Enemy to lovers (Aemond Targaryen) (Aegon II Targaryen)

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- No tengo idea de como se entero, te lo juro Aly - Aegon recargaba su cabeza en la húmeda y fría pared - Se supone que no debíamos de estar aquí

- Tenia que despedirme de mi mejor amigo, ¿no?

- Aly, sabes que somos más que amigos - la miró de reojo y con cuidado tomó su mano pues no iba a dejar que siguiera mordiendo la carne que estaba alrededor de sus uñas - lo que sentimos va más allá de nuestras capacidades, no lo entendemos porque nunca lo buscamos o lo pedimos, solamente estaba ahí como si estuviéramos destinados... como si nuestros destinos estuvieran entrelazados

- No quiero alejarme de ti - los ojos de la princesa se cristalizaron, Aegon aún recargado en la húmeda pared la jalo hacia él para así envolverla entre sus brazos así guardando la cabeza de Alysanne en su pecho

- Pero tienes que hacerlo - El peli blanco acariciaba la delicada espalda de su sobrina, en cualquier momento él le podía decir la verdad sobre Aemond pero ella lo había escogido y no haría nada para cambiar su opinión - ¿Cómo está él? - la joven se limitó a levantar los hombros

- Aun no está seguro si creerme el que nunca estuvimos juntos

- Alysanne Targaryen, tercera con el nombre - la separó de su pecho para poder divisar aquellos ojos azules que desde niño le encantaban - Nunca me darías el privilegio - el peli blanco le regaló una sonrisa aunque la decisión que ella había tomado le dolía en cada parte de su ser, no iba a dejar que lo notara, no por su ego sino porque sabía que Alysanne se sentiría culpable y jamás permitiría eso.

Justo en ese momento pudieron entregarse el uno al otro como un acto de despedida, un cierre por completo a lo que una vez fueron y a lo que pudieron ser pero ninguno dio el primer paso, tal vez no quería más culpa en sus hombros o tal vez ambos querían perseverar ese amor sin la necesidad de un acto íntimo.

Aegon sabía algo y era que Aemond era un completo hipócrita, haciendo que en los hombros de Alysanne recayera toda la culpa mientras que él había hecho cosas peores con su propia hermana y esposa de su hermano. El mayor de los príncipes tenía todo para arruinar a su hermano pero una parte de él no haría nada para dañarlo mientras que la otra quería salir a defender a su amada pero por el bien de sus hijos y de la poca estabilidad que le quedaba a Alysanne prefirió guardárselo así una vez más renunciando al amor de su vida.

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- ¿Alysanne? - el castaño divisó como la antes mencionada baja de su dragón, Silverblack - ¿Qué haces aquí?

- Jace - dijo con una gran sonrisa pues últimamente su estancia en el desembarco del rey era agria y mucho más la compañía de su esposo, sin pensarlo corrió hacia el castaño para después darle un cálido abrazo, haciendo que él estuviera confundido pues en toda su vida nunca había recibido alguna muestra de aprecio por su prima o incluso una sonrisa

- ¿Estás bien? - La peli blanca asintió repetidas veces pero no pudo controlarse, cada músculo de su cuerpo había estado en estrés sin contar la tristeza e incomodidad que sentía desde que su esposo se volvió frío y rara vez le dirigía la palabra, en los últimos dos meses la fortaleza roja se había vuelto un infierno para ella entre la indiferencia de su esposo, ver como el antes mencionado pasaba bastante tiempo con los mellizos, Aegon y ella se evadían e incluso si llegaban a cruzarse se ignoraban y la Reina estaba demasiado ocupada con asuntos del Rey, lo que una vez fue su hogar ya no lo era más, todo eso hizo que cayera en un llanto profundo.

La escena que estaba viendo jace le era completamente extraña, Alysanne siempre había demostrado que no tenía sentimientos o era lo que él pensaba ya que con solo su mirada irradiaba frialdad y superioridad pero ahora ella estaba llorando en su hombro como si fuese alguien indefensa.