Enemy to lovers (Aemond Targaryen) (Aegon II Targaryen)

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- Maldición Aly - la princesa escuchaba lo emocionado que estaba el príncipe - Eres hija del maldito Daemon Targaryen - soltó una risita tras decir eso - Puedo jurarte que ese hombre apareció en la mayoría de mis pesadillas cuando era un niño y estoy seguro que incluso atormenta las pesadillas de mi abuelo - Aegon aparentaba fascinación, eso lo hacía para que la princesa no se sintiera tan mal e incluso pensaba que al decir eso a ella se le escaparía una risa pero no fue así

- Cállate Aegon, nos pueden escuchar - la princesa estaba estresada y un poco harta del comportamiento del príncipe

- Estamos en nuestro lugar, nadie nos puede escuchar incluso si estuviéramos fornicando nadie podría escucharnos - Alysanne lo fulminó con la mirada pero tenía razón el peli blanco, desde pequeños habían escogido el hueco que había en la gran mesa de piedra donde había miles de velas y arriba de esta se encontraba el craneo de Balerion, el terror negro - Aemond... ¿él lo sabe?

- No

- ¿Piensas decirle?

- No - suspiró - No lo sé, eres el único a quien le he confiado esto 

- Aly, igual debo de confesarte algo - el tono del príncipe cambio por uno serio y preocupado, eso era raro en él - pero debo mostrártelo, debes de estar a la hora del búho en los pasadizos

- No puedo Aegon

- ¿Por? - la peli blanca notó la sorpresa que emitía su voz

- El maestre Mellos calculó que puedo estar en días fértiles - Aegon rodeo los ojos y por el tono de la peli blanca notaba la tristeza que habitaba en ella

- No saben que cuando más quieres algo, menos lo obtendrás

Divisaron que nadie estuviera cerca, Aegon ayudo que la princesa saliera del hueco y ambos sacudieron sus ropajes que se encontraban llenos de polvo y tierra.

- Hare lo posible para estar en los pasadizos, ¿okay?

Susurro la princesa para después retirarse del lugar, caminaba y sacudía su vestido al mismo tiempo, realmente le gustaba compartir tiempo con el mayor de sus tíos, era como si el estar con él su niña interior saliera a flote y se sentía segura e incluso segura de ella misma.

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La princesa cepillaba su cabello mientras esperaba a su esposo, la mente de ella no podía estar tranquila y no solo por la recién noticia de quien era su padre sino que había notado preocupación en Aegon sobre lo que le quería confesar, sabía que tenía que ver con algo fuera del castillo pero no se imaginaba lo que podía ser y eso hacía que sus nervios estuvieran de punta pero su atención volvió al  presente cuando escucho las puertas de los aposentos abrirse y cerrase, divisó al peli blanco que era su esposo, trato de regalarle una sonrisa pero fue imposible pues después de la pelea de la noche anterior no habían cruzado alguna palabra. Aemond se acercó a su esposa, tomó delicadamente sus manos para después poner sus rodillas en suelo y así colocar su cabeza sobre el regazo de ella. 

- Perdóname - Alysanne pudo notar lo cansado que estaba así que acaricio los cabellos blancos del príncipe, no era cansancio físico sino era agotamiento de todo lo sucedido

- No es tu culpa - la princesa tomo una gran bocana de aire - Es mía, debes perdonarme a mi, perdóname por no poder llevar a tu heredero en mi vientre... te he fallado - Aemond dirigió su mirada a ella y coloco sus manos en el rostro de ella para después acercarse más a él