla.

Ese trabajo tiene nombre y apellido: Paula Ferrer.

-¿Bajas a cenar? -me regala una cálida sonrisa.

Inés es la única persona a la que aprecio de esta casa y de esta familia. Fue la única que nunca se opuso a mi relación con su hermano, incluso a mi regreso ha demostrado gozo con mi matrimonio. Ella cree que merecemos una segunda oportunidad, aunque después de las mentiras de Lucrecia, no está muy contenta conmigo.

-No, no me siento bien, no tengo apetito.

-Pero debes comer, no puedes acostarte con el estómago vacío.

-De verdad, no tengo hambre -presiono mi estómago.

Hablar de comida aumenta las náuseas.

-Te traeré un té, no te ves nada bien.

LM One Shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora