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Después de pasar gran parte de la noche con Gaemon. Aemond y Alysanne decidieron pasar la noche en aquella habitación diminuta e incluso la cama era demasiado incómoda pero nada de eso importó pues Gaemon estaba entre ellos y era lo que ambos peli blancos necesitaban.

A la mañana siguiente, el pequeño seguía dormido pero ninguno de los adultos quería irse sin despedirse. Aemond recargado en su mano admiraba la belleza de su esposa y la tranquilidad que poseía el pequeño a lo contrario de Alysanne que solo jugueteaba con las pequeñas manos de Gaemon.

- Aegon y tu, ¿arreglaron algo?- la peli blanca rodeó los ojos tras escuchar aquel nombre y negó levemente con la cabeza. Aemond lo podía deducir, lo dedujo desde la noche pasada, cuando entró con el pequeño Gaemon en brazos y unos panecillos que no sabían nada agradable y no pudo divisar a su hermano - Aly - el peli blanco tomó con cuidado la mano de su esposa y dio un leve apretón, cuando ambas miradas conectaron, soltó de una manera tranquila - Esta bien, esta bien si aún lo amas - Aemond le regaló una leve sonrisa a Alysanne y después depositó un delicado beso en su mano

No pasó mucho tiempo para que el pequeño se despertara y cuando estaba listos para despedirse, las palabras que salieron de Gaemon hicieron que a ambos peli blancos se les congelara la piel - ¿Por qué siempre me dejan?

Alysanne se puso encuclillas para poder tomarlo por los hombros pero no encontraba las palabras correctas pero fue gracias a Aemond que copió la acción de su esposa - Te prometo que no falta mucho para que eso cambie - tras escuchar aquellas palabras el niño sonrió y trato de abrazar a ambos pero sus pequeños brazos se lo impedían pero eso no le importó.

En todo el camino, sus manos estaban entrelazadas y una vez que llegaron a los pasadizos del castillo. Aemond le quitó con cuidado la capa a su esposa, quien lo veía sorprendida - ¿Por qué le dijiste eso? - Alysanne estaba un poco molesta, sabía muy bien que aquello que había prometido su esposo, sería imposible y solo le daría falsas esperanzas al pequeño pero al parecer Aemond estaba tranquilo.

- Porque es verdad

- No

- Si - Aemond paso con cuidado su pulgar por el rostro de Alysanne -Hablaré con mi madre

- Aemond, no, esos no son los deseos de Aegon 

- Me importa una mierda Aegon 

- Gaemon es su hijo, no el de nosotros 

- El mundo es un lugar peligroso para Gaemon 

- Tal vez correría más peligro aquí - Alysanne tomo con cuidado las manos de su esposo - El castillo no es un lugar seguro para él 

Aemond asintió y planto un leve beso en los labios de su esposa, le dolía estar alejado de Gaemon pero sabía que Alysanne tenía razón. 


Pasaron los meses, el vientre de Helaena se mostraba mas abultado día tras día, solo faltarían dos meses para que su parto se llevara a cabo según los maestres, en esos meses Aegon había estado ausente en la vida de Alysanne pero no en la de Aemond, era extraño ver aquel par de hermanos pasar el tiempo y aun más verlos entrenar juntos. El matrimonio de Alysanne y Aemond, había mejorado, las peleas habían desaparecido, otra vez compartían aposentos y la idea de quedar encinta había desaparecido pues ahora cada que podían se escabullían a Flea Bottom para pasar tiempo con el pequeño Gaemon. 


Aquella noche, donde la luna estaba en todo su esplendor y podía iluminar todo King's Landing por su brillo. Alysanne se encontraba dentro de la tina de sus aposentos, su cuerpo agradecía el calor que emanaba el agua y podía sentir una paz, cerraba los ojos para poder descansarlos y pudo sentir como unas manos pasaban por sus hombros y dejaban un leve masaje en estos. 

Enemy to lovers (Aemond Targaryen) (Aegon II Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora