Enemy to lovers (Aemond Targaryen) (Aegon II Targaryen)

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Aegon miraba con cierta ternura aquella escena, Alysanne jugaba con el pequeño Gaemon pues desde lo sucedido hace un mes, la peli blanca no había salido de sus aposentos y no fue hasta esa tarde que le pidió a su tío que la llevase a Flea Bottom para que la llevara con el pequeño peli blanco pues ese humano tan pequeño era el único fue el único capaz para calmar el corazón de la princesa, era como si estar con él la tristeza se desapareciera de su cuerpo, la princesa podía notar como el niño había ganado peso y tenía el mismo brillo en los ojos que Aegon.

Una vez que el pequeño cayó en un profundo sueño, Aegon le sugirió a la princesa que era buena hora para regresar y aunque ella coincidió con él, Lady Mysaria pidió un momento a solas con la princesa, a los dos peli blancos les desconcertó aquella petición pero la princesa accedió. El gusano blanco como era mejor conocida la llevo a una habitación alejada, esta era lujosa, los cojines eran de seda al igual que las sábanas, tomó asiento en uno de los cojines que había en el piso y antes de que alguna de ellas hablara, la morena la miró de pies a cabeza.

- Mis condolencias por su pérdida, princesa - Alysanne no se sorprendió pues aunque la noticia de su embarazo no había llegado más allá de su familia, maestres, algunos guardias y criadas, sabía que en las últimas no se podía confiar demasiado - Pensé, que usted llegaría a ser una buena madre después de observar cómo trata al niño bastardo del príncipe Aegon

- ¿Puede ser directa? Por favor - Alysanne no quería sonar grosera o prepotente pero el recuerdo de su hijo no nacido la quemaba por dentro

- He ayudado y asegurado a mujeres a no ser amenazadas con un alumbramiento, más de las veces que quiero contar - la mujer saco una pequeña bolsa de tela - Eres una Targaryen, maldecida con un vientre frágil pero yo no he pedido que vengas aquí solo para recordarte tu desgracia o mala suerte. Pedí hablar contigo a solas para darte una opción

- ¿Opción?

- Oportunidad si así le quieres llamar - le entregó aquella bolsa de tela con varias hierbas dentro - o si es lo que deseas, al igual que he ayudado a mujeres a no ser amenazadas con alumbramiento he ayudado a mujeres a ser bendecidas con uno

- ¿Cómo se que estás hierbas no me llevarán a mi muerte? - la morena la miró divertida - ¿Por qué los maestres no me habrían brindado antes esto si es que realmente funciona?

- Los maestres no son mujeres, no conocen nuestros cuerpos como lo hacemos nosotras mismas, ellos nunca han llevado una semilla- la propuesta era tentadora pero no tomaría el riesgo, a parte se había jurado a sí misma que no intentaría quedar en cinta una vez más - Pero es su decisión, princesa - la peli blanca agradeció a la mujer y antes de salir de aquella habitación pudo escuchar como la morena susurraba algo - Si su decisión cambia, deberá pensar si su heredero será el mismo que el de su esposo - la peli blanca no le tomo importancia, tal vez había escuchado mal por la distancia que ya había entre ellas.

Aegon la tomó por los hombros y analizó todo el cuerpo de ella con la mirada como si buscara algún rasguño o algo por el estilo - Estoy bien - soltó con una leve sonrisa la princesa.

El camino hacia la fortaleza fue callado, nadie los reconocía y eso era ganancia para ambos pues se habían escabullido a plena luz del atardecer. Una vez que llegaron a los pasadizos, se separaron y cada uno fue a sus respectivos aposentos, pero al llegar al que alguna vez le perteneció, el cuerpo de la princesa quedó petrificado por unos momentos al divisar que su esposo la esperaba recargado en uno de los pilares, observando cada movimiento que ella realizaba.

- Pensaba que estabas entrenando - soltó amargamente pues el susurro que creyó escuchar de Lady Mysaria aun estaba en su cabeza

- Le pedí a Cole que lo pospusiera, quería pasar tiempo contigo pero al parecer estabas ocupada - Aemond la seguía con la mirada, divisaba como la peli blanca se quitaba de su capa y cambiaba sus ropajes por unos más elegantes. Fue ahí, al verla desnuda que se dio cuenta cuánto extrañaba a su esposa, extrañaba tocar su cuerpo, tener intimidad con ella pero ambos seguían de luto por su bebé y aunque extrañara estar dentro de ella sabía muy bien que el miedo y la tristeza se iban a apoderar de ambos